lunes, 9 de marzo de 2015

¿Quién es Vallejo para los demás?/ Guido Podestá



Salvo los discursos que se pronuncian en su entierro, el retrato que le esculpe José Drecrefft, las pocas fotografías en las que aparece, y los testimonios de quienes fueron sus amigos, no hay memoria de quien es ahora uno de los poetas latinoamericanos más importantes.  El dibujo que hace Picasso de Vallejo es un tributo póstumo.  Sólo se puede conjeturar sobre la imagen que tienen los demás de él.  El poeta del que han leído poco o nada.  El cronista que los entrevista o los explica a veces con poco o demasiado aprecio.  El peruano que tiene cachuelos por empleo.  El que sueña con la revista propia.  El becario del gobierno español que no asiste a clases y hace agitados viajes a España.  El propagandista del indigenismo o del gobierno peruano.  El materialista que aún en 1929 le pide a su hermano que le mande a decir misa al santo de su pueblo porque le ha pedido que le “saque de un asunto”.  El periodista que fue a Rusia como free-lance.  El activista que deporta el gobierno francés.  El escritor ignorado por la Revista de Occidente y La Gaceta Literaria.  El dramaturgo que Camila Quiroga y Louis Jouvet rechazan.  El marido de la “hija de concierge” como la llama Neruda a Georgette Phillipart.  El “criollo” que maquina fraudes con los que engaña a dos gobiernos.  El métèque que no paga el alquiler.  El “cholo” que vive en París y cuyo regreso al Perú nadie toma en serio.  La encarnación del pathos.  El “zorrillo” de Montparnasse.  ¿Cuál sería la palabra usada por latinoamericanos para referirse a quienes como él tenían como acreedores a sus amigos?  ¿Cuál retrato hubieran preferido o preferían quienes lo conocieron: el de la escultura de Joseph Decrefft o el de las caricaturas de Toño Salazar? 



Podestá, Guido A.
1994    Desde Lutecia.  Anacronismo y modernidad en los escritos teatrales de César      Vallejo.  Berkeley, CA: Latinoamericana Editores. 20-21


miércoles, 25 de febrero de 2015

La Ciudad Trilce de Christian Vera Ossina

"Bajo los términos de mi escritura, de la estética que quisiera configurar creo que los géneros son una frontera artificial y caprichosa.  Mi libro Ciudad Trilce es una intrincada obra que somete al lector a un juego narrativo muy perverso, ambicioso y difícil. Además que está escrito con infinitas huellas poéticas, invadido de referencias literarias y teóricas", declara por ahí Christian Vera y no se equivoca.  Todavía no hemos leído la "novela" Click (2012); pero sí demorada y minuciosamente, es decir de modo muy perverso, Ciudad Trilce (La Paz: Plural, 2009), "poemario" con el que el autor obtuviera, en su natal Bolivia, el Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal de 2008.  
            El esquema de Ciudad Trilce es el siguiente: Vallejo-Sáenz-Vera; con el autor de Muerte por el tacto (Jaime Sáenz) a manera de bisagra o aduana en la concepción e incluso --a pesar del espeso venecianismo de la propuesta-- de la escritura aparapita de este encarnado libro de ensayo-novela policial-poesía por entregas al que le vamos metiendo diente.  Un primer logro de Vera, hacernos olvidar a un autor tan aburrido y, en su contrato con el lector, tan políticamente correcto como Edmundo Paz Soldán: listo y holista.  En la crítica, a los epígonos --bolivianos-- de Antonio Cornejo Polar: “Las huestes de alimañas andróginas que surfean por la/ porosidad metálica de los restos aglomerados de Ciudad /Trilce han perdido el don de alimentarse de la palabra”.  Y en la poesía de su país a casi todo el mundo entre los poetas neo-románticos, neo-místicos, neo-comprometidos de hace un momento y de ahora mismo.  Con Vera la literatura culta boliviana, aunque escasamente luego de un siglo,  confirma su vanguardia más específica que no representaron los desplantes de  Hilda Mundi y sí, volvemos a repetirlo, la también vallejeana obra de Sáenz (probablemente éste leyó a César Vallejo en la edición de Losada de 1949).  Como la de este último autor, y seguro como los versos de un Humberto Quino, Ciudad Trilce es --en medio de Kafka, Joyce o   Flaubert-- un homenaje y debate con la poesía peruana.  Y, en particular, una extra-ordinaria lectura del poemario de Vallejo de 1922; aunque contamine a ésta, y sea a su vez un homenaje póstumo, el más de medio siglo de fervor de André Coyné por la obra del peruano.

