Periodista mexicana Amalia Domínguez
Para estudiar a César Vallejo hay que dibujarlo, combinar el lenguaje icónico con el simbólico, ya que la suya es una poesía para verla, una poesía tridimensional, un atentado contra la linealidad del lenguaje.
Quien así se expresa es el poeta peruano Pedro Granados (Lima, Perú, 1955), estudioso de la obra vallejiana, uno de cuyos frutos es el libro Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo, publicado por el Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, recientemente. Granados, busca compartir sus conocimientos sobre Vallejo y su poesía, en el curso que impartirá bajo el mismo nombre de su libro, en Profética, la casa de la lectura (México), a partir de este jueves 17 de junio.
En entrevista sobre el tema, destacó que Vallejo es un poeta importante que se ha leído poco, porque es difícil. Lo que se conoce de él es el Vallejo comunista, combativo, que si bien es una arista mayor, no ha tenido la suerte de Octavio Paz, (Pablo) Neruda, y otros. De hecho lo que más se conoce de él es Los Heraldos Negros, Trilce –el libro más difícil de la poesía española-, y la compilación España, aparta de mí este cáliz, que hizo Manuel Altolaguirre, pero que el autor no conoció; sin embargo fue también un cronista extraordinario, dramaturgo y novelista, pero estas facetas poco se conocen de él. Los libros de Crónica fueron de los pocos que le dieron plata, como corresponsal de periódicos y de la agencia France Press, pero la poesía es la flor de su obra, la más interesante y bonita.
Vallejo es una gran lección para la poesía de ahora. El resuelve muchas cosas con ese espíritu de aclimatación que tenía, por eso es llamado poeta del oxímoron, los contrarios conviven en él, lo mismo los heraldos negros que los heraldos blancos, son dos ejes, uno predominando sobre el otro. Lo curioso es que Vallejo no quiere hacer literatura; cuando se pone a escribir dice, “quiero escribir pero me sale espuma”.
Por lo que se refiere a las utopías vallejianas, básicamente no es el alcanzar un mundo mejor, donde todos seamos gordos, tengamos salud y un auto. Entre otras cosas, su utopía consiste en su maternidad, Vallejo se hizo mamá, siempre le interesó lo femenino. Uno de sus versos que ilustra esto, dice: “Y hembra es el alma del ausente, y hembra es el alma mía”.
Vallejo fue un poeta de vanguardia, que combinó nihilismo, dadaísmo, siglo de oro, especialmente el barroco, la cultura andina y la literatura modernista, todo ello lo hace ser un vanguardista no deshumanizado. Por tanto es el poeta de ahora, actual, al igual que Borges, ambos son íconos de la poesía contemporánea latinoamericana, sostuvo su compatriota Pedro Granados. (La Jornada de Oriente, 2004)
http://spanport.byu.edu/instituto_vallejiano/hablando.html
La poesía de Vallejo se sostiene en la obra de Marx, Darwin, Freud y la cultura andina
Amelia Domínguez
La poesía de César Vallejo se sostiene en la obra de Carlos Marx, Charles Darwin, Sigmund Freud y en la cultura andina, “es como una mesa que se apoya en cuatro patas”, aseguró Pedro Granados, autor del libro Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo, recién salido de la Dirección General de Fomento Editorial de la Universidad Autónoma de Puebla.
Vallejo (1892-1938) fue un comunista que por su militancia fue deportado de París, a España. Le dedicó dos libros de crónicas con propaganda a la ex Unión Soviética. Le tocó vivir parte de la guerra civil española y fue ahí donde escribió su tercer libro: España, aparta de mí este cáliz, que ya pudo ver publicado.
Un tema fundamental en la obra vallejiana es lo femenino, que tomó de la cultura andina. De hecho una de sus utopías es la de volver a que el universo entero sea acariciado por su madre andina y la utopía de lo andrógino, es decir que lo masculino y lo femenino se fundan en uno solo. A este respecto, comentó que para el crítico Alan Smith Soto, Vallejo es el gran hermafrodita universal.
Durante sus 46 años de vida, Vallejo escribió tres libros fundamentales: Los Heraldos negros (1918); Trilce, en 1922 y España, aparta de mí este cáliz, aparecido póstumamente. De los tres, el mejor según su paisano Pedro Granados fue Trilce, escrito con una curiosidad libérrima, adolescente, con gran intensidad y sin capillas ni ideología, que puede considerarse de actualidad en este 2004 y más allá de esta época.
Lo que conecta Los Heraldos Negros, Trilce y los poemas póstumos, es el desarrollo de lo femenino y el culto andino solar, cuestión que Granados rescata en su libro de reciente aparición. Vallejo en Los Heraldos Negros está disociado del erotismo femenino, mientras que en Trilce, en cambio, se produce el encuentro gozoso con la mujer, y finalmente en la última etapa, se encuentra la feminización de Vallejo a través de su poesía.
Granados, poeta y académico peruano, destacó que en Trilce -el cual según Julio Ortega es el libro más difícil de la lengua española- Vallejo no se involucra en lo que escribe, sino observa desde lejos su propio strep tease. Asume un sujeto poético soberano de sus referentes, con un gesto de distanciamiento inteligente que lo emparienta con el argentino Jorge Luis Borges.
Actualmente, Vallejo se ha vuelto una industria, que no da sus réditos a Perú. Es impresionante cómo el interés por este poeta se acrecienta cada día, con una atingencia, que ya no se le estudia solo, sino en su fusión con otros poetas en los autores jóvenes. De 1980 a la fecha, Vallejo está presente en los mejores autores jóvenes, pero fundido, aliado con otros. Como ejemplo de este tipo de autores citó a los mexicanos José Vicente Anaya, Ernesto Lumbreras y José Homero, además de su propia poesía. Consideró que la actual es una época de hibrideces, de confluencia de cosas aparentemente contrapuestas, en la cual César Vallejo y Borges se potencian.
https://www.lajornadadeoriente.com.mx/2004/10/27/puebla/cul1.html