miércoles, 3 de septiembre de 2014

Trilce: húmeros para bailar/ Amálio Pinheiro (Prólogo bilingüe)

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Prof. José Amálio de Branco Pinheiro





Ao nos propor um con-viver performático com César Vallejo (não se trata já de apenas ler), a partir de uma partitura de inscrições (não se trata mais de escrever) musicais (a marinera e suas fugas e síncopes etc.) e sexuais (amores com Otilia e suas ramificações) vinculada organicamente à cultura andino-mestiça dos arrabaldes festivos em formação e movimento da Lima dos 1900 e poucos, Pedro Granados impugna, de chofre, as consabidas interpretações político-essencializantes e nos abre, em leque risonho, o vaivém diagramático de Trilce aos textos de antes e depois. O mesmo Vallejo viria a dizer mais tarde, nos Poemas Humanos: “Quiero escribir, pero me sale espuma” /(...) “Quiero escribir, pero me siento puma”, como a mencionar essa coisa toda vinda de baixo, dos lados e de dentro que abalroa as palavras.

Desse modo são postos em ação e presença, através de glossolalias e mesclas rítmico-poéticas represadas no papel (em ziguezague com a rua e suas gingas e cadências), aquilo que uma crítica acabrunhada não consegue ver: os aspectos gozosamente múltiplos e variantes de uma cultura índio-mulata que não se explica pelos dualismos ocidentalizantes (interno e externo, cultura e natureza, signo e referente) de plantão e ainda em voga. Trilce (todas essas aves falando dentro da boca) seria o espaço mítico de máxima concentração e contração sintáticas desse excesso metonímico em que, “a modo de un indigenismo minimalista incluyente”, não se produz sentido, mas um território de possíveis que encadeia as alteridades (mapeado pela tendência dos povos ameríndios à incorporação barroquizante do exógeno assimétrico).

Mais ou menos: nunca podemos saber o que é o outro, mas podemos tê-lo em nós. Ou como diria o próprioVallejo: “Índio después del hombre y antes de él!”. Por isso, vai desdobrando o vallejista peruano, não se pode pensar uma filosofia ameríndia, já que não podemos ser pensados a partir da “evolução” do pensamento do Ocidente, e a partir de um modo de conhecimmento apenas humano-racional, o que é poética e antropologicamente grave. Daí serem tão importantes, com Pedro Granados, as análises erótico-numéricas (“h(n)úmeros para bailar”), em que o cholo de Santiago de Chuco/Trujillo/Lima/Paris destrincha e dissipa, na confluência das comissuras do sexo, dos contornos da dança e da marchetaria oralizante, e junto a pertinentes acontecimentos biografemáticos (veja-se a saga Otilia/mãe/filho abortado etc.), as batidas sínteses e dialéticas pós-coloniais, pós-hegelianas e pós-modernas, sempre sucessivas e epocais, em curso. Sequer o conceito de modernidade pode conter um campo de relações em contínua reversão progressivo-regressiva, visto que as transformações desviantes e as metamorfoses impedem toda ordenação estrutural fixa.

Daí ser de tanto interesse, neste Trilce de Pedro Granados, a interação, na acupuntura dos versos e estrofes, entre um devir-índio, um devir-crioulo e o devir-qualquer-coisa, essa entrada dos objetos da paisagem nos corpúsculos e interstícios (Lezama Lima) do poema, mapeados rizomática e silabicamente pelos ensinamentos, cromatismos e gestos gráficos do sol e do mar.

Amálio Pinheiro
PUC – São Paulo 


PRÓLOGO
Al proponernos un con-vivir performático con César Vallejo (no se trata ya de apenas leerlo), a partir de una partitura de inscripciones (no se trata más de escribir) musicales (la marinera y sus fugas y síncopes, etc.) y sexuales (amores con Otilia y sus ramificaciones) vinculada orgánicamente a la cultura andino-mestiza de los arrabales festivos en formación y movimiento de la Lima de los 1900 y pico, Pedro Granados impugna, de golpe, las consabidas interpretaciones político-esencializantes y nos abre, en un abanico risueño, el vaivén diagramático de Trilce a los textos de antes y después. El mismo Vallejo vendría a decir más tarde, en los Poemas Humanos: “Quiero escribir, pero me sale espuma”/(…) “Quiero escribir, pero me siento puma”, como si mencionara toda esa cosa que viene de abajo, de los costados y de dentro que embiste las palabras.

