Junto con Miguel Pachas Almeyda, y a los lados del busto de César Vallejo, autor de Georgette Vallejo al fin de la batalla (2008).
VALLEJO SIN FRONTERAS se abre a la difusión del estudio y la creación artística en torno a la obra o figura de César Vallejo. Se distancia de las lecturas típicas y tópicas sobre este autor universal y, más bien, apuesta por lo heterodoxo; aunque con hondura intelectual, rigor persuasivo. Representa, asimismo, el medio de comunicación del VALLEJO SIN FRONTERAS INSTITUTO (VASINFIN). Contacto: vasinfin@gmail.com
lunes, 29 de septiembre de 2014
viernes, 19 de septiembre de 2014
Fozy Lady! do Foz do Iguaçu
P.G., Fozy Lady! (Foz do Iguaçu, Brasil: VASINFIN/ Guardanapo, 2014)
Novela corta que es, de modo simultáneo, una autobiografía apócrifa de Pedro Granados o Juvenal Agüero y una biografía, también apócrifa, de César Vallejo. Traducida por Bruno Melo Martins al portugués. Edición princeps, reducida, artesanal, casi secreta y radicalmente venal (apenas 20 reales) que está a su alcance en Foz do Iguaçu (contactar con Bruno o con la librería Kunda) y que en el Perú, a modo casi de infidencia, se distribuirá durante el Congreso Internacional "Vallejo Siempre" a llevarse a cabo entre las ciudades de Lima y Trujillo a mediados de octubre.
Fragmento de la novela:
http://letras.s5.com/pgra180414.html
domingo, 14 de septiembre de 2014
La 'novela' de Trilce
Eduardo González Viaña (Vallejo en los infiernos, 2009) escribe para enfatizar o corroborar la tesis de Roberto Bolaño (Monsieur Pain, 1999). Conclusión: Vallejo fue siempre -no sin razón- un perseguido político. Para sustentar este diseño estético-ideológico de sus novelas, tanto el escritor chileno como el peruano, elaboran un héroe sin fisuras. Galante, masculino, vengador, comprometido contra la injusticia, permanentemente correspondido en la amistad y solidaridad por sus amigos de la Bohemia de Trujillo, en el caso de Vallejo en los infiernos; y, por lo tanto, diseño del héroe que trasvasa hacia aquel grupo trujillano todo (Zoila Rosa Cuadra, Haya de la Torre, Alcides Espelucín, Antenor Orrego, etc.). La novela de González Viaña no es sólo sobre César Vallejo; en realidad, es una elegía del Grupo Norte a través de un carácter emblemático, el poeta que nació en Santiago de Chuco. En este sentido, el político, es un texto que declara sus simpatías hacia el aprismo que fundara, y sólo a este aprismo originario, Víctor Raúl Haya de la Torre. Por su parte Monsieur Pain, conocida también como La senda de los elefantes, reconstruye a Vallejo -los últimos instantes de su vida y de su enigmático hipo en la Clínica Arago de París-- a través de las andanzas y perplejidades del protagonista de la novela, el mesmerista Pierre Pain, una vez que va intuyendo y, atando cabos, convenciéndose del asesinato del poeta peruano a manos del fascismo internacional. Años 20 del siglo pasado: post guerra, Guerra Civil española y preparación a la hecatombe de la Segunda Guerra Mundial. Vallejo, pagando con su vida su adhesión política a uno de esos dos bandos. Ambos novelas, por otro lado, persuasivas y muy bien escritas.
