miércoles, 15 de abril de 2020

15 de abril de 1938: César Vallejo en la Clínica Arago

Qué inútiles tus pasos tan lejos de mi adolorida y lacerada espalda. De tu chuchita todavía sin desbravar. Sobre mis hombros se halla siempre el lugar de tus torneadas piernas. Y la pose que más me gusta, tanto como a ti, es la del perverso pollito. Entre estas imágenes deliraba Vallejo en su lecho de enfermo y justo a un par de días de irse. De irse, pero no venirse sobre la enfermera de origen argelino que le hacía recordar a su Otilia limeña. Tupidas cejas, entrenzadas y muy amplias; labios carnosos y siempre como en actitud de inflar un globo de feria. Absolutamente, cejas y labios, impúdicos para su tierna edad. Vallejo desvirgó a ambas. Es decir, a Otilia en la realidad; a su joven y diligente enfermera, Cardonia, sólo en el delirio de la fiebre. De esta manera aquella eterna habitación en el solar de “El Chirimoyo” –de los criollos Barrios Altos, distrito colindante al centro de Lima– pasaba a adosarse a la aséptica de la parisiense Clínica Arago; y luego a confundirse por entero con ella. Y, aunque efímeras, en las contadas y casi imperceptibles treguas que le dio su postrer agonía, el “Cholo” fue de veras un hombre muy, muy feliz.
Foz do Iguaçu, 2013.

sábado, 4 de abril de 2020

CUARENTENA


Trilce calendario solar vertical
Ceque mi llanto
Mi arritmia anímica inevitable
Mi abisal desamor
Contra los que leen a Vallejo
Como un socialista
Como un cristiano
Como un consumado ventrílocuo
Calendario que consulté
Que consultaba
Nomás estaba enamorado
Y veía ensartarse el amor
Tal cuentas de un collar
De perlas cultivables o no
Casi da lo mismo
Un collar un carrusel más bien
Que iba siempre hacia lo alto
Desde una simple emoción
Verla crecer hasta las nubes
Desde una sola desdicha
Desde una sola muerte
Que procuraba colgar sin demora
Sobre aquella noria
Sobre aquella nube de monólogos
En los momentos más frágiles
Unas lágrimas que eran también
Las de mi madre las de mi padre
Que no sé si alguna vez lloró
Las de mi hermanito Germán
Cuya flecha llega justo hasta aquí
Hasta esta agua que se cuela
Por la rendija
De esta puerta
Como se cuela
Este espejo que deslizo
Y abro para que le dé el sol
Les hablo desde todos mis años
Todos y cada uno y cada hora
Vallejo no era socialista
Vallejo no era cristiano
Vallejo no era poeta
Sino porque no había otro remedio
Y su mirada de roedor gigante
Acompañaba a la de la asexuada
Gaviota desde la que miraba
Cuando era un muchacho
Y la nube el sol la estrella fugaz
Los labios besándose de los astros
Aunque iba la mirada baja
Sabía me acompañaban
Sé que voy a morir
Sé que mi manera de leer
A Vallejo
Va a quedar en suspenso
No critico a los críticos
Menos los individualizo
La inmensa mayoría de ellos
Un arrecife de ganapanes
Tampoco aunque los deploro
Voy a hablar otra vez mal
De los poetas
Con una sola vez ya basta
Pero creo en Sasha Reiter
Como creo en Carlos Quenaya
Como creo en Ethel Barja
Sólo falta que ellos crean
También en ellos mismos
Y se aten al mástil de la existencia
Y no se cubran los oídos con cera
Hasta ya no creer más en  sirenas
Y sí creer en el Sol
Y sí creer en Vallejo
El más tierno entre todos sus hermanitos

©Pedro Granados, 2020


miércoles, 1 de abril de 2020

Tamara Kamenszain (Video)/ Pedro Granados (Reseña)