De este modo se ponen en acción y presencia, a través de glosolalias y mezclas rítmico-poéticas contenidas en el papel (en zigzag por la calle y sus balanceos y cadencias), aquello que una maniatada crítica no consigue ver: los aspectos gozosamente múltiples y variantes de una cultura indio-mulata que no se explica por los dualismos occidentalizantes (interno y externo, cultura y naturaleza, signo y referente) canónicos  y aún en boga. Trilce (todas esas aves hablando dentro de la boca) sería el espacio mítico de máxima concentración y contracción sintácticas de ese exceso metonímico en que, “a modo de un indigenismo minimalista incluyente”, no se produce sentido, más sí un territorio de posibilidades que enlaza las alteridades (mapeado por la tendencia de los pueblos amerindios a la incorporación barroquizante de lo exógeno asimétrico).

Acaso de esta manera: nunca podemos saber lo que es el otro, pero podemos tenerlo dentro. O como diría el mismo Vallejo: “Indio después del hombre y antes de él!”. Por eso, va argumentando el vallejista peruano, no se puede pensar una filosofía amerindia, ya que no podemos ser pensados a partir de la “evolución” del pensamiento de Occidente, y a partir de un modo de conocimiento apenas humano-racional, lo que es poética y antropológicamente grave. De ahí que sean tan importantes, para Pedro Granados, los análisis erótico-numéricos (“h(n)úmeros para bailar), en los que el cholo de Santiago de Chuco/Trujillo/Lima/París desenreda y disipa, en la confluencia de las comisuras del sexo, la elegancia de la danza y la carpintería oralizante, y junto a pertinentes acontecimientos biografemáticos (véase la saga Otilia/madre/hijo abortado etc.), las manidas síntesis y dialécticas post-coloniales, post-hegelianas y post-modernas, siempre sucesivas y epocales, en curso. Ni siquiera el concepto de modernidad puede contener un campo de relaciones en constante reversión progresivo-regresiva, ya que las transformaciones desviantes y las metamorfosis impiden cualquier ordenación estructural fija.

De ahí de ser de tanto interés, en este Trilce de Pedro Granados, la interacción, en la acupuntura de los versos y estrofas, entre un devenir-indio, un devenir-criollo y el devenir-cualquier-cosa, esa entrada de los objetos del paisaje en los corpúsculos e intersticios (Lezama Lima) del poema, mapeados rizomática y silábicamente por las enseñanzas, colores y gestos gráficos del sol y del mar.

Amálio Pinheiro (Trad. Giane Lessa)
PUC-São Paulo 

martes, 2 de septiembre de 2014

La sangre de los élegos/ Javier Alvarado




 

He ansiado respirar la sangre de los élegos
En bocanadas familiares, otear ese espacio
Que perteneció a los hijos en musical retama,
Ese odio de Dios que nos golpea con temibles dedos
Esa copa nublada de Vallejo, donde somos un poco
El heraldo negro que levanta la ventisca en los hogares,
Un rastro en el molino hasta desaparecer
Las crines de los caballos
Y el resplandor de la niñez
En las semillas.
Hay algo aquí que bate su conciencia
Como un polluelo que respeta el esparadrapo de sus alas
Cuando aparece la mujerte y su rompeolas
Donde vamos a caballo sin blandir la espuela del solsticio
Alcanzando ese dolor que habitamos
Y que nunca cesamos de recorrer.



