miércoles, 12 de agosto de 2015

Actas del Congreso Internacional “Vallejo Siempre”, Tomo 3 (Reseña)

Entre las varias colaboraciones que resaltan la efemérides o, al final del volumen, el sugestivo archivo de fotos del evento, nos ha llamado la atención --por necesario-- el artículo de Mauro Mamani Macedo, “Tour Eiffel-Kunturwachana: César Vallejo y Gamaliel Churata”.  También, por qué no, el breve ensayo de Camilo Fernández Cozman, “Los argumentos basados en el modelo y el antimodelo en la poesía de César Vallejo”.  Y, por recordarnos lo buena escritora que pudo haber sido María Rosa Sandoval (o “Marie Bashkirtseff”), “Vallejo y María Rosa o los rotos aros de unos muertos novios”, de Teodoro Rivero-Ayllón (a modo de un capítulillo más de la novela de  Eduardo González Viaña, Vallejo en los infiernos).
            El ensayo de Mauro Mamani se propone “explicar la polémica entre Vallejo y Gamaliel Churata sobre la especificidad de nuestro vanguardismo”.  Lo que conlleva ventilar, según aquél profesor sanmarquino: la presencia del autor de Trilce en el Boletín Titikaka[1]; al Vallejo “juzgador” de nuestro vanguardismo [2]; y, por último, la lectura que tiene Churata de la poesía del santiaguino [3].  Respecto a [1], el primer texto de Vallejo allí --su segunda colaboración, un par de poemas de Trilce con una factura un tanto más vanguardista que en la edición de 1922-- es su encomiable comentario al poemario, Ande (1926), de Alejandro Peralta (hermano de Arturo o “Gamaliel Churata”), en los siguientes términos: “Querido y gran poeta […] Su libro me ha emocionado de la emoción de mi tierra […] Siga U. por su vía.  Puede estar seguro que sus poemas quedarán”.  Con el resultado que, por esa misma vía,  Alejandro Peralta publica todavía El Kollao (1934); y hace mal, según Mamani, en abandonarla en sus libros posteriores.  César Vallejo, entonces, escribiendo desde París y fungiendo de crítico: ¿ganado por el sentimiento y la nostalgia?  Podría ser, aunque creemos que en su encomio esto último actúa más como un gesto menor.  Mucho más relevante, creemos, es la perspectiva política o geopolítica que, en la época y ya en Europa, para Vallejo implica reconocer  un poemario como Ande; aunque no es posible que éste ignorara que el poemario de Alejandro Peralta es casi una imitación de su poemario de 1922.  Y, en este sentido, la apreciación de Gamaliel Churata sobre la poesía de Vallejo [3] no deja de constituirse en interesada e incluso cínica al no hacer explícito el carácter estrictamente epigonal del libro de su hermano: “César Vallejo y Alejandro Peralta son los poetas decisivos del Perú.  Ninguno de ellos puede ser imitado con talento; al contrario, fueron víctimas de un incesante saqueo”.  Es más, el mismo Arturo Peralta publicó también poesía y, en este sentido, tal como lo puntualizamos en otro lugar:
El poeta, entre los Churata, es el autor de Ande (Alejandro), no Gamaliel (Arturo).  Es decir, el poeta en estricto, el versificador. Alejandro Peralta, a su vez, influido directamente por Trilce; el franco vanguardista.  Muy al contrario de su hermano (Gamaliel), hechizado por Eguren y, otro tanto, por Apollinaire (el de “Zona”: “sol/ cuello cortado”); sin desprenderse del todo del  modernismo y cierto simbolismo.  Es como si el “Interludio Bruníldico” (1931), del autor de El pez de oro (Arturo) se continuara en la poesía de su hermano.  Virtual tema de estudio este diálogo y complicidad literaria entre ambos hermanos. Acaso Gamaliel discutiera con César Vallejo; pero no Alejandro. […] Muy probablemente (otro sub-tema a cotejar) Arturo Peralta en su poesía jamás dejó de ser Juan Cajal: seudónimo hispánico que aquél usara para acompañar sus poemas de influencia modernista.”
            Respecto a [2], aquella polémica en la cual Vallejo negaba originalidad al movimiento vanguardista mientras Churata, por su parte, asumía su defensa (1927); según Mauro Mamani: “en nuestro vanguardismo no hay calco ni copia sino admiración, respeto y apertura a lo externo, algo que nuestro Vallejo articulista no quería reconocer, pero que sí reconocía el poeta Vallejo, tal como lo hizo con el poemario Ande de Alejandro Peralta”.  ¿Es esto posible?  Vallejo en tanto lector o crítico es siempre “articulista”; es decir, en cuanto tal su discurso es una narrativa de estrategia estética, cultural y política.  En pocas palabras, y como sabemos, Vallejo no creía en indigenismos, sino en deseables obras indígenas; como tampoco estaría de acuerdo en diferenciar entre vanguardismo europeo y “vanguardismo del Titikaka”; ni, mucho menos, en aquella idea del autor de El pez de oro de “fusionar lenguas” (quechua, aymara, español) como forma de encontrar una expresión americana.  Vallejo se halla en esto último a contracorriente, y en observar esto sí --¿de modo acaso inadvertido?-- acierta de pleno Gamaliel Churata: “parece que [Vallejo] siente que el andinismo de la poesía americana no debe ni valerse del topónimo de la montaña ni del fulgor áureo del Intipchuri, y menos de la zoótica aborigen para la vitalización de la metáfora.  Debe ser su indianismo interno.  Esto es, más adivinar el pensamiento del poeta que definirlo”.
En suma, y tal como también ya lo dijimos:
“Una paradoja, que está por desarrollarse y acaso  pasar a enriquecer y problematizar la literatura peruana, es cómo un peruano de segunda generación --que por sus abuelos españoles  es Vallejo-- influencia de modo directo (particularmente con Trilce) la poesía de Alejandro Peralta (Ande, 1926) y […] también la compleja obra dramático-retablista de su hermano Arturo o “Gamaliel Churata” presente en El pez de oro [1927] (1957); y, en consecuencia, movimientos autoctonistas como el que representó y animó el Grupo Orkopata en Puno (1926-1930) y que dirigieron ambos hermanos.