Sin embargo, ambos autores --como la mayoría de vallejólogos hasta hoy en día-- evitan Trilce o sólo lo rodean; ciertamente por complejo e incómodo (de “incómodo Polifemo”, J. L. Borges dixit). Es decir, González Viaña acaso escribió la novela de Los heraldos negros; como Bolaño, por su parte, ha ensayado la suya en base a los poemas de París. Pero nos falta la novela política de Trilce. O, de modo prejuicioso, de antemano este poemario no lo consideramos político. Sin duda, nos hace falta entender todavía mejor este libro y la estancia, desde 1918 hasta prácticamente su partida o huída a Europa en 1923, de César Vallejo en la capital del Perú. Aunque esta opacidad de militancia política del poeta, en contraste a la de otros insignes amigos suyos trujillanos, ya ha llamado la atención de los críticos especialistas en su obra. Cabe aún preguntarse: Es que Vallejo no militó en Trilce y sólo se dejó, por aquellos años, absorber por su pasión con la quinceañera Otilia Villanueva Pajares. Es que Trilce queda encerrado en la cárcel de Trujillo. O es que, en el poemario de 1922, Vallejo juntó varios fragmentos -y una imagen de sí mismo en ellos, muy lejos de la unitaria y didáctica que comunican las novelas que sucintamente vamos reseñando- y militó políticamente de otro modo.
Actualmente, si no se trata en específico de una novela, tratamos de responder a dichas preguntas en un libro que vamos terminando; su título “Trilce: húmeros para bailar”. Nos vemos en el capítulo próximo.
Tomado de Novelas sobre César Vallejo
sábado, 6 de septiembre de 2014
NOTA DE PRENSA SOBRE TRILCE: HÚMEROS PARA BAILAR
Título: Trilce:
Húmeros para bailar
Autor: Pedro Granados
Editor: VASINFIN
Ciudad: Lima
Año: 2014
128 páginas
ISBN: 978-612-46756-0-7
Reseña:
Al proponernos un con-vivir performático con César
Vallejo (no se trata ya de apenas leerlo), a partir de una partitura de
inscripciones (no se trata más de escribir) musicales (la marinera y sus fugas y síncopes, etc.) y sexuales (amores con
Otilia y sus ramificaciones) vinculada orgánicamente a la cultura andino-mestiza
de los arrabales festivos en formación y movimiento de la Lima de los 1900 y
pico, Pedro Granados impugna, de golpe, las consabidas interpretaciones
político-esencializantes y nos abre, en un abanico risueño, el vaivén
diagramático de Trilce a los textos
de antes y después. El mismo Vallejo vendría a decir más tarde, en los Poemas Humanos: “Quiero escribir, pero
me sale espuma”/(…) “Quiero escribir, pero me siento puma”, como si mencionara
toda esa cosa que viene de abajo, de los costados y de dentro que embiste las
palabras.
Amálio Pinheiro (Trad.
Giane Lessa)
PUC-São Paulo
BIODATA:
Pedro Granados (Lima, 1955) es Bachiller en
Lingüística y Literatura, por la Pontificia Universidad Católica del Perú, con
una tesis sobre la poesía de Javier Sologuren; Master of Arts, por Brown University, con un
trabajo sobre la Fábula de Polifemo y
Galatea de Luis de Góngora; y Ph.D
(Hispanic Language and Literatures), por Boston University, con una tesis
titulada Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo (Lima: PUCP Fondo
editorial, 2004). También lleva
publicada --aparte de numerosos artículos en revistas especializadas como Lexis, Variaciones Borges o Anales
Galdosianos-- la colección de
ensayos Vallejo sin fronteras (2010), Autismo
comprometido: Sobre poesía peruana reciente (2013), Breve teatro para leer: Poesía dominicana reciente (2014) y Trilce: Húmeros para bailar (2014).
Granados forma parte del cuerpo docente de la Maestría en Literatura
Hispanoamericana de la PUCP. Del 2011 al
2014 fue profesor visitante en la Universidade Federal da
Integração Latino-Americana (Brasil).