Tamara Kamenszain — Conferencia “César Vallejo: un posmoderno en la modernidad”
No hay que exigirle a Kamenszain que conozca mejor la biografía del poeta.  Tampoco, mayor autoconciencia de la crítica vallejiana que se halla justo debajo de su lengua.  André Coyné no lo es todo aunque, cómo no, sea muy importante.  Sin embargo, esta expositora, con aires de la “Tana” Rinaldi, tiene magia para ese otro tango que es la poesía.  Además, es intuitiva e inteligente.  Pasemos a recrear sus aciertos de lo que dijo sobre la poesía del nacido en Santiago de Chuco, donde Kamenszain no constata dualismos ni grietas entre una época y otra, desde Los heraldos negros (1918), pasando por Trilce (1922) y recalando un tanto en el poemario póstumo, España, aparta de mí este cáliz. Nosotros acompañamos su discurso, procuramos dejarlo fluir; y, las pocas veces que lo intervenimos, usamos los corchetes.
Frente a la “vanguardia” autoritaria, actitud dialogante (posmoderna)… Vallejo “tira cosas como un anzuelo”.
De: “Hay golpes en la vida tan fuertes yo no sé”
Entre lo “universal” y lo “personal” –separados por los puntos suspensivos– justo en esto último (“…”) o la “suspensión del sentido” o una V imaginaria, y no en otra parte, se halla la poesía.
Además, una de las letras con las que más él trabaja en Trilce es precisamente  la V… busco volver de golpe el golpe… Trilce IX.
Trilce, laboratorio del escritor [¿sólo esto, en aras de un producto “mejor”?]
El trabajo con los números… está a favor de lo triple (3)… los puntos suspensivos, la suspensión… de allí el oxímoron o la paradoja permanente.
Investigación con la interlocución, el coloquio… “Las personas mayores”… quién habla, a quién le habla [“Quién hace tanta bulla…”, Trilce I]… mago del yo lírico, lo hace circular por diferentes voces… la 1era persona no está sino hasta el final… “recluso” (cárcel).  ¿Habla como un niño o habla como la madre (“mamá” en Archivos) [“Niños, si tardo” de España, aparta de mí este cáliz]…cuidado en ir por ahí…“Madre dijo que no demoraría” … convoca al lenguaje de la infancia [Giacovate], no a los chicos, que es el lenguaje de la poesía…  abre la poesía hacia el coloquio… Girondo, aunque semejante es distinto, lo suyo es  como una investigación sobre el lenguaje.
Trilce está escrito en la cárcel… Coyné [Falso, consultar Espejo Asturrizaga].
“Poesía nueva”…manifiesto individual… no importa el lenguaje (vanguardia) sino la sensibilidad nueva (como ahora…)
Qué es la palabra Trilce… Larrea dice dulce es a doble como triple es a Trilce: el cristal se melaría y tomaría la horma de los sustantivos que se endulzan… Trilce: dulce y triple…
Lo humano ya no es lo humano del humanismo, sino lo poshumano [Andamos en esto desde nuestra tesis para BU (2003) y, con otros matices, continuamos en ello]… Jean Franco dice que Vallejo invirtió el código cartesiano… sufro y soy, pero no sé… certeza de vida y de existencia… no es el hombre de la modernidad… del poder: puedo escribir los versos esta noche (Neruda)… también Vallejo está animalizado, va mucho hacia lo animal: “caballísimo de mí!”… yo… mi “semejanza humana” no es el humano en el centro del mundo que sabe lo que quiere… las cosas son las que quedan haciendo la coartada… “Paris, octubre 1936”: “De todo esto yo soy el único que parte”…   Es una especie de humanoide, ¿deshecho humano?; éste es el que va a la Guera Civil española…
Lo del nombre, poner el nombre o la firma dentro del texto es algo muy anticipado, no lo hicieron los vanguardistas… sí Francis Ponge (Derrida), pero posterior a Vallejo… exhibición de la firma porque Vallejo se retira como humano, no me creo un autor… algo semejante con las fechas (Celan)… título del poema…. Tatuajes… inscripción.  Muy avanzado esto  que hace Vallejo.
En España, … “libro maravilloso” [¡pillamos a la autora!]… ya está lo que hoy está de moda… el cronista o el periodista… auto-ficción y todo esto… se mete como un etnógrafo, pero anónimo u objetivo (Juan Villoro, testimonio del que no sabe)
[“Cuadrumano” (España,…)… “cuadrúpedo intensivo” (“Cuatro conciencias”)]
La crónica traspasada por la experiencia, vida, células, lo que Vallejo pide desde “Poesía nueva”.
Pedro Rojas, Vivan los compañeros… la de Trilce…
Pedro… dulcemente… en representación de todo el mundo… Vivan los compañeros… luchó con sus células… “su cadáver está lleno de mundo”, oxímoron entendido como ‘de la totalidad’… Vallejo, cronista de la posmodernidad.

