miércoles, 14 de abril de 2010

VALLEJO SIN FRONTERAS/ Miguel Pachas Almeyda


La prolífica labor del escritor y poeta, Pedro Granados –en el campo de la vallejología– discurre en propender por las sendas de la heterodoxia –sin dejar de lado el rigor intelectual, como afirma el autor–, la exegesis de la vida y obra de César Vallejo.

Ha logrado revelar a través de sus obras –Poéticas y utopías de César Vallejo (2004), y en notables artículos como “César Vallejo: al filo del reglamento” y “César Vallejo y su pensamiento cuantitativo” (2005); “El diálogo Borges-Vallejo: un silencio elocuente” y “Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana” (2007), y otras más recientes como “Mujer, fatal, compañera y madre en la poesía de César Vallejo” (2010), entre otros– nuevas aristas, nuevas cimas, que implican el descubrimiento de inéditas y vitales corrientes de estudios en las obras del autor de Trilce.

Pedro Granados considera que los estudios que pesan sobre el poeta hasta la actualidad, son cíclicos y por ende, interminables. Advierte que para encontrar a Vallejo en su laboratorio vital, es decir, en su creación incesante de luces multicolores, se hace necesario utilizar aquel prisma, que a la postre nos brinde –como en la ciencia– una real aproximación al conocimiento de este gran hombre que nació, vivió y murió enmarcado en los cánones de un autentico y revolucionario creador.

Vallejo sin fronteras es el rótulo de su nueva obra, título que implica, a mi criterio, lo que significa la vida y la obra de Vallejo en estos tiempos. Ya lo anunciaba el poeta norteamericano Thomas Merton como: “un proyecto de muy grande y urgente importancia para toda la raza humana” (1) Vallejo sin fronteras, puede configurarse como la suma de vibraciones que nos produce el leer y sentir la poesía de Vallejo. Vallejo sin fronteras, nos habla de las dimensiones universales de nuestro poeta peruano en el campo de la literatura. Vallejo sin fronteras, viene a ser el mensaje primigenio del hombre a través de los tiempos.

En Vallejo sin fronteras, Granados se propone –y con justicia– analizar la trascendencia de Georgette Marie Philippart Travers en la vida y obra del autor de La piedra cansada. Postula que “con seguridad [Georgette] fue la primera que creó –en cuanto lectora– un tipo de Vallejo”. Podría agregar, sin temor a equivocarme, que Georgette se convierte en la voz fundamental, como testigo de vida, del verdadero Vallejo: el hombre, el poeta, el escritor. Jesús Cabel afirma que “ninguna [mujer] alcanzó la dimensión de lealtad, antes y después del deceso de Vallejo, que Georgette. (2) David Sobrevilla, retomando las palabras de Antenor Orrego: “El Perú jamás podrá cancelar el bochorno por la muerte del poeta. Este bochorno solo ha aumentado –si cabe– en la enfermedad y muerte de su viuda” (3). Para el polígrafo Marco Aurelio Denegri, Georgette fue “una mujer de armas tomar” (4), Gladys Flores afirma que “Otra perspectiva capital a estimar es la faceta de Georgette vallejista, en tanto se desempeñó como descifradora, estudiosa e investigadora de la obra vallejiana”(5), para Max Silva Tuesta “Sin Georgette no hay Vallejo” (6) y, finalmente, Fernando de Szyszlo considera que era una “persona compleja, difícil, al mismo tiempo era una persona de una sensibilidad a flor de piel, de un profundo sentido crítico para la poesía… (7)

Esperamos con especial expectativa esta nueva obra granadina, la cual contiene el súmmum de interesantes e innovadoras perspectivas de nuestro poeta, que cumple este 15 de abril, setenta y dos años de su desaparición solo física.