Actualmente preside el “Vallejo sin Fronteras Instituto”
(VASINFIN). Asimismo, ha publicado una
docena de libros de poesía. Y en
narrativa Prepucio carmesí y otras
novelas cortas (2012); así como ¡Fozy
Lady! (2014), novela corta bilingüe (español/ portugués) que es tanto una
autobiografía apócrifa como una biografía, también apócrifa, de César Vallejo.
miércoles, 3 de septiembre de 2014
Trilce: húmeros para bailar/ Amálio Pinheiro (Prólogo bilingüe)
Prof. José Amálio de Branco Pinheiro
PRÓLOGO a Trilce: húmeros para bailar
Ao nos propor um
con-viver performático com César Vallejo (não se trata já de apenas ler), a
partir de uma partitura de inscrições (não se trata mais de escrever) musicais
(a marinera e suas fugas e síncopes
etc.) e sexuais (amores com Otilia e suas ramificações) vinculada organicamente
à cultura andino-mestiça dos arrabaldes festivos em formação e movimento da
Lima dos 1900 e poucos, Pedro Granados impugna, de chofre, as consabidas
interpretações político-essencializantes e nos abre, em leque risonho, o vaivém
diagramático de Trilce aos textos de
antes e depois. O mesmo Vallejo viria a dizer mais tarde, nos Poemas Humanos: “Quiero escribir, pero
me sale espuma” /(...) “Quiero escribir, pero me siento puma”, como a mencionar
essa coisa toda vinda de baixo, dos lados e de dentro que abalroa as palavras.
Desse modo são
postos em ação e presença, através de glossolalias e mesclas rítmico-poéticas
represadas no papel (em ziguezague com a rua e suas gingas e cadências), aquilo
que uma crítica acabrunhada não consegue ver: os aspectos gozosamente múltiplos
e variantes de uma cultura índio-mulata que não se explica pelos dualismos
ocidentalizantes (interno e externo, cultura e natureza, signo e referente) de
plantão e ainda em voga. Trilce (todas
essas aves falando dentro da boca) seria o espaço mítico de máxima concentração
e contração sintáticas desse excesso metonímico em que, “a modo de un
indigenismo minimalista incluyente”, não se produz sentido, mas um território
de possíveis que encadeia as alteridades (mapeado pela tendência dos povos
ameríndios à incorporação barroquizante do exógeno assimétrico).
Mais ou menos:
nunca podemos saber o que é o outro, mas podemos tê-lo em nós. Ou como diria o
próprioVallejo: “Índio después del hombre y antes de él!”. Por isso, vai
desdobrando o vallejista peruano, não se pode pensar uma filosofia ameríndia,
já que não podemos ser pensados a partir da “evolução” do pensamento do
Ocidente, e a partir de um modo de conhecimmento apenas humano-racional, o que
é poética e antropologicamente grave. Daí serem tão importantes, com Pedro
Granados, as análises erótico-numéricas (“h(n)úmeros para bailar”), em que o cholo de Santiago de
Chuco/Trujillo/Lima/Paris destrincha e dissipa, na confluência das comissuras
do sexo, dos contornos da dança e da marchetaria oralizante, e junto a
pertinentes acontecimentos biografemáticos (veja-se a saga Otilia/mãe/filho
abortado etc.), as batidas sínteses e dialéticas pós-coloniais, pós-hegelianas
e pós-modernas, sempre sucessivas e epocais, em curso. Sequer o conceito de
modernidade pode conter um campo de relações em contínua reversão
progressivo-regressiva, visto que as transformações desviantes e as
metamorfoses impedem toda ordenação estrutural fixa.
Daí ser de tanto
interesse, neste Trilce de Pedro
Granados, a interação, na acupuntura dos versos e estrofes, entre um devir-índio,
um devir-crioulo e o devir-qualquer-coisa, essa entrada dos objetos da paisagem
nos corpúsculos e interstícios (Lezama Lima) do poema, mapeados rizomática e
silabicamente pelos ensinamentos, cromatismos e gestos gráficos do sol e do
mar.
Amálio Pinheiro
PUC – São Paulo
PRÓLOGO
Al proponernos un con-vivir
performático con César Vallejo (no se trata ya de apenas leerlo), a partir de
una partitura de inscripciones (no se trata más de escribir) musicales (la marinera y sus fugas y síncopes, etc.)
y sexuales (amores con Otilia y sus ramificaciones) vinculada orgánicamente a
la cultura andino-mestiza de los arrabales festivos en formación y movimiento
de la Lima de los 1900 y pico, Pedro Granados impugna, de golpe, las consabidas
interpretaciones político-esencializantes y nos abre, en un abanico risueño, el
vaivén diagramático de Trilce a los
textos de antes y después. El mismo Vallejo vendría a decir más tarde, en los Poemas Humanos: “Quiero escribir, pero
me sale espuma”/(…) “Quiero escribir, pero me siento puma”, como si mencionara
toda esa cosa que viene de abajo, de los costados y de dentro que embiste las
palabras.
