El poeta, entre los Churata, es el autor de Ande (Alejandro), no Gamaliel (Arturo). Es decir, el poeta en estricto, el versificador. Alejandro Peralta, a su vez, influido directamente por Trilce; el franco vanguardista. Muy
al contrario de su hermano (Gamaliel), hechizado por Eguren y, otro
tanto, por Apollinaire (el de “Zona”: “sol/ cuello cortado”); sin
desprenderse del todo del modernismo y cierto simbolismo. Es como si el “Interludio Bruníldico”, del autor de El pez de oro (Arturo) se continuara en la poesía de su hermano. Virtual tema de estudio este diálogo y complicidad literaria entre ambos hermanos. Acaso Gamaliel discutiera con César Vallejo; pero no Alejandro.
Por
lo tanto, el interés de este volumen es ante todo documental; y acaso
el sesudo discurso de Mauro Mamani en el extenso prólogo (la mitad del
libro de 148 páginas), aquello que deba ser comentado. Y
elogiado por facilitar al especialista, luego de un arduo trabajo de
investigación, la “Suma poética de Gamaliel Churata” que, asimismo dicho
prólogo, enfatiza que aún “no ha sido estudiada”. Algunas
preguntas pertinentes a la narración de Mamani podrían ser, tomando
sólo en cuenta las páginas 22-23: ¿Es posible hablar todavía de forma y
contenido?; ¿Lo andino lo constituyen el paisaje y el ambiente? o ¿el
incorporar “significantes quechuas y aymaras”? Muy
probablemente (otro subtema a cotejar) Arturo Peralta en su poesía
jamás dejó de ser Juan Cajal: seudónimo hispánico que aquél usara para
acompañar sus poemas de influencia modernista.
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