VALLEJO SIN FRONTERAS se abre a la difusión del estudio y la creación artística en torno a la obra o figura de César Vallejo. Se distancia de las lecturas típicas y tópicas sobre este autor universal y, más bien, apuesta por lo heterodoxo; aunque con hondura intelectual, rigor persuasivo. Representa, asimismo, el medio de comunicación del VALLEJO SIN FRONTERAS INSTITUTO (VASINFIN). Contacto: vasinfin@gmail.com
El poema póstumo «¡Cuatro conciencias…», de César Vallejo, sugiere cuatro concepciones distintas y autónomas de las humanidades, en cuanto libros o canon occidental, pueblos o culturas, narrativas o prosopopeya y poshumanismo o posantropocentrismo. En este artículo revisaremos cada una de aquellas nociones y demostraremos que juntas permiten al sujeto poético vallejiano alcanzar en su poesía su/nuestro elocuente «cuadrúpedo intensivo»; vale decir, al «cuadrúpedo» posado a plenitud sobre el total de sus extremidades. A través de esta compleja, oscilante y productiva conjunción, sabremos inmunizarnos, junto con Vallejo, contra toda melancolía identitaria esencialista (nacionalista, territorial, étnica o incluso lingüística) y toda propuesta identitaria globalizada u homogeneizadora.
Palabras clave: poesía póstuma de César Vallejo; humanidades; multinaturalismo.
Presentación de libro 17:30 a 18:30 José María Arguedas: saberes, hervores y despedidas Gabriela Núñez, Julio Noriega y Dante Gonzalez
En “Vallejo en Arguedas: Ahora y siempre”, Pedro Granados estudia los motivos por los cuales, para José María Arguedas, César Vallejo constituye el «más grande poeta del Perú» (1938) y, asimismo, «el principio y el fin» (1969); y cómo estos testimonios y homenajes se reflejan en el derrotero de la obra arguediana. Para tal fin, se teorizó sobre las diferentes nociones de las Humanidades (en tanto libros, pueblos, narrativas y posantropocentrismo) que aclimata César Vallejo en su obra; las mismas que, aunque de modo oscilante, se ventilan también en la obra de Arguedas. Asimismo, y por primera vez respecto a la obra de ambos autores, se cotejaron los aportes de los filósofos del Nuevo Realismo (Meillassoux, Bennet, Gabriel, Ferraris, entre otros). Se concluyó que, sobre todo la crítica, aunque con cierta complicidad del propio Arguedas, ha confinado la recepción de esta obra a un solo modo de leerla. Sin embargo, en El zorro de arriba y el zorro de abajo (1969), pero no únicamente aquí, Arguedas prevé y alienta —conectada siempre a las propuestas de la obra de Vallejo— otras maneras no menos válidas de leer también su propia obra, ahora y hacia el futuro.
En: JOSÉ MARÍA ARGUEDAS SABERES, HERVORES Y DESPEDIDAS. Julio Noriega Bernuy, Gabriela Núñez Murillo y Martín Valdiviezo Arista (Editores). Lima: Pakarina/ UNJMA/ Knox College, 2023. pp. 109 – 134. ISBN: 978-612-4297-82-3
Superada
la “escenografía modernista” (Rubén Darío y otros), la poesía latinoamericana
recupera el paisaje; aunque no precisamente el telúrico y sí, más bien,
considerando al paisaje un soporte más adecuado para lo humano: “La
percepción, argumentó Gibson, no es el logro de una mente en un cuerpo, sino
del organismo como un todo en su entorno, y equivale al propio movimiento
exploratorio del organismo a través del mundo. Si la mente está en alguna
parte, entonces no está “dentro de la cabeza” sino “allá afuera” en el mundo”
(Ingold 3). A lo que deberíamos sumar a
Heidegger: “cada objeto ocupa un puesto no definido por planes geométricos,
sino por valores significativos [relacionales] (De Barañano 144). En consecuencia, entendemos “estancias amerindias”
--no se trata de “poesía del espacio”ni, tampoco, precisamente
de arte conceptual-- en tanto íconos localmente motivados; aunque, de modo
simultáneo, de relevancia universal. En este caso, multinaturalismo vinculado a
la tradición de la poesía peruana“culta".