NOTAS
(1) MERTON, Thomas. César Vallejo, en Emblems of a Season of
Fury. 1963. p. 135-140.
(2) CABEL, Jesús. Correspondencia Completa. PUCP. 2002. p. LVI.
(3) SOBREVILLA, David. César Vallejo/ poeta nacional y universal y
otros trabajos vallejianos. 1994. p. 208.
(4) DENEGRI, Marco Aurelio. Programa: Función de la palabra 13 de marzo
2009. Canal 7 TV.
(5) FLORES, Gladys. Telúrica y magnética Nº 2, UNMSM. 2009. p.173
(6) PACHAS, Miguel. Georgette Vallejo al fin de la batalla. 2008. p.
28.
(7) Ibídem, p. 332.

sábado, 10 de abril de 2010

'Ante las piedras de riesgo darwineano'*



Parado en una piedra
Como esperando
A la espera
De ver de ver
Te procuro
Y me aliño
Para la cita

Piedra antigua
Y porosa
De labios
Y oídos
Y gestos
Inacabados
De cariño

Parado en una piedra
Como un espermatozoide

El beso más íntimo
Y contundente
Y acaso
Nada personal
Y un tanto librado
Al acaso ala
Casualidad

Parado en una piedra
Cabeza con cabeza
Nuestro pensamiento
Una pizca de humano él aquélla
Una pizca de piedra


"Ante las piedras de riesgo darwineano"* En: César Vallejo, Contra el secreto profesional. Obras completas. Tomo primero (Lima: Mosca Azul, 1983) p. 19

miércoles, 7 de abril de 2010

Masculino/ femenino en “Nostalgias imperiales” de Los heraldos negros



Aunque el tratamiento utópico de la mujer o de lo femenino va a tener su eclosión en la poesía póstuma de César Vallejo, particularmente en España, aparta de mí este cáliz. Sin embargo, consideramos que aquello ya es percibible --de modo simultáneo y paralelo a otros matices de lo femenino en esta etapa de la poesía del peruano-- desde 1918, año de la publicación de Los heraldos negros. Es decir, desde muy temprano se iría optando por lo femenino frente a lo masculino (en tanto orden simbólico, político o cultural, y no tanto sexual) como un recurso metafórico para señalar y convocar sobre todo la esperanza. Al respecto, y a manera de ejemplo, leamos un poema del apartado “Nostalgias imperiales”; aquel denominado “Oración del camino”:

Ni sé para quién es esta amargura!
Oh, Sol, llévala tú que estás muriendo,
y cuelga, como un Cristo ensangrentado,
mi bohemio dolor sobre su pecho.
5 El valle es de oro amargo,
Y el trago es largo... largo...
Oyes? Regaña una guitarra. Calla!
Es tu raza, la pobre viejecita
que al saber que eres huésped y que te odian,
10 se hinca la faz con una roncha lila.
El valle es de oro amargo,
Y el trago es largo... largo...
Azulea el camino; ladra el río...
Baja esa frente sudorosa y fría,
15 fiera y deforme. Cae el pomo roto
de una espada humanicida!
Y en el mómico valle de oro santo,
la brasa de sudor se apaga en llanto!
Queda un olor de tiempo abonado de versos,
20 para brotes de mármoles consagrados que hereden
la aurífera canción
de la alondra que se pudre en mi corazón!

Tenemos aquí un «Oh, Sol [...] muriendo» (v. 2), el típico crepúsculo de Los heraldos negros, tanto como un yo poético cuyo «corazón» sirve de sepultura a una «aurífera canción [...] que se pudre» (vv. 21-22). También tenemos una «raza» del «Sol» (v. 8) ahora «huésped» y odiada (v. 9), vinculada, asimismo, a un específico paisaje y comunidad: «valle de oro amargo» (v. 11), «mómico valle de oro santo» (v. 17). Por tanto, el conjunto que forman la comunidad, la «raza», el propio yo poético y, por supuesto, «la canción aurífera de la alondra» se halla momificado, enterrado. Este conjunto solo resucita --tal como el Lázaro bíblico-- a través de una canción («Oyes? Regaña una guitarra. Calla!/ Es tu raza», vv. 7-8) o de una tradición oral: «Queda un olor de tiempo abonado de versos» (19) que el poema contrasta muy claramente con lo canonizado, escrito, puesto sobre una lápida, enterrado definitivamente: «para brotes de mármoles consagrados que hereden/ la aurífera canción» (vv. 20-21).
Asimismo, pareciera estar ímplícito el sincretismo. El Sol está subordinado al Dios (Padre) cristiano, y el «bohemio dolor» del yo poético es equiparable a un «Cristo ensangrentado»; así lo leemos en estos primeros endecasílabos: «Ni sé para quién es esta amargura!/ Oh, Sol, llévala tú que estás muriendo,/ y cuelga, como un Cristo ensangrentado,/ mi bohemio dolor sobre su pecho» (vv. 1-4). El posesivo, puesto en cursivas, alude a otra persona gramatical que no es el «Sol» ni «Cristo» ni el propio yo poético; alguien que no está «muriendo» ni «ensangrentado» y no padece el «dolor», y que gracias a la vinculación semántica con su hijo que murió en la cruz, suponemos que se trata del Dios creador judeo-cristiano. En todo caso, en este poema el «Sol» es mero vehículo o puente y no tiene verdadero poder; no es la persona o agente decisivo, definitivo. Obviamente, queda abierta la posibilidad de que tanto Cristo (aquí «ensangrentado», pero después, sabemos, glorificado) como el yo poético (y con él «la aurífera canción», y todo lo demás) resuciten. Sin embargo, lo más cercano o análogo, en lo que va de nuestro análisis, a un Inkarry en franca función de resurrección es aquella «¡oh nueva madre mía!» del poema «Nervazón de angustia» perteneciente a «Plafones ágiles». Tanto que nos animaríamos a distinguir entre un Inkarry masculino --lejano, pasivo o derrotado-- y un Inkarry femenino activo o en nítida función de futuro.

De Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo (Lima: Fondo editorial PUCP, 2004) pp. 46-47.

lunes, 5 de abril de 2010

Ensayo de síntesis: Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo



Como decíamos en el abstract de nuestra tesis (Boston University, 2003), nos parecía que en la poesía del peruano lo temático --trabajado reiteradamente por la crítica: dolor, orfandad, compromiso político--; lo estilístico --el análisis más o menos puntual de uno o varios poemas con énfasis en su ficción de oralidad o en su escritura--; lo contextualizado --mestizaje social, relevancia del guano de las islas en la economía del Perú y en su literatura, relaciones amorosas, cárcel--; y lo psicoanalizado (crisis de identidad sexual, complejo de Tántalo o Edipo), reclamaban una explicación que integrara en alguna medida todos estos aspectos y que, sobre todo, lo hiciera del modo más discreto y simple posible. Ahora, una perspectiva de análisis polivalente como la nuestra requirió, a su vez, adoptar una metodología ecléctica, donde el común denominador sería que efectuamos --aunque no de manera radical ni sistemática-- una necesaria epogé de los temas para intentar encontrar algunos ejes creadores de sentido, y a cada uno de éstos los denominamos poéticas. De este modo, nuestro trabajo lo dividimos de la siguiente manera:

Cap. 1. La poética de la inclusión: Heraldos negros y heraldos blancos en Los heraldos negros;
Cap. 2: La poética de la circularidad: El mar y los números en Trilce;
Cap. 3: La poética del nuevo origen":
A) La piedra fecundable de los poemas de París (Poemas Póstumos I)
B) La piedra fecundada de España, aparta de mí este cáliz (Poemas Póstumos II)

Ahora, el eje primario o, más precisamente, la turbina icónica desde la que iban derivando las otras poéticas la hallamos en el letrismo de la vocal "O" de un verso de Los heraldos negros: "cuando abra su gran 0 de burla el ataúd" ("Avestruz"). Letrismo que icónicamente es un círculo y, también, podemos leer como "cero" incluso por razones prosódicas, la necesidad de mantener la uniformidad del alejandrino en el poema (Larrea). Asimismo, si bien es cierto "0" está representando --en el poemario de 1918-- sobre todo por la tumba ("charco" o "pozo", experiencias no gozosas y ambiguas con la amada, concepción religiosa de un Dios derrotado y permanentemente en pena, la melancolía de la tarde, etc.), tampoco deja de ser cierto que existen yuxtapuestos, aunque en estado larvario, ya unos "Heraldos blancos" (mar de la playa, amanecer, sexualidad gozosa, apuesta por un Dios femenino y no derrotado, etc.); es decir, todo un sistema de interrelaciones nominales o campo semántico paralelo al que da título al libro de 1918. Y esto básicamente por que en este poemario predomina lo que hemos denominado una lógica de la inclusión: la unidad no es un dígito, es ante todo una relación (amante y amada, hijo en el seno de la madre, creyente y Virgen, etc.), y por tanto este libro también son dos poemarios en uno.