            Ciudad que tiene como alcalde a Macedonio Fernández: “duramente criticado por la oposición realista”.  Simbiosis de autores (Vera y Vallejo).  Heroína (H, muda) incrustada en el horadado y penetrado héroe-lector denominado el “aHsesino”.  Y epifanías encontradas no a priori, sino como a posteriori y a través del mismo encabritado e imaginativo lenguaje: “Escribí sobre la transparencia de una superposición de dudas…/ Y me dormí, como suelen dormirse los fantoches de goma/ sobre El Alto gatuno de un poste”.  Christian Vera en tanto autor es ante todo un lector emancipado.  Soberano.  En la medida en que aún no lo somos los escritores andinos o, al menos, sus poetas.  Por eso tan sosamente narcisista o inintencionadamente banal o tozudamente comprometida o fácilmente manipulable por el mercado de valores (verbigracia, Kozer, Milán o Zurita) es todavía aquélla entre nosotros.


Christian Vera (1976) nació y vive en La Paz (Bolivia). Realizó estudios literarios en Bolivia y Argentina, trabaja como profesor de literatura y escribe poesía y ficción.

domingo, 22 de febrero de 2015

André Coyné: Más de medio siglo con Vallejo


André Coyné (1927-2015), es un estudioso fundamental en cuanto  a la biografía y poesía de César Vallejo se refiere; en general, en cuanto a través de su trabajo, hemos heredado una imagen sintética  del poeta nacido en Santiago de Chuco.  Íconos --que acaso ya no cabe se explicite la fuente--  cuyos perfiles asoman en cualquier estudio contemporáneo que se emprenda del autor de Trilce; a manera del que han construido unos otros pocos estudiosos: Juan Espejo Aturrizaga, Antenor Orrego, Juan Larrea, la misma Georgette de Vallejo, etc.
Entre sus trabajos compilados en Medio Siglo con Vallejo (Lima: Fondo editorial PUCP, 1999), dos nos parecen en particular relevantes y radicalmente actuales; obvio, en cuanto a las preguntas que sobre la obra de César Vallejo nos hemos hecho hasta el presente.  Uno es el titulado, “Una interpretación de Vallejo” (1952); el otro, “Trilce: proceso y sentido” (1988), cuyo último párrafo citamos íntegro:
“quisiera salvar una lectura de Trilce, cuyos lineamientos sólo bosquejé, pero que […] debería permitir a la nueva generación de los lectores defenderse del terrorismo [negritas nuestras] de quienes hasta ahora siguen leyendo el poemario vallejiano de 1922, primero que todo en función de los poemas últimos de diez y quince años posteriores- de su autor” (Coyné 621)
Denuncia de un “terrorismo”, llamémosle parisino [marxista, cristiano o, en términos generales,  más o menos ético u holista], que no impide soslayemos el hecho que de Coyné haya, acaso sin querer, instalado otro; no referimos a leer Trilce fundamentalmente en tanto comunicación de orfandad o desamparo: “el presente no se enriquece con el pasado; a cada instante el yo experimenta la destrucción temporal en la soledad irremediable del ahora” (Coyné 130); amén de la lectura canónica del estudioso francés respecto a Trilce I, en tanto y en cuanto “poema de la defecación” [y corolarios poscoloniales: importancia del guano de islas para la economía del Perú, migración, violencia, etc.].
Sobre el otro artículo, “Una interpretación de Vallejo”, casi cuarenta años anterior al dedicado a Trilce, y que constituye en realidad una amplia reseña del libro del profesor español Luis Monguió (César Vallejo.  Vida y obra.  Lima: Editora Perú Nuevo, 1952), cabe resaltar la --a final de cuentas-- incertidumbre de ambos autores europeos ante el tema “nativista” de Los heraldos negros.  Con acierto metodológico, Monguió distingue dos formas de “nativismo”:
“una externa que usa y detalla léxico, nombres, personas, objetos y geografía locales como materia poética; y otra, interna, espiritual, anímica, que puede hasta prescindir de aquellos accesorios para expresarse” (Monguió 104)
Y Vallejo echaría mano a estas dos formas en su primer poemario.  Coyné, por su parte, y una vez tomado distancia frente a cualquier “nativismo” (sea “externo” o “interno”); se anima a ser incluso más radical: “si en “Huaco” [perteneciente al apartado “Nostalgias imperiales” de Los heraldos negros] encontramos exclusivamente reivindicado un pasado prehispánico, dicha reivindicación es meramente episódica” (Coyné 126-127).  Raciocinio, este último, con el que no estamos en absoluto de acuerdo; aunque sí con aquello de que Vallejo: “terminará con las formas tradicionales de la poesía en que encajan todavía los poemas nativistas” (Coyné 127).  Verbigracia Trilce (1922) donde Monguió, según Coyné, destaca que esta obra: “coincide con los movimientos europeos de vanguardia en su voluntad de liberarse de la retórica y de las esclavitudes formales; conserva sin embargo un fondo humano particular que bastaría para asegurarle una inconfundible originalidad” (Coyné 129).  Originalidad o complejidad, puntualizamos nosotros, fruto de mantener un “nativismo” no episódico, sino inclusivo y palpitante, el cual desarrollará a plenitud justo en aquel poemario.



