jueves, 10 de junio de 2010

César Vallejo, The Complete Poetry (Clayton Eshleman)



Quiero saludar la publicación en inglés de la poesía completa de César Vallejo; asimismo, aunque breve, la interesante entrevista a su distinguido traductor, señor Clayton Eshleman. Entre las cosas que se recogen allí, todas pertinentes y ya conocidas por los estudiosos, una ha llamado y llama poderosamente mi atención, aquello de: “Si bien sufrió profundamente, tanto mental como físicamente, encontró sentido y significado en todos lados, incluso en la terminación de la vida humana”*. Considero que los últimos estudios sobre la obra del peruano se encaminan por aquí; sin soslayar el dolor, tan socorrido por ciertas teorías de agenda o lecturas de efemérides, no escatiman el gozo, particularmente en Trilce.


*Eshleman, Clayton, “Todo Vallejo en inglés” (Entrevista por Ulises Gonzáles). El Dominical (El Comercio, 3, 12, 2006) pp. 6-7.

domingo, 6 de junio de 2010

Hitos y metamorfosis del deseo(1) en la poesía de César Vallejo



Los Heraldos negros (1918)

Oral: Zona erótica: el seno materno: “Deseo del Otro original, la madre” (Lacan) [pulsión canibalística]

Trilce (1922)

Anal – fálico


Anal: inversión: el yo poético es la madre que está a la expectativa del guano de su niño: el universo, el mundo; en Trilce I no es el yo poético el que defeca. O, de modo usual, la identificación del yo con sus propios excrementos se ha proyectado al mundo y, particularmente, al mundo de arriba: al sol; el cual, por ejemplo en Trilce XIV, sería también el que defeca: “Esas posaderas sentadas para arriba” (v.6). Asimismo, en Trilce I, el yo poético sería una madre que recibe gozosa la donación (defecación) de su hijo, el Sol --“seis de la tarde/ DE LOS MÁS SOBERBIOS BEMOLES” (vv.12-13)--, para beneficio de su “insular corazón” (v.8).

Fálico: La cuestión fundamental en Trilce es la diferenciación sexual. En este sentido, este libro describe un círculo (Trilce I a LXXVII) porque es la constatación de un hallazgo; la exploración --demorada y sistemática-- del contorno de una vulva. Territorio liminar respecto a la profundidad del útero. Espacio paralelo y semejante a la playa (escenario típico de Trilce) respecto al fondo marino --o análogos: “charco”, tarde gris y lluviosa-- característico de Los Heraldos Negros. Asimismo, y de modo paralelo a aquella exploración radial , descubrimiento perplejo --y no menos gozoso-- de la ausencia de pene en la mujer. Esto último, a diferencia de la donna fálica --la Salomé, atractiva y castradora, tan cara al Modernismo y, en especial, a la obra de Rubén Darío-- que era imagen o presencia predominante en Los Heraldos negros. Aunque, también de modo simultáneo, el yo poético testimonie otra paradoja o inversión, la de un clítoris que --tal como aquel “bravo meñique” de “Hasta el día en que vuelva” de Poemas humanos-- algún día se hará grande; de manera puntual, en “España, aparta de mí este cáliz”.

“España, aparta de mí este cáliz” (Poesía póstuma)

Fálico: Fijación hacia una madre todopoderosa. En tanto hembra-varón, semejante a Salomé, aunque a su vez distinta a ésta: no seduce para aniquilar sino, por el contrario, acoge para perpetuar la vida hacia el futuro (la de los niños y las niñas, hijos de republicanos o nacionalistas, sobrevivientes de la Guerra Civil Española). Este poderoso símbolo de la madre le permite, o sigue posibilitando a esta poesía, negar una radical diferencia entre los sexos. Es más, en el contexto de un poema tan marcadamente épico como “España…”, el mismo yo poético se hace madre a través de encarnar una voz, entre las tantas de este largo poema polifónico: “[Niños] si tardo” (v.47). El padre ha estado siempre un tanto ausente o muy arriba, como el Sol. Y, acaso justo por este motivo, no menos paradójico, es que no experimentamos en la lectura de esta poesía odio al padre.




(1) “El Deseo, en el sentido de Freud, el deseo inconsciente, ese deseo que es siempre singular de un sujeto, y no propio de la especie, es un deseo que, a diferencia de la necesidad, no camina en el sentido de la supervivencia y la adaptación. Es un deseo que por el contrario daña, es al mismo tiempo un deseo indestructible, un deseo que no se puede olvidar porque es esencialmente insatisfecho. A diferencia de la necesidad, no es una función vital que pueda satisfacerse, pues en su surgimiento mismo está coordinado con la función de la pérdida. Es cierto que Freud nos habla de realización de deseos, pero ¿no nos dice algo acerca de la realización del deseo el hecho de que sea precisamente en el sueño donde Freud lo descubre? Realización del deseo, sí, pero en el tejido del sueño, de la alucinación. ¿Y qué puede tener que ver con la necesidad biológica un deseo que se cumple, que se realiza en el tejido del sueño, esto es, en el símbolo, en el lenguaje [en la poesía]? ” Dolores Castrilo Mirat, “Necesidad, demanda, deseo” [http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/N/necesidad_demanda.htm]

miércoles, 2 de junio de 2010

Trilce y la marinera limeña: Plan de investigación



“Me contó Georgette [Philippart de Vallejo] cómo el cholo [César Vallejo] en días de fiesta solía bailar marinera con paisanos llegados a París. Pero de pronto se alejaba de su pareja y se quedaba solo con su pañuelo en alto” [“Entrevista inédita de César Lévano a Georgette”, El Popular (Lima, 5/ 12/ 84)]


La “sumilla” de mi reciente artículo “Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana” (http://www.ucm.es/info/especulo/numero36/trilce.html), lo ilustraría del modo siguiente:

“Entendemos que esta es, en rigor, una pequeña muestra y esbozo de un trabajo mayor donde se lea todo Trilce en clave de jarana limeña; es decir, en tanto y en cuanto evento oral-musical y corporal contextualizado en la historia del Perú --en particular el de los años veinte del siglo pasado-- y donde, por lo tanto, sus actores (en este caso concreto Lima y César Vallejo) guardan específicas relaciones de afinidad y de mutuo rechazo. Creemos que Trilce, como muletilla del canto y adorno del baile de jarana, va más allá de incidir en la naturaleza multidimensional de este maravilloso libro de 1922: letra, ritmo y coreografía, a un tiempo. Nos invita a pensar que la suerte de los indígenas --la Sierra de su Perú-- no fue la única que desveló a César Vallejo, sino que el mestizaje y modernización de Lima también coparon su interés; muy en particular, lo seguiremos investigando, la presencia y rol de lo afro-peruano. Ingrediente, es obvio, sin lo cual no es posible la marinera y, creemos, no lo sería tampoco este poemario”

Esta aparentemente insólita perspectiva afro se liga, además, con mi interés general por las conexiones y relaciones culturales entre el caribe (por extención también el Brasil) y el mundo andino; en específico entre el Perú y la República Dominicana. Soy un militante de esos vasos comunicantes en tanto estudioso y también autor de novelas y poemarios. Y aquél sería también, en síntesis, el objeto de mi investigación para los próximos tres años: una lectura completa de Trilce en clave de marinera limeña. Estudio que implicaría no sólo el reto de hacernos de una teoría y metodología literaria renovadas para este fin: tratar este poemario cual un acontecimiento musical-corporal; por lo tanto, performance cultural no menos multidimensional. Trilce sería un conjunto de escenarios y escenificaciones encarnados en su época; aunque un tanto más utópicos que inverosímiles. Además, este estudio nos permitiría ampliar también, para el contexto de nuestra vanguardia latinoamericana, cánones, relaciones sociales y tecnologías literarias que entre nosotros quizá todavía no han sido abordadas de modo suficiente.

domingo, 30 de mayo de 2010

Eielson - Vallejo

El des/ nudo de la reciente poesía de J. E. Eielson(1)

Este breve ensayo intenta, por un lado, dar cuenta de la sintaxis poética eielsoniana de su último periodo y, por el otro, reparar en las reelaboraciones que --sobre el tema del cuerpo, del sexo y de la mujer presentes ya en la poesía de César Vallejo y del Barroco-- aquel autor nos propone.