Javier Alvarado (Panamá, 1982) 

sábado, 23 de agosto de 2014

César Vallejo. Una biografía literaria





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Informado y útil trabajo*, diseña un degradé desde la picaresca --y el juicio, aunque implícito, severo a las andanzas del pícaro y prófugo nativo de Santiago de Chuco-- a la elegía --a los versos hondos y el parisino, en aura de compromiso social, trance de muerte del poeta.  Hart jamás percibe el aspecto cultural, aunque expone los ladrillos e incluso glosa y comenta puntuales calas de Vallejo en lo andino.  Justo cuando  finalmente se impone hablar de sexo --incestuoso o no-- el crítico inglés calla.  “Parado en una piedra”, tal como lo expusimos en detalle en nuestro libro del 2004 (Cap.  III: “La poética del nuevo origen: La piedra fecundable de los poemas de París”)**, alude no sólo a una manifestación o “paro”;  sino también, de modo simultáneo, a una virtual cópula con la piedra, con la materia misma de lo incaico: sol --masculino-- que se ha transformado en algo femenino, aunque esta piedra ahora se halle “cansada” o en crisis y sea, luego, incluso la propia “España” del famoso poemario póstumo dedicado a la Guerra Civil.  Hart no percibe en su lectura la presencia de lo cultural, su constante opacidad y metamorfosis, sino únicamente como un museo de tópicos o taxonomía académica ya canonizada; un tanto como tampoco lo percibió la misma Georgette de Vallejo.  Pero el mismo poeta sí lo hizo e incorporó aquello en su propio proceso intelectual y artístico donde lo político no se contraponía a lo mítico.  Por esta razón, sus “Nostalgias imperiales” y su Trilce --que es versión escrita sintética y sincrética del mito de Inkarrí, elaboramos ahora mismo un ensayo sobre ello--  y su “Piedra cansada” son un mismo mito expuesto de modo minimalista y con vocación incluyente siempre.  De lo afro-limeño, primero, y después de las etapas iluminista y revolucioria de su experiencia europea: francesa y soviética, respectivamente.  Una biografía de Vallejo que no ventile aquel aspecto cultural en su relato  lucirá siempre destrabada e inevitablemente fragmentaria.   El problema es que Vallejo no hablaba nunca de esto, ni con su viuda ni con nadie.  Su experiencia de lo sagrado, nada exclusivista o individualista sino más bien comunitaria,  se tocaba con su radical experiencia de la poesía y para él, tal como en aquellos versos finales de “Huaco” (“[Yo soy]Un fermento de sol/ levadura de sombra y corazón”), le eran inherentes --acaso para ser más productivos en su obra poética -- el pudor o el secreto.

En todo lo demás, aunque Hart de algún modo continúe la teoría y metodología de un Juan Espejo Aturrizaga, la exposición del profesor inglés es amena y, repetimos, a pesar de cierto puritanismo u holismo militante, extraordinariamente útil.


*Stephen Hart, [César Vallejo.  A literary Biography (London: Támesis, 2013)] César Vallejo.  Una biografía literaria (Lima: Editora Cátedra Vallejo, 2014).
** Pedro Granados, Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo [PhD Thesis, Boston University, 2003] (Lima: PUCP Fondo editorial, 2004)



Tomado de El César Vallejo de Stephen Hart


viernes, 22 de agosto de 2014

Vallejo, la prosa del universo/ Alejandro Mautino Guillén



Vallejo es un clásico de la literatura universal, quizás su figura se compara con la de Baudelaire en poesía. Ambos escritores tienen afinidad por el rompimiento con el lenguaje y por incorporar una estética del compromiso, aunque hay cierta distancia entre el poeta de occidente y el hispanoamericano, a ambos los caracteriza su carácter renovador frente la tradición a partir de una propuesta fundada en el rigor y en la conciencia crítica frente a la modernidad. 
 