martes, 24 de marzo de 2020

Periodismo y humanidades en César Vallejo


Galáxia. Revista do Programa de Pós-Graduação em Comunicação e Semiótica. PUC-SP.  No. 43 (2020)  41-53. 

Resumen: Se estudió el periodismo de César Vallejo, sus crónicas, en relación con varias nociones de las humanidades que se proponen aquí; humanidades en tanto libros, pueblos, narrativas o post-antropocentrismo. No menos, en la vinculación de aquéllas con el neo realismo (Meillassoux, Gabriel, Harman, etc.); por cuanto, periodista y filósofos, finalmente enarbolan el giro ontológico. También este ensayo se propuso elaborar, aunque muy inicial, una taxonomía cualitativa de las crónicas; es decir, una no temática o meramente cronológica. El resultado fue, creemos, confirmar la actualidad e incluso virtualidad – futuridad – de César Vallejo como periodista.
Palabras clave: humanidades y periodismo; crónicas de César Vallejo; nuevo realismo.

sábado, 29 de febrero de 2020

TRILCENTENARIO


Empezamos, desde ya, y a nuestra manera, la celebración de tan magno centenario, Trilce (1922).  Por el momento, con un mini-curso a ofrecerse en Centro Cultural Brasil-Perú ("Trlce/Teatro: guión, personajes y público"), los días 10 y 12 de marzo (ver afiche).  Asimismo, con la propuesta de una línea de investigación de VASINFIN, titulada: "Poesía peruana y mediación conceptual", la cual se puede leer más abajo.  Invitamos a los investigadores  interesados a sumarse al desarrollo de esta línea de investigación.  La cual se verá plasmada en un libro, editado por VASINFIN (y algún otro co-editor),  a publicarse a inicios de 1922.  A estas propuestas se irán sumando otras iniciativas y, desde ya, damos la bienvenida a todas las que nos hagan llegar.  Mayores detalles a través del correo de VASINFIN (vasinfin@gmail.com).



Poesía peruana y mediación conceptual

“Si alzando las manos,
formando una garra,
pudiera desgarrar
mi cielo más próximo…
Quizá esa sea la destreza
del hombre del futuro.
Comerse su propio cielo”       (Granados 1986)

La capacidad mediadora de la poesía peruana --en perspectiva conceptual o multinaturalista[1]-- alcanza su plenitud con Trilce.  Logro que tiene sus antecedentes en el mito de Inkarrí, Dioses y hombres de Huarochiri  y la Nueva corónica y buen gobierno de Huamán Poma de Ayala.  Además, en su reacción a la poesía “mundonovista” del Modernismo (José Santos Chocano).  Así como, por otro lado, en cuanto aquel poemario de 1922 constituye una elaboración propia del costumbrismo limeño (Granados 2007) --tipo Ricardo Palma, Clemente Palma o José Diez Canseco--; lo mismo que del criollismo o ruralismo del grupo Colónida y Abraham Valdelomar (Granados 2017a).