En cuanto al segundo capítulo de nuestra investigación, intentamos demostrar que Trilce describe un viaje que tiene en el escenario marino su lugar de partida (Trilce I) y de llegada (Trilce LXXVII), circularidad temática que, según nuestra hipótesis, no hacía otra cosa que reflejar la relevancia del ícono "0" (vocal, círculo o cero) tanto en la estructura del libro como en la mayoría de sus imágenes más relevantes y símbolos reiterativos (los números), mas ahora no a través de su estatismo --como "charco" o "tumba" de Los Heraldos negros-- sino a través de su dinamismo y la constante mudanza en su perfil icónico; es decir, el "0" observado desde otra perspectiva puede ser 1, y viceversa. En otras palabras, en este capítulo nos avocamos a la adecuación de una lógica radial y metamorfoseante para entender el cambio y proliferación numérica, y lo que esta última significa en Trilce. De esta manera es que encontramos una relación bastante motivada entre los números y el mar; más, también, entre lo no divisible o no fragmentable y la lluvia. El poemario de 1922, en cuanto marino, es un relato que se fragmenta en personajes, de los cuales los números son sus símbolos; mas, en cuanto lluvioso, es lo no fragmentado, aunque efímero, y que basta con su sola presencia. Por lo tanto, frente al relato de raigambre marina --documentado desde la antiguedad--, el relato de la lluvia es aún virtual --viaje desconocido--, y en este sentido es que en Trilce subyacería también, finalmente, una utopía de la verticalidad. Trilce, entonces, parecería obedecer a una lógica multiradial y ternaria, pero donde el Tres no alude tanto a los números como a las dimensiones puestas en juego; esta es la manera por la cual este poemario se torna tridimensional, recrea con el lenguaje un paisaje en movimiento, todo el itinerario cinético de un viaje, del primero al último poema del libro.

Por último, en los "Poemas Póstumos I" (Poética del Nuevo origen, A) fue patente que los números reducían su paradigma al UNO y al DOS. El aliento de los versos era mayor tratando, a su vez, de encontrar desde ya un héroe para un gran fresco (ejemplo, los "niños" o la "Sierra de mi Perú"). Asimismo, constatamos que un culto solar se tocaba con el culto marino (mariano) de antes; que ahora al 0 de Trilce lo definía mejor esta confluencia (marino-solar) y que, además, aquel dígito de alguna manera se corporeizaba en forma de piedra. En general, sin embargo, los "Poemas Póstumos I" eran una indagación sobre el universo que obedecía todavía a un proyecto ilustrado o iluminista (semejante al Canto general de Pablo Neruda) ya que intentaba clasificar y articular todo bajo la estructura de un gran árbol, símbolo logo-falocéntrico de primer orden, aunque con la atingencia de que el árbol también representa simbólicamente la unión de los opuestos; sinónimo de convergencia ideal que mutó --siguiendo la irresistible atracción del cero o del círculo (0) en esta poesía-- y se perfeccionó en la piedra de los Poemas póstumos II.

Por su parte, en España, aparta de mí este cáliz (Poética del nuevo origen, B) la piedra le ganaba al árbol. La madre ("España") asimilaba al padre (Dios Creador) en este poemario; apoteosis de lo femenino, por lo demás, que ya la advertíamos delineada desde Los heraldos negros. La poética de la fusión encontraba aquí, pues, expresión plena. Esto se debía a que, percibida mejor desde los "Poemas Póstumos II" la dinámica de la maternidad, presente ya en el libro de 1918 y que involucraba al propio yo poético, constatábamos que ahora la piedra había transgredido y, al mismo tiempo, parecería haber superado una especie de tabú que estuvo expresado en la ausencia del número 8 en toda esta poesía. En otras palabras, el círculo superior (sol) e inferior (mar y tierra) del 8 eran ahora uno solo y, por ende, eran también sustantivamente ya otra cosa. Confluencia que incorporaba al mismo yo poético (microcosmos) y lo integraba y resolvía, asimismo, en su propia intimidad (masculino/ femenina) en 'madre' ("[niños] si tardo"). De alguna manera todo confluía hacia ese vientre preñado en que se había convertido la poesía de César Vallejo.