Una mujer duerme a mi lado

(Secuencia, métrica y contrapunto
rítmico-semántico real)

1. Como si fuera de tierra 8; 4 - 7
2. Y yo veo ya mi cuerpo que florece 12; 5 - 7 - 11
3. En su útero rosado 7; 2 - 6
4. Miro mi silla de madera 9; 4 - 8
5. Y sé que ella también es de tierra 10; 3 - 6 - 9
6. Que antes era un árbol 6; 1 - 5
7. Y antes todavía fuego 8; 1 - 5 - 6
8. Carbón de estrellas quemadas 8; 2 - 4 - 9
9. Beso la tierra como si fuera 10; 4 - 9
10. Una mujer que duerme a mi lado 10; 6 - 9
11. Mientras me hundo en su regazo 8; 3 - 7
12. Y veo todo el pasado 8; 2 - 4 - 7
13. Cuando yo también era tierra 9 5 - 8
14. Antes de ser un hombre 7; 1 - 6
15. O una silla 5; 2 - 4


Una mujer duerme a mi lado

(Secuencia, métrica y contrapunto rítmico- semántico virtual)

9. Beso la tierra como si fuera 10; 4 - 9
10. Una mujer que duerme a mi lado 10; 6 - 9
5. Y sé que ella también es de tierra 10; 3 - 6 - 9
11. Mientras me hundo en su regazo 8; 3 - 7
3. En su útero rosado 4; 2 - 6
1. Como si fuera de tierra 8; 4 - 7
4. Miro mi silla de madera 9; 4 - 8
6. Que antes era un árbol 6; 4 - 8
7. Y antes todavía fuego 8; 1 - 5 - 6
8. Carbón de estrellas quemadas 8; 2 - 4 - 9
2. Y yo veo ya mi cuerpo que florece 12; 5 - 7 - 11
12. Y veo todo el pasado 8; 2 - 4 - 7
13. Cuando yo también era tierra 9; 5 - 8
14. Antes de ser un hombre 7; 1 - 6
15. O una silla 5; 2 - 4

El propósito por el cual hemos reestructurado este poema de Jorge Eduardo Eielson es, obviamente, para intentar hacer más claro y distinto un discurso que, por lo demás, ya desde mediados de los años cincuenta (Noche oscura del cuerpo) -aunque con la excepción de Habitación en Roma (1960)- tiende a ser más llano. Relativa dificultad sintáctica que se apoya en la yuxtaposición de versos en apariencia temáticamente libérrimos, de inspiración surrealista, pero que sin mucho esfuerzo podemos descubrir sólo discontinuos; es decir, permite o apuesta a que el lector "desanude" (desnude), ensaye un determinado encabalgamiento. En términos generales, podríamos glosar que el sujeto poético de "Una mujer duerme a mi lado" transita del encuentro gozoso con la mujer (tierra) a la conciencia de su plena identificación con ella a instancias de ser ambos de una sustancia común indiferenciada: la tierra. Sin embargo ésta, ya en un primer paralelo con la poesía de César Vallejo, y a diferencia de lo que sucede por ejemplo en Los heraldos negros, no tiene una connotación negativa ni implica para los amantes frustración o inevitable sublimación de la sexualidad (2)

En "El poeta a su amada", perteneciente significativamente al apartado "De la tierra" en aquel poemario de 1918, el sexo o la consumación sexual son conceptos ligados al arrepentimiento y a la muerte; al tema de la "caída" (v. 8) de índole metafísica de los amantes o, al menos, de parte del yo poético. El placer sexual es una ofensa a la amante donde, además, "Jesús ha llorado" (v. 3); por lo tanto, en este contexto, la auténtica comunión con la amada solo será posible dentro del vientre de la madre tierra porque, solo allí, aquellos afectos sexuales derivarán a fraternos (3) -todos somos hermanos o iguales ante la muerte, insiste el barroco- y aparentemente se purificarán: "Y en una sepultura/ los dos nos dormiremos, como dos hermanitos" (vv. 13-14).

Mas volviendo a la obra de Eielson, también existiría hermandad entre los sexos (baste reparar en la alusión al libro del Génesis -a la costilla de Adán- en "Una mujer duerme a mi lado"), pero no a la manera vallejiana -en última instancia una especie de oximoron hermafrodita(4)-, sino a través de la negación misma del paradigma hombre/ mujer resuelto más bien, por ejemplo en este mismo poema, a raíz de la constatación de que ambos actores son finalmente tierra, y que, también, el poema siguiente ilustra sobremanera:

SUCEDE QUE ME CANSO DE SER HOMBRE

Y que tampoco quiero ser
Mujer. Sucede que me duelen
Los bigotes que los pantalones
Y las faldas me dan risa
Testículos y senos son los polos
De una inmensa criatura
Que a la vez me ensombrece
Y me llena de espuma(5)
Y no quiero ser mujer
Ni tampoco hombre

Lo que nos lleva a reparar, asimismo, que si la síntesis vallejiana de su última poesía se da en la asunción de la maternidad por parte del propio yo poético -recuérdese el famoso: "[Niños] Si tardo" de España, aparta de mí este cáliz-, la negación de la negación eielsoniana, en cambio, postularía en este aspecto otra cosa y, ni mucho menos, la canónica ideología del barroco: todos somos iguales ante la muerte ("tierra"). Creemos, más bien, que -frente a "Testículos y senos son los polos"- postularía un ente virtual post diferencia, cierto estado angélico, o una suerte de desanudamiento (desnudamiento) genérico de raigambre utópica. Jorge Eduardo Eielson nos invita a pensar reiteradamente en estas posibilidades como, por ejemplo, a través de este otro poema reciente:

CUERPO DE TIERRA


Todo lo que veo sobre la tierra
Me convence que jamás seré un hombre
Ni una mujer ni una hormiga
Y ni siquiera una persona educada

A diferencia de Quevedo, para quien todo lo que ve sobre la tierra sólo le trae memoria de la muerte, Eielson postula frente a los géneros, digamos, una tercera vía. En realidad, una alternativa no sólo ante los sexos, sino en definitiva frente a todo lo real. Toda esta meditación, claro, con esa sabiduría maravillosa de lo simple y de lo no solemne típica de su arte verbal. A Eielson, todo lo que ve sobre la tierra le trae memoria de la vida -que es la propia tierra-, pero cuya pluralidad de elementos ha sido, a su vez, sometida previamente a mirarse mutuamente en lo esencial o básico -que es ser de tierra. Elementos de la pluralidad y de lo contingente que, pareciera sin dejar de ser ellos mismos, han sido simplificados hasta llegar a ser algo casi abstracto: un color o, mejor aún, un tono sutil, una vibración particular de luz en medio del iluminado desierto. Contrabarroco por excelencia, en sus pinturas e instalaciones lo podemos constatar de modo inmediato, para Eielson la nada es plenitud; la muerte, vida; el más allá, un presente perpetuo. El asunto consistiría en desanudarse (desnudarse), en mimitizarse con esa línea levemente sinuosa de la duna o con la decididamente perfilada del horizonte. Ni fragmento o yuxtaposición ya en la sintaxis, como en Habitación en Roma, el poeta peruano vuelve en su última producción, elíptica y sutilmente, al inicial ideal neoclásico de sus primeros libros de poemas de los años cuarenta.

Es sabido que la poesía del polifacético artista peruano pareciera atravesar varias etapas que irían, grosso modo, desde la conciencia de la escisión o fragmentación de la experiencia personal:

(Noche oscura del cuerpo: "Cuento los dedos de mis manos y mis pies/ Como si fueran uvas o cerezas y los sumo/ A mis pesares", leemos en "Cuerpo mutilado" o "Siempre rodeado de espuma/ Siempre luchando/ con mis intestinos mi tristeza. Mi pantalón y mi camisa", hacemos lo propio con "Cuerpo en exilio"; y, sobre todo, Habitación en Roma)

hasta una paulatina reconciliación individual, comunitaria y sideral con el presente y con el pasado. Sin embargo, no podríamos corroborar que en Sin título (2000) u otros poemas no publicados en libro, tal como señala Susana Reisz en "Eielson visionario": "el amor es una auténtica relación: dual y cósmica al mismo tiempo. El cuerpo es el de la persona amada y también el del universo" (Nu/ do. Homenaje a j.e. eielson), de ninguna manera. Más bien, su opción por lo continuo o indiferenciado o abstracto, una vez superados los "nudos", no deja de traslucir crisis de compañía, cierto énfasis sutil en la soledad voraz.

Esta impronta de su último arte vallejiano, para bien suyo -y en desmedro de la crítica tendenciosamente uniforme que encontramos, por ejemplo, en Nu/ do. Homenaje a j.e. eielson (Lima: PUCP, 2002)-, no hace sino confirmarnos, a pesar de que aquella crítica lo soslaya, que lo mejor de la producción del gran poeta peruano sigue siendo Noche oscura del cuerpo (1955). Lugar, éste, de llegada prosódica, sintáctica y temática que en la obra posterior -con muy pocas novedades- se calca estilísticamente y en los motivos, sobre todo si seguimos a aquella crítica homogénea, fatalmente se dulcifica. La poesía de Jorge Eduardo Eielson sigue encontrando su fuerza, aunque expresada quizá a costa del propio autor o ahora con aún mayor pasmosa inteligencia, en el "escarnio y deshora". Si no fuera así, la poesía de Jorge Eduardo Eielson se parecería cada vez más a la de su compatriota y contemporáneo, Javier Sologuren. Mas, dado el caso, y en el precio de estas equivalencias, pesarían el orden y el concierto, lo demoradamente destilado a lo eximiamente licuado y, claro, en la comparación saldrían mucho mejor librados los beatos versos del autor de Vida continua.



NOTAS

(1). Todos los poemas considerados provienen de la revista mexicana de literatura, Crítica. Así, "Una mujer duerme a mi lado" apareció en el No 100 (2003); "Sucede que me canso de ser hombre" y "Cuerpo de tierra" en el No 94 (2002).