La obra literaria de Valllejo es una de las más estudiadas a nivel mundial y consciente del inasible grupo de críticos literarios que han dedicado numerosos estudios sobre el autor de Trilce y consolidando su propio interés y tradición por el poeta de Santiago de Chuco, Antonio González Montes nos ofrece su más reciente publicación: Vallejo, la prosa del universo (Nueva York, Axiara Editions y Academia Norteamericana de la Lengua Española, 2014). Desde nuestra perspectiva, el crítico literario al igual que un buzo se lanza al océano de la obra de Vallejo y, no solo eso, sino que se sumerge en mares más profundos para dialogar con los diversos estudiosos de la obra vallejiana que han enfatizado en el análisis de la prosa, por ejemplo Eduardo Neale-Silva.
Para Marco Martos, en el exordio, el libro es “fruto de una dedicación de orífice a la obra narrativa de César Vallejo a lo largo de décadas, hace un repaso cuidadoso, universitario, claro y directo sobre cada uno de los escritos en prosa de ficción o ensayística” (p. viii), también el poeta piurano agrega que el libro es de “indudable utilidad didáctica, el texto se sostiene porque es una introducción a la prosa de Vallejo” (p. viii). La observación de Martos, sin duda, hace hincapié en que González Montes trabaja con oro; es decir, con escritores de mucho valor estético cultural. Basta citar un texto biográfico anterior a éste sobre César Vallejo y un libro que aborda el arte de narrar de Julio Ramón Ribeyro.              
El libro del profesor sanmarquino contiene siete trabajos sobre la narrativa de Vallejo, enfatizando en algunos casos la relación entre la prosa y el verso. Aquí el crítico se esfuerza por tejer redes de comentarios sobre relaciones intertextuales: vida, obra y críticas sobre el autor.
El primer trabajo es “La obra narrativa de  César Vallejo”, donde se esboza un recorrido  por las dos etapas de la narrativa de Vallejo. Incidiendo en la etapa inicial con Escalas y sus dos secciones, donde se subraya la amplia repercusión del periodo carcelario de Vallejo entre 1920-1921. Para el crítico, la etapa final lo conforma un texto clave: Contra el secreto profesional, que en palabras de González Montes “es un libro de pensamiento” (p. 27), donde entran diversos textos desde parábolas evangélicas, anécdotas, narraciones ejemplificadoras, máximas, pensamientos, etc.  Asimismo, en éste se evidencia un tono reflexivo y teórico en el cual el autor intenta establecer una jerarquía lógica, que en términos del estudioso es “la lógica dialéctica” (p. 31). El crítico sanmarquino, asimismo, aborda algunos últimos cuentos de esta etapa como “El niño del carrizo”, “Viaje alrededor del porvenir”, “Los dos soras”, “El vencedor” y “Paco Yunque”, donde se evidencia un énfasis, pues en muchos de estos textos los protagonistas son los niños.
El segundo trabajo es “Una aproximación a las tres novelas (Fabla salvaje, El tungsteno, Hacia el reino de los Sciris)”, donde también hace un recorrido por la prosa del autor de Poemas humanos. Sobre Fabla salvaje señala que es reveladora de ciertas constantes vallejianas, detectables no solo en la narrativa sino también en la poesía. Con relación a El tungsteno, González Montes subraya que ésta responde a los requerimientos y características del “arte bolchevique”; sin embargo, no deja de ser un mensaje estético de algunos rasgos propios del “arte socialista”. En relación a Hacia el reino de los Sciris, sostiene que aquí Vallejo intenta realizar un texto novelístico que no esté basado en su experiencia personal, sino en la recreación de sucesos ambientados en lejanas páginas e historias; sin duda, una remota huella exotista.
En el tercer trabajo, “Hacia el reino de los Sciris: una novela incaísta de César Vallejo”, González Montes sostiene que Vallejo “se sirvió de un momento crucial de la vida del Tahuantinsuyo, de un conflicto que pudo haber existido y con él creó una trama alrededor de ciertos sucesos y de un personaje importante, Túpac Yupanqui, que encarna muchos de los valores de una cultura que constituye una de las raíces de nuestro complejo ser latinoamericano” (p. 86-87). De repente, en esta sección hubiera resultado pertinente elaborar un diálogo intertextual con la sección “Nostalgias imperiales” de Los heraldos negros (1918) de Vallejo, para establecer cuál es la visión de Vallejo respecto al pasado inca, tema por cierto abierto y polemizado por Mario Vargas Llosa al referirse sobre la obra de José María Arguedas.
El cuarto trabajo es “El tema del amor en la narrativa de César Vallejo”, aquí el crítico se esfuerza por tratar de establecer los lazos entre los diversos discursos que conforman la pasión amorosa en la poesía del vate trujillano. Para González Montes, la visión de Vallejo, no es convencional sino transgresora. De este modo, queda manifiesta la tendencia expuesta en defensa del incesto en “Muro Antártico”; una visión irónica y patética del amor en “El unigénito”; las transformaciones de la identidad en “Mirtho” y el temor a la figura del hijo que rompe la unidad de la pareja en Fabla salvaje
   