ARTÍCULO COMPLETO

domingo, 4 de abril de 2010

Estado de la crítica vallejiana



En la crítica de la poesía de César Vallejo existe un amplio espectro de perspectivas de lectura, tantas como las que ha motivado, por ejemplo, el intento de caracterización del vanguardismo americano (1). Obviamente, existen incluso algunos otros que consideran que esta poesía --adoptemos la perspectiva de Anderson Imbert o la de Osorio-- es simple y llanamente ininteligible, que todo esfuerzo de lectura es mero intento de «naturalización»: «domesticación del Otro con mayúscula, neutralización deformadora de la huidiza diferencia». Ante la poesía del peruano no queda más remedio que constatar una vez más la «imposibilidad de sociabilizar lo eminentemente individual» (Kaliman 1994: 378, 380)

Por lo que a nosotros respecta, debemos señalar que asumimos ecléctica, mas no acríticamente, todos los enfoques que han ido fijando y modificando el sentido de esta poesía (2). Es decir, somos eclécticos porque deseamos sintonizar con las propuestas del trabajo que nos ocupa: en la poesía de Vallejo no existen opciones únicas, menos aún callejones sin salida.


NOTAS

(1) Gloria Videla de Rivero nos ofrece una excelente sinopsis de esta polémica. La estudiosa distingue «Entre los que definen al vanguardismo americano en relación de dependencia con respecto al europeo [por ejemplo, Enrique Anderson Imbert] y entre los que buscan subrayar la independencia o la entidad específica del vanguardismo americano [por ejemplo, Nelson Osorio]» (1990: 28). Para el caso del Perú, y tal como lo observa Mirko Lauer: «El vanguardismo poético peruano se produjo dentro de la combinación de cosmopolitismo con nacionalismo que fue el ethos cultural (y en buena medida también político de aquellos años) […]. En general toda la lectura de la poesía vanguardista produce esta sensación de “hibridez” entre los elementos que Mariátegui divide la poesía de entonces [cosmopolitismo y nacionalismo]» (1982: 82).

(2) Los que aparecen sumariamente reseñados, aparte del trabajo de Ricardo J. Kaliman (1994), en David Sobrevilla (1995) y en Américo Ferrari (1989). Para este último, cuya reseña nos parece la más ponderada y matizada entre las otras: «la obra de Vallejo podría caracterizarse con la expresión difundida por un libro de Umberto Eco: es una obra abierta […]. Esta obra abierta ha suscitado más de una lectura igualmente abierta. Recordemos entre otras las de André Coyné, Alberto Escobar, Jean Franco, Rafael Gutiérrez-Girardot, Keith Mc Duffie, Julio Ortega, Eduardo Neale Silva, Roberto Paoli, Guillermo Sucre […]. Lo que caracteriza todas estas lecturas, aparte de no aplicar una metodología preestablecida, es que la investigación se apoya en ciertos contenidos semánticos de los poemas y de ellos parte, estudiando su alcance en la obra en relación con la escritura y sus procedimientos. Otro tipo de enfoque es el que parte de los procedimientos estilísticos para deducir de ellos la visión del mundo del poeta. El autor que más ha avanzado en esta dirección es Giovanni Meo Zilio [Stile e poesia in César Vallejo] […]. Otros críticos como Walter Mignolo, Enrique Ballón o Irene Vega, han querido aplicar métodos preelaborados por lingüistas y doctrinarios de la semiótica y de la poética. Los resultados no son convincentes. En el polo opuesto, trabajos exclusivamente dedicados a la interpretación de las ideas y la temática, pero que soslayan, como lo hace James Higgins, lo que constituye propiamente a Vallejo como poeta, esto es, su singular lenguaje poético. Ello también puede suceder en algunas exégesis que reivindican la poesía de Vallejo como exponente de una ideología, escuela o movimiento filosófico, sociológico o político. Las principales son las existencialistas y las marxistas [...]. [La exégesis de Juan Larrea] comete el mismo error que los ideólogos, pero al revés: deja de lado lo que puede haber de social y de político en la obra poética de Vallejo» (Ferrari 1989: 711-714). Y, aunque referido más bien a los tipos humanos de los vallejistas, véase Silva Tuesta 1994a.

Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo
(Lima: Fondo editorial PUCP, 2004) pp. 13-15.

martes, 30 de marzo de 2010

La mecha



(César Vallejo en Valencia: Congreso de Escritores Antifascistas, 1937)


Con el rabillo
A contracorriente
Arañas el flash.

Rodeado de antifascistas.
Húmedo y cóncavo para el pan.
Desfondado ante las palabras
Y sin pelar el diente

Sorprendido
En plena cultura
Occidental

Aunque tu cabeza sean dos:
Es lo que no muestra
Esta fotografía.
Como a la Sudamérica
De tu sien izquierda
Corresponde el África
Blanco oscura
De la otra cien.

Como al diablo sucede
Alguien que llora
Es tímido y acaso sonríe.

Última cena de América.
Y la primera de este mundo
Multifásico en tres cuerdas
En tres alas impúdicas
Que arrastran y vuelan también.

Vallejo enfermo
Vallejo sano

Miga que ya se ha hecho grande

Vallejo
Izquierdo
Quemado
Paralizado
O erecto

En la línea mortal
Del equilibrio.

lunes, 29 de marzo de 2010

Vallejo sin fronteras (libro en preparación)


Fotógrafo: Juan Domingo Códova

ARTÍCULOS
2010 “Mujer, fatal, compañera y madre en la poesía de César Vallejo”.
2008 “El Taller Literario César Vallejo en la República Dominicana”. pp. 123-136 IN: Berroa, Rei (ed.); Aproximaciones a la literatura dominicana, 1981-2008. Santo Domingo, Dominican Republic: Banco Central de la República Dominicana; 2008. 338 pp. (book article)
2007 “Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana”. Lexis, October. And [www.ucm.es/info/especulo/numero36/ - 23k -]
2007 “El diálogo Borges-Vallejo: un silencio elocuente”. Variaciones Borges, No 23. Abril. 183-205.
2006 “Compromiso y magia en la poesía de agitación política: El caso de Roque Dalton (y César Vallejo)”. V Congreso Internacional de Literatura Hispánica. Lima, March 8-10.


RESEÑAS Y CRÓNICAS
2010 “Hitos y metamorfosis del deseo en la poesía de César Vallejo”. VALLEJO SIN FRONTERAS [http://vallejosinfronteras.blogspot.com/2010/06/hitos-y-metamorfosis-del-deseo1-en-la.html]
2008 “Trilce y Georgette”. Blog de Pedro Granados [http://blog.pucp.edu.pe/item/40741]
2008 STUMBLING BETWEEN SEVERAL ENEMIES? (Reseña a libro de Stephen Hart, Stumbling between 46 stars) Blog de Pedro Granados [http://blog.pucp.edu.pe/item/20436]
2005 “César Vallejo y su pensamiento cuantitativo”. Escritores y poetas en español. www.letras.s5.com
2005 “Crónica de Santiago de Chuco. César Vallejo: al filo del reglamento”. [http://www.omni-bus.com/n2/chuco.html]



PRESENTACIÓN

“Vallejo sin fronteras” explica y enfatiza, en estos textos posteriores a mi tesis de doctorado para Boston University --Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo (Lima: PUCP, 2004), (México: UAP, 2004)-- aquella radical condición de la obra lírica del peruano. El presente volumen lo constituyen dies ensayos (entre artículos, reseñas y una crónica), escritos durante los últimos cinco años, cuyo repaso de los títulos resulta de por sí ilustrativo. De este modo, y atendiendo la secuencia, hayamos los poemas de Vallejo ventilados desde su dimensión femenina: la inherente al propio yo poético y, simultáneamente, la vinculada a la mujer como tema o referente; dimensión femenina de la que, asimismo, se intenta explicar su proceso de construcción o articulación semántica desde Los heraldos negros hasta “España, aparta de mí este cáliz”.

Respecto a “El Taller Literario César Vallejo en la República Dominicana”, este artículo tiene que ver con la recepción del autor de Trilce en contextos tan poco estudiados como las Antillas; y, en este caso particular, la ciudad de Santo Domingo durante la década del 80. Taller que, además, y sin exagerar un ápice, hizo posible la experimentación y el posterior desarrollo de una propuesta poética plenamente moderna (ahora mismo postmoderna) como es el caso de la destacada --y hoy por hoy en pleno auge-- poesía dominicana.