(2) "Amada, en esta noche tú te has crucificado/ sobre los dos maderos curvados de mi beso;/ y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,/ y que hay un viernesanto más dulce que ese beso.// En esta noche rara que tanto me has mirado,/ la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso./ En esta noche de setiembre se ha oficiado/ mi Segunda caída y el más humano beso.// Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos:/ se irá secando a pauses nuestra excelsa amargura:/ y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.// Y ya no habrá reproches en tus ojos benditos;/ ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura/ los dos nos dormiremos como dos hermanitos" ("El poeta a su amada"). Américo Ferrari (coord.) César Vallejo. Obra poética. Madrid: Fondo de Cultura Económica, 1996. p.42

(3) Es fundamental reparar en este tipo de fraternidad o hermandad sexual en la poesía de César Vallejo, sobre todo porque refuta lecturas oportunistas que, por ejemplo, desde los Queer Studies, postulan un sujeto poético en conflicto con su identidad sexual. Susana Reisz, "César Vallejo y el naufragio de la diferencia". Voces sexuadas. Género y poesía en Hispanoamérica. Lérida, España: Universitat de Lleida, pp. 189-215, 1996.

(4) De alguna manera vinculado a la cultura andina, de donde procede Vallejo, en la cual todo es dual; es decir, se vuelve irrelevante el conflicto de identidad personal. Alguna vez Alan Smith Soto, profesor de Boston University, nos comunicó que para él Vallejo era el gran hermafrodita universal.

(5) Se enfatizada aquí la pertinencia de nuestro paralelo entre Eielson y Vallejo; éste, "Y me llena de espuma", con aquel famoso verso de Poemas humanos: "Quiero escribir, pero me sale espuma". En realidad, el primer autor está, en gran parte de su última producción, en constante diálogo con la poesía del segundo.

miércoles, 26 de mayo de 2010

"Los huesos de Vallejo"/ Iván Oñate



Ya no veré París

poque el tren en que arribe
estará cansado,
cargado de vacas, de banano chorreando moscas,
de borregos para el matadero, de jóvenes
que consultan su destino en libros prestados y
en estrellas lejanas,

de travestis
que se depilan al apuro y con dos monedas
de espuma,
de ilusiones, de ojos como los míos
estará cargado, y
limpiándome la cara con un trapo
me iré con los brequeros filipinos, con
los jóvenes esclavos
venidos de la Arabia
a beber un litro de vino en alguna cantina,
en alguna mesa taciturna
donde apoyaré mis codos y dormiré,

dormiré

hasta dar con los huesos de Vallejo,
con la dirección
de alguien
que resultó ser un terreno baldío, o con los ojos
de la portera
que despertándome
me lanzará fuera, afuera de la pensión
y me encontraré en una plaza
rodeado
de desconcertados muchachos, que como yo,
nada saben
de los que vinieron
o no vinieron, de los que se quedaron en el mar o
en una cantina
dándole vueltas a París,

como en este sueño.


Iván Oñate (Ambato, Ecuador, 1948)

martes, 18 de mayo de 2010

Poesía y acción, el caso de Trilce de César Vallejo


Este somerísimo ensayo es también, al mismo tiempo y a su modo, una reseña del libro de Pablo Quintanilla, César Escajadillo y Richard Antonio Orozco, Pensamiento y acción. La filosofía peruana a comienzos del siglo XX (Lima: IRA, 2009).

“Este libro se propone reconstruir y analizar las dos tradiciones filosóficas que tuvieron mayor influencia en el desarrollo de la filosofía peruana a comienzos del siglo XX: el espiritualismo francés y el pragmatismo estadounidense, concentrándose en la recepción que hubo en el Perú de Henri Bergson y de William James”. Así reza la presentación del volumen. A lo que debemos agregar, para precisar sus objetivos: “son esa dialéctica y esa discusión [entre espiritualismo y pragmatismo] las que están en el transfondo de buena parte de los debates filosóficos peruanos de la actualidad” (Introducción, p. 14). Es decir, este libro no es una crónica, sino y ante todo le interesa el palpitante presente nacional.

Además, y aunque constituya una finalidad implícita, paralela o adicional, este libro alimenta el campo de la crítica a la producción literaria de aquellos años. En concreto, y en correspondencia al específico y pormenorizado debate que ventila, Pensamiento y acción puede servir mucho para una lectura de la poesía de la época; en particular, para un acercamiento vivo --por actual-- a uno de los poemarios más complejos o difíciles de la lengua, Trilce (1922). Al respecto, aunque prometemos desarrollarlo más en una próxima entrega, qué pertinente podría ser hablar --en términos de Bergson-- de dos yo, uno superficial y otro profundo, en la poesía de Vallejo (algo que ahora mismo obsesiona, aunque con otros presupuestos, a un estudioso como Stephen Hart). O, no menos, aquello de que “el conocimiento es colectivo por naturaleza” (Pierce) y no atributo de la conciencia individual; y, por lo tanto, la justicia también (“Masa”). Asimismo su corolario, “el individuo, si es algo, es parte de un todo sin el cual no tendría sentido” (81). En fin, podríamos ir concatenando --creemos que muy productivamente-- otras reflexiones tocadas por este libro con aspectos fundamentales de la obra de César Vallejo… su específico spencerismo… o si estuvo al tanto de las ideas de su compatriota Pedro Zulen (1889 - 1925)… entre todavía otros numerosos ejemplos.

sábado, 15 de mayo de 2010

Bibliografía sobre César Vallejo en Wikipedia


English:

César Vallejo: A Critical Bibliography of Research, Stephen M Hart, 2002
César Vallejo: The Dialectics of Poetry and Silence, Jean Franco, 1976
The Catastrophe of Modernity: Tragedy and the Nation in Latin American Literature, Patrick Dove, 2004
The Poem on the Edge of the Word: the Limits of Language and the Uses of Silence, D.C. Niebylski, 1993
Vallejo, Xavier Abril, 1958
The Poetry and Poetics of Cesar Vallejo: the Fourth Angle of the Circle, Adam Sharman, 1997
Wounded Fiction: Modern Poetry and Deconstruction, Joseph Adamson, 1988
Homage to Vallejo, Christopher Buckley, 2006
Trilce I: a Second Look, George Gordon Wing, 1972
Neruda and Vallejo in Contemporary United States Poetry, Mark Jonathan Cramer, 1976

Spanish:
Ensayos vallejianos / William Rowe., 2006
César Vallejo al pie del orbe / Iván Rodríguez Chávez., 2006
Alcance filosófico en Cesar Vallejo y Antonio Machado / Antonio Belaunde Moreyra., 2005
César Vallejo : estudios de poética / Jesús Humberto Florencia., 2005
Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo / Pedro José Granados, 2004
César Vallejo : muerte y resurrección / Max Silva Tuesta., 2003
César Vallejo, arquitecto de la palabra, caminante de la gloria / Idelfonso Niño Albán., 2003
Algunos críticos de Vallejo y otros ensayos vallejianos / César Augusto Angeles Caballero., 2002
César Vallejo en la crítica internacional / Wilfredo Kapsoli Escudero., 2001
César Vallejo y el surrealismo / Juan Larrea., 2001
César Vallejo y la muerte de Dios / Rafael Gutiérrez Girardot., 2000
César Vallejo / Víctor de Lama., 2000
Recopilación de textos sobre César Vallejo / Raúl Hernández Novás., 2000

miércoles, 5 de mayo de 2010

Trilce y "La Tirana"/ Paul Guillén*



Finalmente, esta sección de artículos cierra sus páginas con un ensayo polémico y creativo, algunos críticos de "viejo cuño" deberían tomarlo como ejemplo, "Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana" de Pedro Granados, el texto aproximativo, tentativo, "alucinante" por momentos, tiene la virtud de arriesgar una lectura nueva y no repetir las mismas viejas ideas. Granados se basa como punto de comparación en otro texto creativo "Trato, maltrato e identidad en Lima el no-lugar" de Pablo Guevara, para postular una hipótesis del posible significado de la palabra Trilce ligándolo a una "Escena de baile popular", Trilce, a través de la cual se continúan advirtiendo las huellas de "La Tirana, la patria y su gobierno de turno más bien como madrastra" (84-85).



HISPANIC POETRY REVIEW

número 14

Texas: Texas A&M University, 2008

*Paul Guillén (Ica, Perú, 1976)

Vallejo agonista/ Javier Sologuren

Javier Sologuren (Lima, 1921-2004)


porque eres la rueda escapada a su eje
violenta amorosa centrifugadamente
y el fuego alzándose en mil lenguas elocuentes
porque eres la asunción del macho y de la hembra
la asunción de la especie
Vallejo de barro Vallejo de piedra
el dolor está siempre
crepitándote su estrella

no sé bien por qué
pero es así Vallejo
como tu verbo encarna
como tu sangre quema

tuvo el Perú que darte
sólo el Perú parirte
con tu orfandad de niño
gimiendo en un rincón
con tus fibras ternísimas
con tu hambre feroz
de humanidad humana
de humana humanidad

hay ceniza en la lágrima
ceniza en la sonrisa
capullos ahogados en ceniza también
esta hora del mundo
descolgada del cielo
es un hocico hozando
la muerte nada más
esta hora del mundo
alerta desde tu alma
desde tu entraña suena
una vez más
reacciona en cadena
cubre vigilia y sueño
arrastra el corazón

porque eres la rueda escapada a su eje
para hacer polvo injusticia
miseria desamor.