Trilce que tiene en los 30′, a través de la poesía de Martín Adán, a su mejor glosador multinaturalista en clave barroco-coloquial.  Y ya en la generación del 50, dado el interés por la cultura precolombina entre la mayoría de sus miembros --sobre todo entre los motejados “puros” (Javier Sologuren, Jorge Eduardo Eielson, Blanca Varela, etc.) y no tanto así entre los “sociales” (Alejandro Romualdo, Washington Delgado, Pablo Guevara, etc.)-- al poemario Estancias (1960) de Sologuren como un auténtico heredero de su poderosa mediación conceptual.  Obviamente, una vez catalizada la lectura de este último poemario con la antropología de Claude Lévi-Strauss, el budismo Zen (Daisetsu Teitaro Susuki) y, no menos, con lo que ha elaborado Eduardo Viveiros de Castro sobre el pensamiento amerindio.  Estancias, entonces, cual un concatenado repertorio de ideogramas o discretos diseños con los cuales entablar, desde el Perú, un diálogo intergaláctico.
Seleccionamos a Javier Sologuren, a quien dedicamos nuestra tesis de Bachiller en Humanidades por la PUCP (Granados 1987) y no, por el contrario, a Jorge Eduardo Eielson o a Blanca Varela –habiendo estos últimos incluso rescatado de modo explícito la herencia precolombina en sus poemas– porque en el primero de ellos prima el existencialismo tanto como, en la poesía de Varela, predomina el expresionismo. Ahora, no es que no sea posible, implicando a Lévi-Strauss o a Viveiros de Castro en nuestra tarea, levantar una topografía multinaturalista a partir de la lectura de aquellos poetas peruanos; sino que la fanopea de Javier Sologuren --acaso de modo paradójico en tanto poeta “puro” o en menor grado “ideologizado”--  mapea y sintetiza aquella mediación de manera simple y sorprendentemente elocuente (Rebaza 2000).
Por otro lado, y de manera secuencial, generación poética peruana de los años 60-70 que, a semejanza del subgrupo de los poetas “sociales” del 50′, estuvo intensamente interesada, acaso con la solitaria excepción de Luis Hernández Camarero, en la real politik y no en lo post-humano (otra manera de aludir al multinaturalismo).  Así como los poetas peruanos --del 90 y del 2000-- escasamente se concibieron amerindios.  Y, más bien, estos últimos asumieron y ventilaron en sus obras diversos tipos de problemáticas globalizadas y urbanas como la de la identidad (género, etnicidad), ecología e incluso una construcción cultural filantrópica como la del multiculturalismo; además de ensayar un desmontaje semiótico generalizado: “giro lingüístico”, “giro visual”, etc.  Ante este panorama, es recién hasta la poesía de la denominada generación de los años 80 (ejemplos, Magdalena Chocano o este autor) y, también, la de dos poetas contemporáneos y al mismo tiempo marginales  de Hora Zero (años70) como José Watanabe y Vladimir Herrera, cuando la mediación conceptual vía el “giro ontológico”[2] o el multinaturalismo --y, no menos, la extraordinaria irradiación de Trilce-- se ha tornado tan marcadamente relevante e influyente en toda nuestra región: “Vallejo en español selvagem y portunhol trasatlántico” (Granados 2017b).

Obras citadas
Alberti, Benjamin.  “Arqueología de la ontología”, en: Annual Review of Anthropology,        2016, 45: 163-179.  Traducción Andrés Laguens, octubre 2017.
Granados, Pedro.  Trilce/Teatro: guión, personajes y público.  Brasil: ABH, 2017a.
———– “Vallejo en español selvagem y portunhol trasatlántico”.  Sibila,  2017b
——— “Estancias, síntesis de imágenes aéreas en la poesía de Javier  Sologuren (1942-1960)”      Tesis  Bachiller, PUCP, Lima-Perú, 1987.
———– Vía expresa.  Lima: INC, 1986.
Rebaza, Luis.  La construcción de un artista peruano contemporáneo.  Lima: PUCP,        2000.
Rizo Patrón, Rosemary
            “Multinaturalismo e interculturalidad en el horizonte del      mundo de la vida”, en: Anuario colombiano de fenomenología, volumen VII, Pereira, Co.: Universidad Tecnológica de Pereira/Editorial UTP. Vol. I, 2013. 195-209.

[1] Según la cual: “se afirma la unidad (‘universalidad’) de un espíritu cósmico versus la diversidad (o ‘particularidad’) de los cuerpos naturales (Rizo-Patrón 196).