Lecturas complementarias:

sábado, 14 de febrero de 2015

¿Hacia dónde va la crítica vallejiana?


SEMINARIO\TALLER

ORGANIZA:
“Vallejo sin Fronteras Instituto” (VASINFIN)
Espacio Simón I. Patiño

Del lunes 16 al viernes 20 de marzo
Hrs.: 19:00 a 21:00

Objetivos
-Poner al día la información respecto al “estado de la cuestión” en los estudios vallejianos.
-Ensayar antiguas (consagradas) y nuevas prácticas de lectura o recepción de la literatura; en este caso específico, de la obra de César Vallejo.
-Desarrollar y utilizar los “Objetos Vallejianos” como un medio de entretenimiento y socialización de la obra del poeta entre los participantes y hacia afuera del marco de este curso.

1er día
Seminario:
-Biografía del poeta: Amores, escenarios (Trujillo-Lima), política (Vallejo-Rancière, Vallejo- Serge), horóscopo (Rodolfo Hinostroza), humor.
-Los heraldos negros: Idilio y misoginia, lenguaje profético, Eguren y Vallejo.
Taller “Vallejo Objeto” 1

2do día
Seminario:
-Trilce: Modernización y mestizaje (de Lima), melodrama y mito.
-Poemas humanos: Dialéctica y metafísica, símbolo de la casa en Vallejo, “materia humana” (Jean Franco), “avatares de la carencia” (Alain Sicard), las “tres potencias” (Stephen Hart).
Taller “Vallejo Objeto” 2

3er día
Seminario:
-Narrativa: Actualidad de Escalas, diversidad cultural y racionalidades en El tungsteno, importancia de Sabiduría, dialogismo en la narrativa de Vallejo.
-Libretas de apuntes del poeta; crónicas (Rusia en 1931); pensamiento pedagógico; problemática de las traducciones de su poesía; cartas inéditas; asedios a su Tesis: “El romanticismo en la poesía castellana”.
-Conclusiones
Taller “Vallejo Objeto” 3

Metodología
Conferencias, en cuanto al Seminario; y dinámicas de creación individual y/o colectivas, respecto al taller.

Actividades
Análisis de lecturas. Creación de imágenes y textos diversos sobre la base de los recuerdos de la vida del poeta César Vallejo (biografía, horóscopo, monólogos, relatos, noticias, entre otros) y, también, sobre la base del vallejismo informado durante el seminario a través de una serie de ejercicios escriturales y visuales, tanto individuales como colectivos.


domingo, 1 de febrero de 2015

Los poetas Sáenz, Mitre y Suárez desde el teleférico paceño: Materiales de estudio






Y tampoco Sáenz, ni la crítica especializada, por ningún lado cita a Vallejo o Trilce (1922) en la poesía del paceño.  No sólo por aquello de: “El tacto es el mayor milagro por-/ que hace que rueden dos bolitas siendo tan sólo una”; ni tampoco por la mera relevancia del aquel sentido o, en general, del cuerpo en la poesía del peruano y del boliviano: “Quién hace tanta bulla y ni deja/
Testar las islas que van quedando
” (Trilce I).  Sino porque, para la literatura de Perú y Bolivia, ambas obras constituyen un proyecto social, político y cultural muy semejante:
“esta poesía [la de Sáenz] vehicula una estética espacial, dado que es una falta de espacio lo que la origina: la falta de un espacio donde poder ser-estar y desde el que sea posible conocer [en Trilce, incluir] otredades que la racionalidad dominante niega o silencia /…/ la especificidad del trabajo de Sáenz radica en una voluntad para suscitar el aprendizaje de aspectos no tocados por la realidad, pero manifiestos en prácticas culturales no hegemónicas… o en la cotidianeidad de sujetos subalternos […]  En su caso, la desautorización de la lógica autoritaria (ejercida en Bolivia desde los albores de la República y acrecentada con los procesos de modernización) [lo mismo que en el Perú*] será inseparable de la experiencia y del aprendizaje de estas otredades” (332-333)
Elizabeth Monasterios, “La provocación de Jaime Sáenz”.  En: Alba María Paz Soldán, Hacia una historia crítica de la literatura en Bolivia (La Paz: Fundación PIEB, 2002) 328-403
*Pedro Granados, “Trilce, muletilla del canto y adorno delbaile de jarana”.  Lexis, Vol. 31, No. 1-2 (2007) 151-164
¿Prejuicios o regionalismos o la ley de matar al padre funcionando en todo esto?  ¿Nacionalismos?


TXTO COMPLETO (pdf)