(De Homenajes, 1963-1989)

martes, 4 de mayo de 2010

Seminario: Hacia la teoría literaria de César Vallejo*



Objetivo

Este curso para graduados intenta reconstruir las distintas teorías literarias que pudieron orientar, desde Los heraldos negros (1918) a sus poemas póstumos (escritos básicamente en 1937), la poesía de César Vallejo. También, obviamente, con este mismo fin leeremos buena parte de su obra en prosa; aunque, lo reiteramos, nuestra bibliografía primaria es partir y volver constantemente a su poesía. Tratar de explicar sus teorías, que aquí denominamos “literarias”, es un modo de ver con mayor justeza la complejidad, hondura y concatenación de la obra de un poeta universal al que, por el contrario, tratamos teóricamente muchas veces, más bien, como un mero poeta de barrio.

Metodología
Las clases son tipo seminario. Los estudiantes se dividirán individualmente o por grupos de dos o tres alguno de los temas (problemas o preguntas) a ser tratados en clase por el profesor. De este modo, compartiremos el estado de la cuestión e intentaremos ir siempre más allá. Cada reunión, conforme se adelante en los temas del sílabo, también se revisará, discutirá y evaluará el desarrollo del trabajo de los estudiantes. La nota final es la suma de la participación en clase más la entrega puntual del ensayo individual o grupal.

Algunos temas

1. La poética de la inclusión: heraldos negros y heraldos blancos en Los heraldos negros
1.1 El concepto de la dualidad andina.
1.2 Pertinencia y límites de una lectura estructuralista: Mitológicas de Claude Levi Strauss.
1.3 El Banquete o Del amor en Los herlados negros.
1.4 La muerte de Dios y el nacimiento de la Diosa.

2. La poética de la circularidad: el mar y los números en Trilce
2.1 El poema como piel o membrana. Nihilismo contemporáneo.
2.2 Oxímoron barroco y dialéctica : "síntesis momentáneas de positividad y negatividad".
2.3 Hierática (bidimensionalidad) del cubismo frente al escorzo -- metamorfosis y proliferación (tridimensionalidad)-- del barroco.
2.4 Poesía y tabú: lo nombrable y lo innombrable. Poesía y lo indeterminado.
2.5 Indice, ícono y símbolo en Trilce.

3. La poética del nuevo origen
A. La piedra fecundable de los poemas de París (Poemas Póstumos I)
3A.1 “El libro de la naturaleza”: Romanticismo, vanguardismo y post-modernismo en Vallejo.
3A.2 Naturaleza y cultura: Darwin y la piedra incaica.
3.A.3 Genéro y sexualidad andina: Vallejo, nuestro hermafrodita universal.

B.La piedra fecundada de España, aparta de mí este cáliz (Poemas Póstumos II)
3B.1 Poesía y mito. Sincretismo de mitos y ciencia.
3B.2 El autor como lector de su propia obra: Poesía y pedagogía; poesía y didáctica.
3B.3 El autor como madre. Vallejo y la poesía de Gabriela Mistral.

Bibliografía

*(Seminario disponible, presencial o virtual, a la institución que lo solicite. Informes: granados.pj@pucp.edu.pe)

domingo, 2 de mayo de 2010

Reseña a Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo/ Angélica Serna (*)



Utopía intelectual

Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo es el reciente estudio del poeta e investigador de la literatura Pedro Granados, publicado por el Fondo Editorial de la PUCP. Allí se demuestra, si seguimos la lección de Roland Barthes en S/Z, que todo texto propone su modelo. Se trata de un camino planteado por Granados para encontrar el principio de construcción y de lectura de la propuesta poética del autor de Trilce, entendiendo su obra como un lenguaje poético por esclarecer y un planteamiento estético por desempolvar de la crítica que se ha especializado en establecer relaciones entre serie literaria y serie social.

Para ello, el autor nos propone dos conceptos. El primero, “poética”, nos presenta propuestas metatextuales en los poemarios de Vallejo, que involucran el desarrollo de metáforas, perspectivas de escritura y de constitución formal de los textos. El segundo concepto, “utopía”, revela las proyecciones del deseo, las extensiones de los sentidos y, sobre todo, una introducción a la realidad virtual obtenida de la lectura de la obra. Esa realidad, al aseverarse ideal, constituye, en oposición a una realidad fáctica, el universo de posibilidades que el texto produce. En la poesía de Vallejo, dice Granados, se halla la relación entre estos dos conceptos, pero dicha relación es reconstructiva, porque genera una continuidad que cada vez será más compleja y constituirá un discurso visionario “metamorfoseante” y barroco.

Encaminados en esta interesante propuesta de lectura crítica, encontramos en un primer momento a la poética de la “inclusión”, la cual predomina en el poemario Los heraldos negros. La inclusión para Granados es la presentación de la unidad del uno en el otro, es decir, los significantes que se manifiestan con más énfasis en el texto no son los únicos. Las palabras que sobresalen en una primera lectura que se vinculan con las ideas de muerte, enfermedad, tragedia, remiten a otras palabras a las que se oponen. Aquéllas constituirán un primer texto –semióticamente podríamos decir que se trata de estructuras de superficie–; las otras nos permiten acercarnos a otro texto –de estructuras profundas–. En consecuencia, el segundo texto se concebirá como “los Heraldos Blancos”, los cuales ya no nos envían a la muerte, sino a la realización y al efecto que da la vida. Es una utopía entendida como el logro de la continuidad y no de la negación entre estos dos textos: los Heraldos Negros y los Heraldos Blancos.

La poética de la “circularidad” es el segundo eje de estudio que propone Granados. En ella se encuentra la presencia del mar como plano natural y sublime que permite el vaivén, el movimiento y la mutación. La lógica de la circularidad expresa simultaneidad, una voz coral que hace de Trilce un poemario que quiere plasmar, según el autor, la manifestación de una aventura cognoscitiva. Esa aventura, sin embargo, corresponde a un espacio local, a una minuciosa construcción de un lugar específico. En ese sentido, hablamos de una aventura dentro de algunos márgenes que no se desbordan, pero que al encontrar diversidad podrían representar la multiplicación de las unidades (los números) y determinar la posibilidad de una nueva partida o de un cambio. En síntesis, el autor precisa: “La propuesta de César Vallejo en Trilce […] invita a percatarnos de que no podemos evaluar nuestro propio proceso epistemológico una vez que vamos adquiriendo conocimiento y que por esta razón, nuestro conocimiento –sea del tópico que sea (sic)– tiene el rango cualitativo de la epistemología empleada.” La poética de la circularidad propone una utopía de la superación del relato ya conocido, se trata de una reactivación del saber desde el saber.

La última poética propuesta es la que se refiere al nuevo origen. Ella, más que las otras, toma el elemento de continuidad y se vincula con la idea de creación. Ubica al yo poético en un terreno anterior que ya ha resultado estéril. En Poemas humanos se revela las poéticas de la inclusión y la circularidad en tanto enuncian el estado de la humanidad dominado por el origen del padre. Dicho origen supone la creencia en un Dios cristiano obsoleto. En consecuencia, el paso a otro origen, que sería el de la madre y el de las voces de los niños del mundo, afirma el paso hacia lo otro que representaba “los Heraldos Blancos”. Es la utopía de la redención.

Debemos señalar, finalmente, que las poéticas mencionadas responden a un estudio hermenéutico de la poesía de César Vallejo, la cual para Granados es una cantera de hallazgos que no privilegia sólo lo emotivo, sino que alimenta también el interés intelectual. Desarrollar la relación entre poética y utopía implica, entonces, un estudio de lo formal en tanto análisis semántico, retórico, imaginario y lúdico. Los procesos encontrados en la aplicación de la lógica de la inclusión, el principio de circularidad y el hallazgo de nuevos orígenes en tierras ya conocidas conciben la poesía de César Vallejo como un texto total que no tiene quiebres, es decir, que no se adscribe a poéticas condicionadas por factores sociales o políticos. Es, en ese sentido, una poesía de utopía intelectual que permite el diálogo, como lo demuestra este estudio reciente.

(*) Angélica Serna (Lima, 1979). University of Michigan.
Tomado de IDENTIDADES, 21/ 6/ 2004

Asumimos el reto


Asumimos el reto

Una oriflama

Justo a nuestra orilla

Pensar está prohibido

Hasta el baso sientes

Hasta el corazón

Controlas

Cómo ser de esta época

Cómo ser de otra época

--desde estos anteojos--

Hasta la cicatriz

Que cándidamente borras.



Enseñar poesía

Saber torcerle el pescuezo

Al gallo

Menear el culo

Sorber por emergencia

La felicidad en emergencia

No decir, rodear

Y no decir

Mezquinamente

No decir.