[2] “Las aproximaciones ontológicas críticas [ni “naturalismo” ni “constructivismo”] están unidas en su cuestionamiento de la capacidad de la ontología moderna de la sustancia cartesiana—la visión de que el mundo está dividido en dos tipos de sustancias, materia extendida y pensamiento—para explicar plenamente el mundo material.  Fundamentalmente, la metafísica alternativa consiste en ontologías relacionales.  Más que hechas de objetos discretos o piezas de materia, todas las cosas están constituidas por sus relaciones. […] Un nuevo lenguaje intenta imaginar la compleja topología de estas realidades relacionales, incluyendo la “red” de Latour (2005), la “malla” de Ingold (2007, 2012) y la “mezcla” o “enredo” de Barad” (Alberti 2017).  Y, no menos, el “multinaturalismo” (1996); aunque: “Es revelador que el objetivo de Viveiros de Castro –sistematizar el pensamiento amerindio en una metafísica tal que pueda tener un efecto recíproco sobre el pensamiento antropológico y la metafísica “naturalista” u occidental—rara vez es citado.  Como tal, mucha de la ontología social y la nueva arqueología animista omiten la postura crítica de la obra de Viveiros de Castro” [Aunque esto ya lo curé desde la obra de un poeta “amerindio” como Javier Sologuren, y sustenté en la PUCP ya en 1987] (Alberti 2017).



miércoles, 1 de enero de 2020

En vísperas del 2022, año de Trilce


Se ofrece un seminario, “Trilce/teatro: guión, personajes y público”, el cual constituye a su vez la difusión y comentario detallado de un libro de nuestra autoría con el mismo título.  Estudio ganador del PRÊMIO MARIO GONZÁLEZ (Categoría Literatura, Editora Associação Brasileira de Hispanistas (ABH), 2016) cuyo enfoque lo podríamos resumir del modo siguiente:
Desde la perspectiva del ensayo de César Vallejo, “Notas para una nueva estética teatral” (1934), se lee Trilce (1922) en tanto teatro. Poemario u “obra teatral” con guión (mito de Inkarrí), determinados personajes, a la larga andróginos todos, y dirigida a un público tanto de la Lima de la época (años 20, s.XX) como del presente y averseas (años 20, s.XXI).
Aquellas instituciones interesadas en organizar este seminario pueden entrar en contacto con nosotros, “Vallejo sin Fronteras Instituto” (VASINFIN), a través del correo:
vasinfin@gmail.com

martes, 5 de noviembre de 2019

Stephen M. Hart (2019). El Vallejo «verde» de Los heraldos negros. Revista Archivo Vallejo 4(4): 47-71

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Vallejo   deliberada   y   conscientemente   crea   una   dimensión   endogámica en el terreno del lenguaje poético, la cual es análoga al  incesto  genético (Hart 68)
Obvio, desde una perspectiva  positiva y lineal del parentesco, no rizomática; la cual constituye, esta última, el modo específico y cultural donde debemos situar a la “familia” o el archipiélago o el “ciliado arrecife” donde nació el poeta.
¿Cuál  es  el  resultado  de  la  decisión  tomada  por  Vallejo  de  «endogamizar» la lengua? Primero, se nota que las palabras gozan de esta pérdida del control y empiezan a crear un nuevo mundo  basado en nuevas leyes; un adjetivo, por ejemplo, puede adoptar  la  modalidad  de  otro  componente  gramatical,  el  sustantivo  puede comportarse como si fuera un adjetivo, el adverbio puede disfrazarse de sustantivo, y el sujeto puede convertirse en objeto. Esta  aventura  llegaría  a  su  cúspide  en  Trilce, pero  ya  existen  algunos  indicios  de  esta  trayectoria  en  Los  heraldos  negros (Hart 69)
¿Y Quevedo?  ¿Y Góngora?  Aquellas metamorfosis, el tantear y ventilar conceptualmente  diferencias y simetrías, le vienen a César Vallejo de sus atentas lecturas del Barroco; en particular, de la poesía de Luis de Góngora (Ej. Fábula de Polifemo y Galatea) que remite, asimismo, a la Metamorfosis de Ovidio.  En este sentido, no olvidemos que los famosos protagonistas de aquella fábula gongorina –Polifemo, Galatea, Doris y Acis– son todos ellos, tras distinta apariencia y función en el poema, finalmente agua (Granados: Trilce XLVII y el “no nacido”).

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