El quinto trabajo  denominado “Trilce y Escalas: afinidades situacionales y literarias” se concentra en establecer y estrechar lazos entre el género lírico y la narrativa de Vallejo. La lógica del autor es sencilla, tratar de establecer las marcas textuales a partir de la búsqueda de las experiencias cotidianas o situacionales del poeta. Ambos textos fueron publicados consecutivamente; sin embargo, las influencias en los temas fluctúan entre las mismas coordenadas: la muerte de la madre y el proceso carcelario que le tocó vivir al escritor. Para el crítico literario, “existe una afinidad literaria y extraliteraria; textual y contextual” fundamental y reveladora. (p. 134).
El sexto trabajo titulado “César Vallejo: reclusión vital y libertad estética” se pretende como una breve biografía sobre el autor de España, aparta de mí este cáliz destacando el carácter de humanidad de su obra. Para tal propósito, el estudioso se esmera en sintetizar los pasajes más importantes desde su nacimiento en la sierra norte de Trujillo, sus estudios universitarios, su contacto y amistad con el grupo El norte y su viaje a Europa. También se subrayan algunos poemas dolorosos donde aparece dios y el hombre, en el cual se acentúan las formas del amor y la solidaridad humana.
Finalmente, el último trabajo denominado “Vallejo en los infiernos, una novela dantesca, de Eduardo González Viaña” es una revisión de la novela del citado escritor quien elabora una novela sobre la vida de César Vallejo, desde el momento de su detención y reclusión en la cárcel hasta su viaje a París. Para González Montes no es solo una novela, sino que en aquella se entrega una valiosa información y documentación acerca de cuestiones propiamente literarias del autor de Santiago de Chuco. Como señala el crítico literario, la novela nos lleva a observar esa etapa de Vallejo con el grupo El norte, en su hogar y con sus eternos amores.

Por lo que queda decir del libro, Vallejo, la prosa del universo, del profesor sanmarquino Antonio González Montes, éste logra su cometido que, como se señala en la presentación, es “estudiar, analizar y difundir el universo textual de la literatura narrativa de César Vallejo” (p. 2). A mi parecer, creo que se encarga más de la difusión de la prosa de Vallejo, todavía enigmática y que se resiste a leerse tan fácilmente. La escritura del vate trujillano (pese a los innumerables trabajos sobre su obra) sigue siendo un desafío para la relectura, pues siempre exige ir más allá de la imagen del poeta triste y solidario. De tal manera que el libro del crítico intenta acercarse a la poética narrativa de Vallejo desde la perspectiva del buzo que se sumerge no solo en la vida del autor, sino también en océanos más profundos de su obra y en sus principales estudiosos con un afán minucioso y didáctico.


Alejandro Mautino Guillén (Huaraz, Perú). Profesor de Literatura Peruana y Latinoamericana. Licenciado por la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo. Ha realizado estudios de postgrado en Literatura Peruana y Latinoamericana por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.  Ha publicado "Huandoy y Huascarán. Narraciones orales clásicas de Ancash" (2006), "La orgía inmóvil. Antología de la poesía joven en Ancash" (2009) y "Breve Anatomía de la Sombra" (2012). Dirige la revista de literatura "Casa de Asterión" de la UNASAM.