Amo a freud

Amo a germán

Ante cuya lápida estaré

Hoy mismo

Un poquito más tarde

Un obrero haciendo psicoanálisis

Un magnífico psicoanalista

Ejerciendo de obrero.

Se equivocó vallejo

Se equivocaba

Partir, entonces,

Justo desde su error

No, desde sus sonados aciertos

Amamos la alegría.

Amamos la noche

Del pensamiento

Y nuevamente la alegría

Ben gala sobre estas oquedades



Poema post Soledad impura (2009).

sábado, 24 de abril de 2010

Apostillas al Trilce de la Biblioteca Nacional del Perú



La copia facsimilar --de un ejemplar dedicado (“Para José María Eguren, con toda mi admiración”)-- se halla completa; no así el original, correspondiente a distinto ejemplar que el anterior, el cual se encuentra mutilado entre las páginas 7 a 10 las que, a su vez, corresponden --acaso de modo significativo para el mutilador-- a los poemas III ( “Las personas mayores”) y IV (“Rechinan dos carretas contra los martillos”).

La tipografía de la escritura del nombre del autor (César A. Vallejo) como la del título del libro (Trilce), sobre la carátula de esta edición de 1922, aparecen romaneadas. Es decir, imitan el perfil de los números romanos sucesivamente antepuestos, del I a LXXVII, a cada uno de los poemas de este libro. También va en romanos la numeración de las páginas que corresponden al famoso “Prologo” de Antenor Orrego (I – XVI); como, además, las cuatro partes del mismo:
I Conocimiento
II Introspección estética
III El vehículo musical
IV La vida circunstancial del hombre

Por lo tanto, autor y prologuista parecieran haberse puesto de acuerdo sobre la conveniencia o productividad de mantenerse fieles a este eje icónico; la de la forma de los números romanos. ¿Simple convención, en Lima, de la imprenta de la época? O, acaso, cierta conexión entre el tema o motivo predominante de Trilce y la forma de aquellos números. En este sentido, proponemos por lo menos un alcance. Los romanos nos libran de dibujar el 8; como sabemos, inexistente entre la ingente cantidad de dígitos que habitan en particular Trilce. Por lo tanto, en el contexto de este poemario, aquella opción --frente a la numeración arábiga-- nos evitaría transgredir un pudor hondo, un decoro radical, algo así como un tabú; ya que el 8 sería nada menos que la imagen o el ícono mismo de la insondable utopía vallejiana. Algo extraordinario que estuviera por suceder y de lo cual dos círculos verticales y unidos --a manera de un 8-- lo simbolizaría. Algo extraordinario, repetimos, que de algún modo lo alude ya --ignoro si en todos los casos-- la tipografía del 9 en Trilce. Este número arábigo, en la edición de 1922, por ejemplo en XXXII ("999 calorías") o LXXVI ("99 burbujas"), pareciera un 8 a punto de cerrarse desde su apéndice inferior o completarse o, por último, ponerse en ebullición... y sólo se queda a "99 burbujas".

Otros alcances existen, por supuesto, y algunos han sido ya ventilados por la crítica; si no en relación a todo el poemario, sí, en cuanto a alguno de sus poemas específicos (ej. Trilce I).

lunes, 19 de abril de 2010

Reconocimiento vallejiano


Estos diplomas se entregaron, a un número significativo de estudiosos de la obra de César Vallejo, el día de la conferencia de William Rowe, “César Vallejo, el acto y la palabra”. Sala Raúl Porras Barrenechea, Congreso de la República del Perú (Lima, 15/ 4/ 10).

domingo, 18 de abril de 2010

El zambo Vallejo


Fundamental escritor dominicano, Armando Almánzar Botello (1956)


Excelente trabajo el tuyo [Trilce, muletilla del canto y adorno del baile de jarana], querido Pedro ! Me recuerda al que realizaron Deleuze y Guattari con Kafka en Por una literatura menor, para demoler el mito de éste como personaje simplemente depresivo, sin vitalidad y ajeno a la vida cotidiana. Ese Vallejo que baila el dolor a través del humor siempre me ha resultado maravilloso... Ya te estoy incluyendo en el poema La Caída (estrofa 11).

jueves, 15 de abril de 2010

“César Vallejo, el acto y la palabra” por William Rowe



(El peruanista William Rowe ofreció la conferencia “César Vallejo, el acto y la palabra” el jueves 15 de abril a las 6:30 pm. (hemiciclo Porras Barrenechea del Congreso de la República). La presencia de Rowe obedeció a la conmemoración, en la fecha, del 72 aniversario de la muerte del poeta peruano)

Rowe dedicó su exposición a la memoria de Pablo Guevara, poeta recientemente desaparecido el cual, junto con Washington Delgado y Javier Sologuren (entre otros escritores peruanos), supieron acompañar desde un inicio el peruanismo militante de este importante autor inglés.

A grandes rasgos, Rowe ventiló toda la poesía vallejiana; es decir, la secuencia o encadenamiento entre Los heraldos negros (HN), Trilce (T) y los poemas póstumos (PP). Para lo cual, acaso de modo paradójico, trató estos textos como si fueran una narración; y, de esta forma, se interesó en el sujeto que enuncia estos relatos. Puntualizó que si bien es cierto el esquema Santiago de Chuco (terruño, hogar, infancia)/ Lima, París (lo ajeno, el exilio, la adultez) fue una constante en toda la obra del peruano; no lo fue así su tratamiento narrativo (espacio-tiempo) en cada uno de los hitos ya mencionados.

De esta manera, a la nostalgia predominante en HN --semejante a la de Abraham Valdelomar-- sucede el tiempo cubista o “granular” típico de Trilce. Es decir, acorde a la sintaxis fracturada de este último poemario, ya no identificamos linealmente el espacio-tiempo de este relato y, por ende, anda también como fragmentada o en distintos planos la arcadia del sujeto (Santiago de Chuco). Rowe menciona la idea de tiempo “mesiánico” de Walter Benjamín --algo que en rigor no es propio del tiempo lineal-- como un concepto productivo para leer este poemario de 1922.

Hasta aquí, HN y Trilce --ambos-- representarían la instancia de la “palabra” y, más bien, los PP ilustrarían lo que Rowe en el título de su conferencia denomina “acto”. Apoyándose en el poema “no vive ya nadie” (“Lo que continúa en la casa es el pie, los labios, los ojos, el corazón. Las negaciones y las afirmaciones, el bien y el mal, se han dispersado. Lo que continúa en la casa, es el sujeto del acto”), de esta época, el estudioso inglés postula que aquí se recupera el tiempo de la infancia, pero ya no como nostalgia. Lo fantasmagórico o gótico se vuelve aquí material; no es ya el recuerdo, sino las personas mismas las que quedan. El sujeto del “acto”, además, no sería el de la identidad personal, sino de una compartida por todos los humanos. Tiempo-espacio, por último, mesiánico o abierto a la resurrección.

Por nuestra parte, a modo de añadido final a esta sucinta reseña, consideramos que este vallejiano inglés es uno de los más inspiradores del presente y justo merecedor, junto a otras posibles distinciones, de la medalla que ayer le otorgó el Congreso del Perú. Entre sus ensayos dedicados a Vallejo tenemos particularmente uno que nos ronda como un moscardón --el paralelo Vallejo/ William Carlos Williams-- sobre el cual, más bien temprano que tarde, quisiéramos ahondar.

miércoles, 14 de abril de 2010

VALLEJO SIN FRONTERAS/ Miguel Pachas Almeyda


La prolífica labor del escritor y poeta, Pedro Granados –en el campo de la vallejología– discurre en propender por las sendas de la heterodoxia –sin dejar de lado el rigor intelectual, como afirma el autor–, la exegesis de la vida y obra de César Vallejo.

Ha logrado revelar a través de sus obras –Poéticas y utopías de César Vallejo (2004), y en notables artículos como “César Vallejo: al filo del reglamento” y “César Vallejo y su pensamiento cuantitativo” (2005); “El diálogo Borges-Vallejo: un silencio elocuente” y “Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana” (2007), y otras más recientes como “Mujer, fatal, compañera y madre en la poesía de César Vallejo” (2010), entre otros– nuevas aristas, nuevas cimas, que implican el descubrimiento de inéditas y vitales corrientes de estudios en las obras del autor de Trilce.

Pedro Granados considera que los estudios que pesan sobre el poeta hasta la actualidad, son cíclicos y por ende, interminables. Advierte que para encontrar a Vallejo en su laboratorio vital, es decir, en su creación incesante de luces multicolores, se hace necesario utilizar aquel prisma, que a la postre nos brinde –como en la ciencia– una real aproximación al conocimiento de este gran hombre que nació, vivió y murió enmarcado en los cánones de un autentico y revolucionario creador.

Vallejo sin fronteras es el rótulo de su nueva obra, título que implica, a mi criterio, lo que significa la vida y la obra de Vallejo en estos tiempos. Ya lo anunciaba el poeta norteamericano Thomas Merton como: “un proyecto de muy grande y urgente importancia para toda la raza humana” (1) Vallejo sin fronteras, puede configurarse como la suma de vibraciones que nos produce el leer y sentir la poesía de Vallejo. Vallejo sin fronteras, nos habla de las dimensiones universales de nuestro poeta peruano en el campo de la literatura. Vallejo sin fronteras, viene a ser el mensaje primigenio del hombre a través de los tiempos.

