domingo, 11 de octubre de 2015

EL CANTO DE LA LLUVIA: LA PALABRA POÉTICA DE CÉSAR VALLEJO (TRILCE LXXVII)/ Gabriella Menczel




"La presencia constante del mar en Trilce ha sido elucidada en la brillante monografía de Pedro Granados
[Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo, 2004], quien a través del análisis de varios poemas demuestra de manera convincente que el mar no es sólo un “referente sino ante todo [...] [la] dinámica interna que en los números se iconiza” (Granados 2004: 54). Sin embargo, el crítico aparte de vincular el mar con los números (con el cero en especial), también lo relaciona con otros motivos de presencia marcada del poemario. Para dar una muestra no exhaustiva, lo relaciona verbigracia con el tópico del viaje entendido como “aventura cognoscitiva” (Granados 2004: 55); con el erotismo por su conexión con el nacimiento de Venus (Granados 2004: 54); con la metamorfosis y el movimiento circular, con las dualidades que se entrecruzan y se mezclan (Granados 2004: 57); con la isla, tema iniciado a partir del primer poema del tomo (Granados 2004: 61462); con la importancia de las fronteras “frente a algo supremo e imposible”  (Granados 2004: 64); la verticalidad contra la horizontalidad (Granados 2004: 66), o bien el sol contra el mar o la tierra (Granados 2004: 86); con el proceso del nacimiento (Granados 2004: 75); con la búsqueda rebelde (Granados 2004: 76); con el código de la música (Granados 2004: 69) y la materialidad significante de la escritura y las letras (Granados 2004: 75). En fin, se trata de un intento reiniciado en cada poesía de captar la fugacidad que está en movimiento constante"

 http://cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/16/aih_16_2_251.pdf



Dra. Menczel, Gabriella 

Universidad Eötvös Loránd de Budapest
Departamento de Filología Hispánica


viernes, 25 de septiembre de 2015

Como sin darnos cuenta



Mis manos juegan con el poema
Como con una pequeña piedra
Dedos sin huellas digitales
Piedra que un perrito lame
Mientras estropea
Todo lo delicado que toca.
Pero todavía  así y a pesar de todo
Pequeñas piedras como las que
Lanzamos al cielo y éste
Invariablemente evita.
Piedras como el agua que recordaba
Como mi alegría entre las mariposas
Y los pájaros
Que se desprendían de aquel huerto.
Piedras como dados
Piedras como pezones
Que un día sustraje u otro día
Quedaron entre mis manos
Como sin darme cuenta.
La mente es todo  nuestro cuerpo
Como lo entendieron Spinoza, el holandés,
Y César Vallejo, el de Santiago de Chuco.
Pensar con las manos
Recoger a través de ellas
Arrancar desbrozar uncir
Levantar muy en alto
Entre ambas el poema
Que también se va de manos
Y que es desde donde  nos viene el alma
Pira de piedras
Precaria llama que activa
Pareciera que por capricho el poema.
Como sin darnos cuenta.

 Nuevo poema que habría que agregar a AMARUS o acaso a ACTIVADO o que incluso constituya una colección nueva o el inicio –a modo de portada– de un ensayo sobre la intrersección entre Baruch Spinoza y César Vallejo.  No lo sabemos todavía.