Aquello de auto figuraciones alude, sobre todo, a anagnórisis o, también, a deseo. Estos poetas, representantes de la poesía peruana letrada-culta o experimental-vanguardista canónica del siglo pasado, las encarnan todos en sus obras. Viajeros sin excepción, incluido aquí el supuesto “exilio” predominantemente interior de Martín Adán, a pesar de su clase social o del color de piel o de sus simpatías u oscilaciones políticas, repararon en que —aunque con premeditada opacidad– escribían en tanto mediadores o, màs bien del todo, autores amerindios; es decir, aquello constituyó una suerte de autodescubrimiento y autodeterminación ontológica. ¿Por qué empezamos con César Vallejo? Porque este autor representa, en el Perú, este giro ontológico por excelencia.
Descripción
Vallejo, Adán y Eielson-Sologuren: Estancias amerindias
De los formatos a las sensibilidades y de éstas a los espacios (“estancias” aquí) es de lo que trata el presente mini-curso. Traducible este último, de manera intersemiótica y del modo más económico, acaso al dibujo de una ola y un rayo de sol. El riel César Vallejo se halla presente por aquello que éste acuñara sobre “poesía nueva“ (1926). El otro riel es una lectura de la tradición de la poesía peruana ya no como formato/s ni, tampoco, en tanto “sensibilidad” (individual, grupal) sino, en cuanto imposición o consagración en ella de un espacio amerindio (Ingold). Gesto simétrico o multinaturalista (Viveiros de Castro) y, asimismo, no menos contra instrumental respecto a nuestro intento de tomar posesión del texto poético.
Superada la “escenografía” modernista, la poesía latinoamericana recupera el paisaje; aunque no precisamente el telúrico y, sí, considerando a la complejidad y virtualidad del espacio como un soporte más adecuado para lo humano: “Perception, Gibson argued, is not the achievement of a mind in a body, but of the organism as a whole in its environment, and is tantamount to the organism’s own exploratory movement through the world. If mind is anywhere, then, it is not ‘inside the head’ rather than ‘out there’ in the world” (Ingold 3). Ejemplos: Escalas, de César Vallejo, o Fervor de Buenos Aires, de Jorge Luis Borges, ambos libros de 1923.
En consecuencia, entendemos “estancias amerindias” en tanto íconos o conceptos localmente motivados; aunque, de modo simultáneo, de relevancia o proyección universal. Es decir, “estancias” en tanto frutos de una mediación conceptual amerindia para el mundo (Granados 2019). Y, asimismo, mediación conceptual vinculada a una tradición –en este caso específico– el de la poesía peruana culta.
Por último, aunque no sería lo menos importante, trabajar con poesía nos parece metodológica y epistemológicamente urgente para, en específico, el actual contexto académico internacional. No leemos poesía culta por perjuicio de hallarnos ante un objeto decorativo o propio de una clase social privilegiada; o porque carece de la suficiente información para aplicarle, en automático, nuestros esquemas realistas (históricos e ideológicos); o porque simplemente no la entendemos, particularmente la de la vanguardia para aquí, y en consecuencia mejor la evitamos. Este minicurso, a pesar de su brevedad, pretende echar luces y desterrar, en algún grado, dichos prejuicios.
TEMAS
-César Vallejo: Muros melografiados
a. “Cuneiformes”
b. Vallejo a caballo
c. Vallejo + Barroco: Varrojo
-Martín Adán: “En la azotea”
-Jorge Eduardo Eielson: “Instalación sobre Vallejo”
-Estancias (1960), de Javier Sologuren. Nueva visita.
PEDRO GRANADOS (Perú, 1955). Publica poesía desde 1978 (Sin motivo aparente); y ya son quince poemarios: Vía expresa, Soledad impura, Roxosol o, los recientes, La mirada (Buenos Aires: BAP, 2020) y Amerindios/Amerindians (NYC: Arte Poética Press, 2020); la cual ha sido traducida parcialmente al portugués, inglés y alemán. También ha publicado varias novelas cortas (Prepucio carmesí, Un chin de amor, Una ola rompe, Boston Angels, !Fozi lady! y, hace poco, Poeta sin enchufe). Tiene además algunos libros de crítica; entre estos su tesis de PhD para Boston University, Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo (Lima: PUCP, 2004); al cual se le suma, por ejemplo, Trilce: húmeros para bailar (2014) o Trilce/Teatro: guión, personajes y público, ensayo que mereció el Prêmio Mario González de la Associação Brasileira de Hispanistas (2016). Desde el 2014 preside el “Vallejo sin Fronteras Instituto” (VASINFIN). Actualmente vive en Lima, Perú.