De este modo se ponen en acción y
presencia, a través de glosolalias y mezclas rítmico-poéticas contenidas en el
papel (en zigzag por la calle y sus balanceos y cadencias), aquello que una
maniatada crítica no consigue ver: los aspectos gozosamente múltiples y
variantes de una cultura indio-mulata que no se explica por los dualismos
occidentalizantes (interno y externo, cultura y naturaleza, signo y referente)
canónicos y aún en boga. Trilce (todas esas aves hablando dentro
de la boca) sería el espacio mítico de máxima concentración y contracción
sintácticas de ese exceso metonímico en que, “a modo de un indigenismo
minimalista incluyente”, no se produce sentido, más sí un territorio de
posibilidades que enlaza las alteridades (mapeado por la tendencia de los
pueblos amerindios a la incorporación barroquizante de lo exógeno asimétrico).
Acaso de esta manera: nunca podemos
saber lo que es el otro, pero podemos tenerlo dentro. O como diría el mismo
Vallejo: “Indio después del hombre y antes de él!”. Por eso, va argumentando el
vallejista peruano, no se puede pensar una filosofía amerindia, ya que no
podemos ser pensados a partir de la “evolución” del pensamiento de Occidente, y
a partir de un modo de conocimiento apenas humano-racional, lo que es poética y
antropológicamente grave. De ahí que sean tan importantes, para Pedro Granados,
los análisis erótico-numéricos (“h(n)úmeros para bailar), en los que el cholo de Santiago de
Chuco/Trujillo/Lima/París desenreda y disipa, en la confluencia de las
comisuras del sexo, la elegancia de la danza y la carpintería oralizante, y
junto a pertinentes acontecimientos biografemáticos (véase la saga
Otilia/madre/hijo abortado etc.), las manidas síntesis y dialécticas
post-coloniales, post-hegelianas y post-modernas, siempre sucesivas y epocales,
en curso. Ni siquiera el concepto de modernidad puede contener un campo de
relaciones en constante reversión progresivo-regresiva, ya que las
transformaciones desviantes y las metamorfosis impiden cualquier ordenación
estructural fija.
De ahí de ser de tanto interés, en
este Trilce de Pedro Granados, la
interacción, en la acupuntura de los versos y estrofas, entre un devenir-indio,
un devenir-criollo y el devenir-cualquier-cosa, esa entrada de los objetos del
paisaje en los corpúsculos e intersticios (Lezama Lima) del poema, mapeados
rizomática y silábicamente por las enseñanzas, colores y gestos gráficos del
sol y del mar.
Amálio Pinheiro
(Trad. Giane Lessa)
PUC-São Paulo
martes, 2 de septiembre de 2014
La sangre de los élegos/ Javier Alvarado
He ansiado
respirar la sangre de los élegos
En bocanadas
familiares, otear ese espacio
Que perteneció
a los hijos en musical retama,
Ese odio de
Dios que nos golpea con temibles dedos
Esa copa
nublada de Vallejo, donde somos un poco
El heraldo
negro que levanta la ventisca en los hogares,
Un rastro en
el molino hasta desaparecer
Las crines de
los caballos
Y el
resplandor de la niñez
En las
semillas.
Hay algo aquí
que bate su conciencia
Como un
polluelo que respeta el esparadrapo de sus alas
Cuando aparece
la mujerte y su rompeolas
Donde vamos a
caballo sin blandir la espuela del solsticio
Alcanzando ese
dolor que habitamos
Y que nunca
cesamos de recorrer.
Javier Alvarado (Panamá, 1982)