Luego, sigue un ensayo que intenta leer Trilce desde la clave de la marinera limeña; es decir, desde el contexto de la modernización de Lima (años 20) y la gravitación de la clase proletaria... en específico, desde la quinta o el callejón donde los obreros --y César Vallejo acaso como un curioso provinciano o un polizón sin barrio-- celebraban la vida con aquel ritmo de raíz afro-peruana. Obvio, es un intento de encarnar aquel poemario de 1922 y rescatar --incluso el debatido significado de su título-- de la mitología internacional, con empaque académico, desde donde usualmente se lo lee; como del cerrado coto andino o abalorio de anécdotas que, igualmente, sólo por inercia mental permitimos continúe aquel libro maniatado.

Por otro lado, “El diálogo Borges-Vallejo: un silencio elocuente” (ensayo publicado en Variaciones Borges) contribuye, tal como leemos en un portal de la Web:
“a la comprensión de dos sensibilidades poéticas altamente incompatibles y aparentemente disociadas que la crítica suele ubicar en estancos separados pese a formar parte de un mismo momento literario […] Como es bien sabido, las trayectorias de ambos siguen caminos divergentes dentro de la renovación poética de vanguardia; sin embargo, en la obra de uno y otro pueden detectarse ecos de un diálogo indirecto y polémico. En este ensayo se ofrecen algunos vestigios que apoyan tal conjetura, pero sobre todo se busca profundizar en aspectos definitorios de ambas poéticas y delinear correspondencias entrañables entre una y otra” [http://www.connotas.uson.mx/vol8/resumenes_ingles.htm]
Por lo tanto, el lema “Vallejo sin fronteras” se corrobora nuevamente en tanto, esta vez, construye un diálogo intelectual aparentemente imposible; e ilustra, adicionalmente, un gesto fundamental en el ámbito de hacer más productiva --vía el conocimiento mutuo y la tolerancia-- la convivencia (en este caso poética) entre nuestras sociedades y culturas.

Culminando el apartado “Artículos”, nos encontramos con un texto que pone de relieve la radicalidad y, simultáneamente, la complejidad del compromiso político de un autor como el salvadoreño Roque Dalton. Poeta, este último, que se consideraba él mismo como miembro integrante de la “Familia Vallejo” (frente a la “Familia Neruda”), entre sus colegas escritores, y en cuya obra comprobamos precisamente aquello: sus afinidades artísticas, filosóficas e ideológicas con la poesía del peruano.

En lo concerniente a las “Reseñas y crónicas”, aunque en este formato “menor”, también ventilan aspectos poco transitados por la crítica vallejiana y, en general, se vinculan a lo estudiado asimismo en los artículos. De este modo, el tema de Georgette Philippart es tratado tanto en relación al libro de Miguel Pachas (Georgette Vallejo, al fin de la batalla) como en lo relativo al volumen de Stephen Hart (Stumbling between 46 stars), en particular, al video adjunto a este libro que recrea las relaciones entre ambos esposos y, concretamente, especula sobre el rol más bien siniestro de Georgette en el destino de los desaparecidos manuscritos de Vallejo. En general, respecto al papel de la célebre viuda en la vida literaria de su esposo, en estas reseñas se matizan o problematizan automáticas adhesiones o detracciones. Georgette Philipart, no sabemos si fue realmente la celosa guardiana de los poemas póstumos de su esposo; pero sí, con seguridad, la primera que creó --en cuanto lectora-- un tipo de Vallejo. Aquel del perfil político o comprometido, en desmedro de uno anterior a ella: el yo poético de Los heraldos negros y Trilce.

Los textos restantes, una reseña y aquél titulado “Crónica de Santiago de Chuco. César Vallejo: al filo del reglamento”, no hacen sino reiterar y continuar ilustrando aquella vocación por la complejidad, simultaneidad y alcance sin fronteras que percibimos en la poesía vallejiana. Ejemplo sin par, creemos, de obra abierta y en diálogo constante con lo que somos, con lo que podemos llegar a ser.