En Vallejo sin fronteras, Granados se propone –y con justicia– analizar la trascendencia de Georgette Marie Philippart Travers en la vida y obra del autor de La piedra cansada. Postula que “con seguridad [Georgette] fue la primera que creó –en cuanto lectora– un tipo de Vallejo”. Podría agregar, sin temor a equivocarme, que Georgette se convierte en la voz fundamental, como testigo de vida, del verdadero Vallejo: el hombre, el poeta, el escritor. Jesús Cabel afirma que “ninguna [mujer] alcanzó la dimensión de lealtad, antes y después del deceso de Vallejo, que Georgette. (2) David Sobrevilla, retomando las palabras de Antenor Orrego: “El Perú jamás podrá cancelar el bochorno por la muerte del poeta. Este bochorno solo ha aumentado –si cabe– en la enfermedad y muerte de su viuda” (3). Para el polígrafo Marco Aurelio Denegri, Georgette fue “una mujer de armas tomar” (4), Gladys Flores afirma que “Otra perspectiva capital a estimar es la faceta de Georgette vallejista, en tanto se desempeñó como descifradora, estudiosa e investigadora de la obra vallejiana”(5), para Max Silva Tuesta “Sin Georgette no hay Vallejo” (6) y, finalmente, Fernando de Szyszlo considera que era una “persona compleja, difícil, al mismo tiempo era una persona de una sensibilidad a flor de piel, de un profundo sentido crítico para la poesía… (7)

Esperamos con especial expectativa esta nueva obra granadina, la cual contiene el súmmum de interesantes e innovadoras perspectivas de nuestro poeta, que cumple este 15 de abril, setenta y dos años de su desaparición solo física.

NOTAS
(1) MERTON, Thomas. César Vallejo, en Emblems of a Season of
Fury. 1963. p. 135-140.
(2) CABEL, Jesús. Correspondencia Completa. PUCP. 2002. p. LVI.
(3) SOBREVILLA, David. César Vallejo/ poeta nacional y universal y
otros trabajos vallejianos. 1994. p. 208.
(4) DENEGRI, Marco Aurelio. Programa: Función de la palabra 13 de marzo
2009. Canal 7 TV.
(5) FLORES, Gladys. Telúrica y magnética Nº 2, UNMSM. 2009. p.173
(6) PACHAS, Miguel. Georgette Vallejo al fin de la batalla. 2008. p.
28.
(7) Ibídem, p. 332.

sábado, 10 de abril de 2010

'Ante las piedras de riesgo darwineano'*



Parado en una piedra
Como esperando
A la espera
De ver de ver
Te procuro
Y me aliño
Para la cita

Piedra antigua
Y porosa
De labios
Y oídos
Y gestos
Inacabados
De cariño

Parado en una piedra
Como un espermatozoide

El beso más íntimo
Y contundente
Y acaso
Nada personal
Y un tanto librado
Al acaso ala
Casualidad

Parado en una piedra
Cabeza con cabeza
Nuestro pensamiento
Una pizca de humano él aquélla
Una pizca de piedra


"Ante las piedras de riesgo darwineano"* En: César Vallejo, Contra el secreto profesional. Obras completas. Tomo primero (Lima: Mosca Azul, 1983) p. 19

miércoles, 7 de abril de 2010

Masculino/ femenino en “Nostalgias imperiales” de Los heraldos negros



Aunque el tratamiento utópico de la mujer o de lo femenino va a tener su eclosión en la poesía póstuma de César Vallejo, particularmente en España, aparta de mí este cáliz. Sin embargo, consideramos que aquello ya es percibible --de modo simultáneo y paralelo a otros matices de lo femenino en esta etapa de la poesía del peruano-- desde 1918, año de la publicación de Los heraldos negros. Es decir, desde muy temprano se iría optando por lo femenino frente a lo masculino (en tanto orden simbólico, político o cultural, y no tanto sexual) como un recurso metafórico para señalar y convocar sobre todo la esperanza. Al respecto, y a manera de ejemplo, leamos un poema del apartado “Nostalgias imperiales”; aquel denominado “Oración del camino”:

Ni sé para quién es esta amargura!
Oh, Sol, llévala tú que estás muriendo,
y cuelga, como un Cristo ensangrentado,
mi bohemio dolor sobre su pecho.
5 El valle es de oro amargo,
Y el trago es largo... largo...
Oyes? Regaña una guitarra. Calla!
Es tu raza, la pobre viejecita
que al saber que eres huésped y que te odian,
10 se hinca la faz con una roncha lila.
El valle es de oro amargo,
Y el trago es largo... largo...
Azulea el camino; ladra el río...
Baja esa frente sudorosa y fría,
15 fiera y deforme. Cae el pomo roto
de una espada humanicida!
Y en el mómico valle de oro santo,
la brasa de sudor se apaga en llanto!
Queda un olor de tiempo abonado de versos,
20 para brotes de mármoles consagrados que hereden
la aurífera canción
de la alondra que se pudre en mi corazón!

Tenemos aquí un «Oh, Sol [...] muriendo» (v. 2), el típico crepúsculo de Los heraldos negros, tanto como un yo poético cuyo «corazón» sirve de sepultura a una «aurífera canción [...] que se pudre» (vv. 21-22). También tenemos una «raza» del «Sol» (v. 8) ahora «huésped» y odiada (v. 9), vinculada, asimismo, a un específico paisaje y comunidad: «valle de oro amargo» (v. 11), «mómico valle de oro santo» (v. 17). Por tanto, el conjunto que forman la comunidad, la «raza», el propio yo poético y, por supuesto, «la canción aurífera de la alondra» se halla momificado, enterrado. Este conjunto solo resucita --tal como el Lázaro bíblico-- a través de una canción («Oyes? Regaña una guitarra. Calla!/ Es tu raza», vv. 7-8) o de una tradición oral: «Queda un olor de tiempo abonado de versos» (19) que el poema contrasta muy claramente con lo canonizado, escrito, puesto sobre una lápida, enterrado definitivamente: «para brotes de mármoles consagrados que hereden/ la aurífera canción» (vv. 20-21).
Asimismo, pareciera estar ímplícito el sincretismo. El Sol está subordinado al Dios (Padre) cristiano, y el «bohemio dolor» del yo poético es equiparable a un «Cristo ensangrentado»; así lo leemos en estos primeros endecasílabos: «Ni sé para quién es esta amargura!/ Oh, Sol, llévala tú que estás muriendo,/ y cuelga, como un Cristo ensangrentado,/ mi bohemio dolor sobre su pecho» (vv. 1-4). El posesivo, puesto en cursivas, alude a otra persona gramatical que no es el «Sol» ni «Cristo» ni el propio yo poético; alguien que no está «muriendo» ni «ensangrentado» y no padece el «dolor», y que gracias a la vinculación semántica con su hijo que murió en la cruz, suponemos que se trata del Dios creador judeo-cristiano. En todo caso, en este poema el «Sol» es mero vehículo o puente y no tiene verdadero poder; no es la persona o agente decisivo, definitivo. Obviamente, queda abierta la posibilidad de que tanto Cristo (aquí «ensangrentado», pero después, sabemos, glorificado) como el yo poético (y con él «la aurífera canción», y todo lo demás) resuciten. Sin embargo, lo más cercano o análogo, en lo que va de nuestro análisis, a un Inkarry en franca función de resurrección es aquella «¡oh nueva madre mía!» del poema «Nervazón de angustia» perteneciente a «Plafones ágiles». Tanto que nos animaríamos a distinguir entre un Inkarry masculino --lejano, pasivo o derrotado-- y un Inkarry femenino activo o en nítida función de futuro.

De Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo (Lima: Fondo editorial PUCP, 2004) pp. 46-47.

lunes, 5 de abril de 2010

Ensayo de síntesis: Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo



Como decíamos en el abstract de nuestra tesis (Boston University, 2003), nos parecía que en la poesía del peruano lo temático --trabajado reiteradamente por la crítica: dolor, orfandad, compromiso político--; lo estilístico --el análisis más o menos puntual de uno o varios poemas con énfasis en su ficción de oralidad o en su escritura--; lo contextualizado --mestizaje social, relevancia del guano de las islas en la economía del Perú y en su literatura, relaciones amorosas, cárcel--; y lo psicoanalizado (crisis de identidad sexual, complejo de Tántalo o Edipo), reclamaban una explicación que integrara en alguna medida todos estos aspectos y que, sobre todo, lo hiciera del modo más discreto y simple posible. Ahora, una perspectiva de análisis polivalente como la nuestra requirió, a su vez, adoptar una metodología ecléctica, donde el común denominador sería que efectuamos --aunque no de manera radical ni sistemática-- una necesaria epogé de los temas para intentar encontrar algunos ejes creadores de sentido, y a cada uno de éstos los denominamos poéticas. De este modo, nuestro trabajo lo dividimos de la siguiente manera:

Cap. 1. La poética de la inclusión: Heraldos negros y heraldos blancos en Los heraldos negros;
Cap. 2: La poética de la circularidad: El mar y los números en Trilce;
Cap. 3: La poética del nuevo origen":
A) La piedra fecundable de los poemas de París (Poemas Póstumos I)
B) La piedra fecundada de España, aparta de mí este cáliz (Poemas Póstumos II)

Ahora, el eje primario o, más precisamente, la turbina icónica desde la que iban derivando las otras poéticas la hallamos en el letrismo de la vocal "O" de un verso de Los heraldos negros: "cuando abra su gran 0 de burla el ataúd" ("Avestruz"). Letrismo que icónicamente es un círculo y, también, podemos leer como "cero" incluso por razones prosódicas, la necesidad de mantener la uniformidad del alejandrino en el poema (Larrea). Asimismo, si bien es cierto "0" está representando --en el poemario de 1918-- sobre todo por la tumba ("charco" o "pozo", experiencias no gozosas y ambiguas con la amada, concepción religiosa de un Dios derrotado y permanentemente en pena, la melancolía de la tarde, etc.), tampoco deja de ser cierto que existen yuxtapuestos, aunque en estado larvario, ya unos "Heraldos blancos" (mar de la playa, amanecer, sexualidad gozosa, apuesta por un Dios femenino y no derrotado, etc.); es decir, todo un sistema de interrelaciones nominales o campo semántico paralelo al que da título al libro de 1918. Y esto básicamente por que en este poemario predomina lo que hemos denominado una lógica de la inclusión: la unidad no es un dígito, es ante todo una relación (amante y amada, hijo en el seno de la madre, creyente y Virgen, etc.), y por tanto este libro también son dos poemarios en uno.

En cuanto al segundo capítulo de nuestra investigación, intentamos demostrar que Trilce describe un viaje que tiene en el escenario marino su lugar de partida (Trilce I) y de llegada (Trilce LXXVII), circularidad temática que, según nuestra hipótesis, no hacía otra cosa que reflejar la relevancia del ícono "0" (vocal, círculo o cero) tanto en la estructura del libro como en la mayoría de sus imágenes más relevantes y símbolos reiterativos (los números), mas ahora no a través de su estatismo --como "charco" o "tumba" de Los Heraldos negros-- sino a través de su dinamismo y la constante mudanza en su perfil icónico; es decir, el "0" observado desde otra perspectiva puede ser 1, y viceversa. En otras palabras, en este capítulo nos avocamos a la adecuación de una lógica radial y metamorfoseante para entender el cambio y proliferación numérica, y lo que esta última significa en Trilce. De esta manera es que encontramos una relación bastante motivada entre los números y el mar; más, también, entre lo no divisible o no fragmentable y la lluvia. El poemario de 1922, en cuanto marino, es un relato que se fragmenta en personajes, de los cuales los números son sus símbolos; mas, en cuanto lluvioso, es lo no fragmentado, aunque efímero, y que basta con su sola presencia. Por lo tanto, frente al relato de raigambre marina --documentado desde la antiguedad--, el relato de la lluvia es aún virtual --viaje desconocido--, y en este sentido es que en Trilce subyacería también, finalmente, una utopía de la verticalidad. Trilce, entonces, parecería obedecer a una lógica multiradial y ternaria, pero donde el Tres no alude tanto a los números como a las dimensiones puestas en juego; esta es la manera por la cual este poemario se torna tridimensional, recrea con el lenguaje un paisaje en movimiento, todo el itinerario cinético de un viaje, del primero al último poema del libro.

Por último, en los "Poemas Póstumos I" (Poética del Nuevo origen, A) fue patente que los números reducían su paradigma al UNO y al DOS. El aliento de los versos era mayor tratando, a su vez, de encontrar desde ya un héroe para un gran fresco (ejemplo, los "niños" o la "Sierra de mi Perú"). Asimismo, constatamos que un culto solar se tocaba con el culto marino (mariano) de antes; que ahora al 0 de Trilce lo definía mejor esta confluencia (marino-solar) y que, además, aquel dígito de alguna manera se corporeizaba en forma de piedra. En general, sin embargo, los "Poemas Póstumos I" eran una indagación sobre el universo que obedecía todavía a un proyecto ilustrado o iluminista (semejante al Canto general de Pablo Neruda) ya que intentaba clasificar y articular todo bajo la estructura de un gran árbol, símbolo logo-falocéntrico de primer orden, aunque con la atingencia de que el árbol también representa simbólicamente la unión de los opuestos; sinónimo de convergencia ideal que mutó --siguiendo la irresistible atracción del cero o del círculo (0) en esta poesía-- y se perfeccionó en la piedra de los Poemas póstumos II.

Por su parte, en España, aparta de mí este cáliz (Poética del nuevo origen, B) la piedra le ganaba al árbol. La madre ("España") asimilaba al padre (Dios Creador) en este poemario; apoteosis de lo femenino, por lo demás, que ya la advertíamos delineada desde Los heraldos negros. La poética de la fusión encontraba aquí, pues, expresión plena. Esto se debía a que, percibida mejor desde los "Poemas Póstumos II" la dinámica de la maternidad, presente ya en el libro de 1918 y que involucraba al propio yo poético, constatábamos que ahora la piedra había transgredido y, al mismo tiempo, parecería haber superado una especie de tabú que estuvo expresado en la ausencia del número 8 en toda esta poesía. En otras palabras, el círculo superior (sol) e inferior (mar y tierra) del 8 eran ahora uno solo y, por ende, eran también sustantivamente ya otra cosa. Confluencia que incorporaba al mismo yo poético (microcosmos) y lo integraba y resolvía, asimismo, en su propia intimidad (masculino/ femenina) en 'madre' ("[niños] si tardo"). De alguna manera todo confluía hacia ese vientre preñado en que se había convertido la poesía de César Vallejo.

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domingo, 4 de abril de 2010

Estado de la crítica vallejiana



En la crítica de la poesía de César Vallejo existe un amplio espectro de perspectivas de lectura, tantas como las que ha motivado, por ejemplo, el intento de caracterización del vanguardismo americano (1). Obviamente, existen incluso algunos otros que consideran que esta poesía --adoptemos la perspectiva de Anderson Imbert o la de Osorio-- es simple y llanamente ininteligible, que todo esfuerzo de lectura es mero intento de «naturalización»: «domesticación del Otro con mayúscula, neutralización deformadora de la huidiza diferencia». Ante la poesía del peruano no queda más remedio que constatar una vez más la «imposibilidad de sociabilizar lo eminentemente individual» (Kaliman 1994: 378, 380)

Por lo que a nosotros respecta, debemos señalar que asumimos ecléctica, mas no acríticamente, todos los enfoques que han ido fijando y modificando el sentido de esta poesía (2). Es decir, somos eclécticos porque deseamos sintonizar con las propuestas del trabajo que nos ocupa: en la poesía de Vallejo no existen opciones únicas, menos aún callejones sin salida.


NOTAS

(1) Gloria Videla de Rivero nos ofrece una excelente sinopsis de esta polémica. La estudiosa distingue «Entre los que definen al vanguardismo americano en relación de dependencia con respecto al europeo [por ejemplo, Enrique Anderson Imbert] y entre los que buscan subrayar la independencia o la entidad específica del vanguardismo americano [por ejemplo, Nelson Osorio]» (1990: 28). Para el caso del Perú, y tal como lo observa Mirko Lauer: «El vanguardismo poético peruano se produjo dentro de la combinación de cosmopolitismo con nacionalismo que fue el ethos cultural (y en buena medida también político de aquellos años) […]. En general toda la lectura de la poesía vanguardista produce esta sensación de “hibridez” entre los elementos que Mariátegui divide la poesía de entonces [cosmopolitismo y nacionalismo]» (1982: 82).

(2) Los que aparecen sumariamente reseñados, aparte del trabajo de Ricardo J. Kaliman (1994), en David Sobrevilla (1995) y en Américo Ferrari (1989). Para este último, cuya reseña nos parece la más ponderada y matizada entre las otras: «la obra de Vallejo podría caracterizarse con la expresión difundida por un libro de Umberto Eco: es una obra abierta […]. Esta obra abierta ha suscitado más de una lectura igualmente abierta. Recordemos entre otras las de André Coyné, Alberto Escobar, Jean Franco, Rafael Gutiérrez-Girardot, Keith Mc Duffie, Julio Ortega, Eduardo Neale Silva, Roberto Paoli, Guillermo Sucre […]. Lo que caracteriza todas estas lecturas, aparte de no aplicar una metodología preestablecida, es que la investigación se apoya en ciertos contenidos semánticos de los poemas y de ellos parte, estudiando su alcance en la obra en relación con la escritura y sus procedimientos. Otro tipo de enfoque es el que parte de los procedimientos estilísticos para deducir de ellos la visión del mundo del poeta. El autor que más ha avanzado en esta dirección es Giovanni Meo Zilio [Stile e poesia in César Vallejo] […]. Otros críticos como Walter Mignolo, Enrique Ballón o Irene Vega, han querido aplicar métodos preelaborados por lingüistas y doctrinarios de la semiótica y de la poética. Los resultados no son convincentes. En el polo opuesto, trabajos exclusivamente dedicados a la interpretación de las ideas y la temática, pero que soslayan, como lo hace James Higgins, lo que constituye propiamente a Vallejo como poeta, esto es, su singular lenguaje poético. Ello también puede suceder en algunas exégesis que reivindican la poesía de Vallejo como exponente de una ideología, escuela o movimiento filosófico, sociológico o político. Las principales son las existencialistas y las marxistas [...]. [La exégesis de Juan Larrea] comete el mismo error que los ideólogos, pero al revés: deja de lado lo que puede haber de social y de político en la obra poética de Vallejo» (Ferrari 1989: 711-714). Y, aunque referido más bien a los tipos humanos de los vallejistas, véase Silva Tuesta 1994a.

Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo
(Lima: Fondo editorial PUCP, 2004) pp. 13-15.

martes, 30 de marzo de 2010

La mecha



(César Vallejo en Valencia: Congreso de Escritores Antifascistas, 1937)


Con el rabillo
A contracorriente
Arañas el flash.

Rodeado de antifascistas.
Húmedo y cóncavo para el pan.
Desfondado ante las palabras
Y sin pelar el diente

Sorprendido
En plena cultura
Occidental

Aunque tu cabeza sean dos:
Es lo que no muestra
Esta fotografía.
Como a la Sudamérica
De tu sien izquierda
Corresponde el África
Blanco oscura
De la otra cien.

Como al diablo sucede
Alguien que llora
Es tímido y acaso sonríe.

Última cena de América.
Y la primera de este mundo
Multifásico en tres cuerdas
En tres alas impúdicas
Que arrastran y vuelan también.

Vallejo enfermo
Vallejo sano

Miga que ya se ha hecho grande

Vallejo
Izquierdo
Quemado
Paralizado
O erecto

En la línea mortal
Del equilibrio.

lunes, 29 de marzo de 2010

Vallejo sin fronteras (libro en preparación)


Fotógrafo: Juan Domingo Códova

ARTÍCULOS
2010 “Mujer, fatal, compañera y madre en la poesía de César Vallejo”.
2008 “El Taller Literario César Vallejo en la República Dominicana”. pp. 123-136 IN: Berroa, Rei (ed.); Aproximaciones a la literatura dominicana, 1981-2008. Santo Domingo, Dominican Republic: Banco Central de la República Dominicana; 2008. 338 pp. (book article)
2007 “Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana”. Lexis, October. And [www.ucm.es/info/especulo/numero36/ - 23k -]
2007 “El diálogo Borges-Vallejo: un silencio elocuente”. Variaciones Borges, No 23. Abril. 183-205.
2006 “Compromiso y magia en la poesía de agitación política: El caso de Roque Dalton (y César Vallejo)”. V Congreso Internacional de Literatura Hispánica. Lima, March 8-10.


RESEÑAS Y CRÓNICAS
2010 “Hitos y metamorfosis del deseo en la poesía de César Vallejo”. VALLEJO SIN FRONTERAS [http://vallejosinfronteras.blogspot.com/2010/06/hitos-y-metamorfosis-del-deseo1-en-la.html]
2008 “Trilce y Georgette”. Blog de Pedro Granados [http://blog.pucp.edu.pe/item/40741]
2008 STUMBLING BETWEEN SEVERAL ENEMIES? (Reseña a libro de Stephen Hart, Stumbling between 46 stars) Blog de Pedro Granados [http://blog.pucp.edu.pe/item/20436]
2005 “César Vallejo y su pensamiento cuantitativo”. Escritores y poetas en español. www.letras.s5.com
2005 “Crónica de Santiago de Chuco. César Vallejo: al filo del reglamento”. [http://www.omni-bus.com/n2/chuco.html]



PRESENTACIÓN

“Vallejo sin fronteras” explica y enfatiza, en estos textos posteriores a mi tesis de doctorado para Boston University --Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo (Lima: PUCP, 2004), (México: UAP, 2004)-- aquella radical condición de la obra lírica del peruano. El presente volumen lo constituyen dies ensayos (entre artículos, reseñas y una crónica), escritos durante los últimos cinco años, cuyo repaso de los títulos resulta de por sí ilustrativo. De este modo, y atendiendo la secuencia, hayamos los poemas de Vallejo ventilados desde su dimensión femenina: la inherente al propio yo poético y, simultáneamente, la vinculada a la mujer como tema o referente; dimensión femenina de la que, asimismo, se intenta explicar su proceso de construcción o articulación semántica desde Los heraldos negros hasta “España, aparta de mí este cáliz”.

Respecto a “El Taller Literario César Vallejo en la República Dominicana”, este artículo tiene que ver con la recepción del autor de Trilce en contextos tan poco estudiados como las Antillas; y, en este caso particular, la ciudad de Santo Domingo durante la década del 80. Taller que, además, y sin exagerar un ápice, hizo posible la experimentación y el posterior desarrollo de una propuesta poética plenamente moderna (ahora mismo postmoderna) como es el caso de la destacada --y hoy por hoy en pleno auge-- poesía dominicana.

Luego, sigue un ensayo que intenta leer Trilce desde la clave de la marinera limeña; es decir, desde el contexto de la modernización de Lima (años 20) y la gravitación de la clase proletaria... en específico, desde la quinta o el callejón donde los obreros --y César Vallejo acaso como un curioso provinciano o un polizón sin barrio-- celebraban la vida con aquel ritmo de raíz afro-peruana. Obvio, es un intento de encarnar aquel poemario de 1922 y rescatar --incluso el debatido significado de su título-- de la mitología internacional, con empaque académico, desde donde usualmente se lo lee; como del cerrado coto andino o abalorio de anécdotas que, igualmente, sólo por inercia mental permitimos continúe aquel libro maniatado.

Por otro lado, “El diálogo Borges-Vallejo: un silencio elocuente” (ensayo publicado en Variaciones Borges) contribuye, tal como leemos en un portal de la Web:
“a la comprensión de dos sensibilidades poéticas altamente incompatibles y aparentemente disociadas que la crítica suele ubicar en estancos separados pese a formar parte de un mismo momento literario […] Como es bien sabido, las trayectorias de ambos siguen caminos divergentes dentro de la renovación poética de vanguardia; sin embargo, en la obra de uno y otro pueden detectarse ecos de un diálogo indirecto y polémico. En este ensayo se ofrecen algunos vestigios que apoyan tal conjetura, pero sobre todo se busca profundizar en aspectos definitorios de ambas poéticas y delinear correspondencias entrañables entre una y otra” [http://www.connotas.uson.mx/vol8/resumenes_ingles.htm]
Por lo tanto, el lema “Vallejo sin fronteras” se corrobora nuevamente en tanto, esta vez, construye un diálogo intelectual aparentemente imposible; e ilustra, adicionalmente, un gesto fundamental en el ámbito de hacer más productiva --vía el conocimiento mutuo y la tolerancia-- la convivencia (en este caso poética) entre nuestras sociedades y culturas.

Culminando el apartado “Artículos”, nos encontramos con un texto que pone de relieve la radicalidad y, simultáneamente, la complejidad del compromiso político de un autor como el salvadoreño Roque Dalton. Poeta, este último, que se consideraba él mismo como miembro integrante de la “Familia Vallejo” (frente a la “Familia Neruda”), entre sus colegas escritores, y en cuya obra comprobamos precisamente aquello: sus afinidades artísticas, filosóficas e ideológicas con la poesía del peruano.

En lo concerniente a las “Reseñas y crónicas”, aunque en este formato “menor”, también ventilan aspectos poco transitados por la crítica vallejiana y, en general, se vinculan a lo estudiado asimismo en los artículos. De este modo, el tema de Georgette Philippart es tratado tanto en relación al libro de Miguel Pachas (Georgette Vallejo, al fin de la batalla) como en lo relativo al volumen de Stephen Hart (Stumbling between 46 stars), en particular, al video adjunto a este libro que recrea las relaciones entre ambos esposos y, concretamente, especula sobre el rol más bien siniestro de Georgette en el destino de los desaparecidos manuscritos de Vallejo. En general, respecto al papel de la célebre viuda en la vida literaria de su esposo, en estas reseñas se matizan o problematizan automáticas adhesiones o detracciones. Georgette Philipart, no sabemos si fue realmente la celosa guardiana de los poemas póstumos de su esposo; pero sí, con seguridad, la primera que creó --en cuanto lectora-- un tipo de Vallejo. Aquel del perfil político o comprometido, en desmedro de uno anterior a ella: el yo poético de Los heraldos negros y Trilce.

Los textos restantes, una reseña y aquél titulado “Crónica de Santiago de Chuco. César Vallejo: al filo del reglamento”, no hacen sino reiterar y continuar ilustrando aquella vocación por la complejidad, simultaneidad y alcance sin fronteras que percibimos en la poesía vallejiana. Ejemplo sin par, creemos, de obra abierta y en diálogo constante con lo que somos, con lo que podemos llegar a ser.