Por otro lado, en tanto al ensayo del profesor Camilo Fernández Cozman, pensamos que toda poesía es argumentativa, incluso la pretendidamente autista y preciosista o de “hedonismo verbal” (Roberto Paoli) del Modernismo, pero no necesariamente bajo la dictadura del verbo o del predicado; al menos que lo de argumentativo lo debamos entender como poema “comprometido” o de tesis.  Vale, también se argumenta en Trilce, pero más allá de las proposiciones entresacadas de ciertas lecturas tópicas y claudicantes del mismo --tipo las de André Coyné sobre la defecación en Trilce I-- que no acierta a confrontar ni menos a matizar productivamente Fernández Cozman.  Justamente, y ahora mismo, se trata de hacer hablar al poemario de 1922 en lo que éste plantea de debate estético, ideológico y cultural--por ejemplo-- en la Lima de la época.  El asunto es cómo hacerlo hablar o desglosar en sus argumentos sin violentar o naturalizar su forma.

miércoles, 15 de julio de 2015

viernes, 12 de junio de 2015

Trilce as Theatre: Script, Characters, Audience


MLA Special Session on César Vallejo Austin, January 2016
Full papers will be posted by 15 December 2015
Organizer: Leslie Bary 

Panelists: Pedro Granados, Alan E. Smith, 
Jonathan Mayhew, Stephen Hart 

Respondent: Michelle Clayton
PAPER 1. “Trilce/Teatro: guión, personajes y público” [Trilce as Theatre: Script, Characters, Audience]. Pedro Granados (Pontificia Universidad Católica del Perú and Vallejo Sin Fronteras Instituto)
This presentation begins by justifying, in terms of theory, methodology and historical context (Lima in the 1920s), a reading of César Vallejo’s collection Trilce (1922) as theatrical or performance text. We identify its script or rather, its fragmentary pattern for improvisation: the myth of Inkarrí. The script contains instructions for the representation of dimensions and space on stage, as well as performance directions for the various characters that appear in Trilce; among these are several heteronyms of the poetic subject. We then consider one of the specific audiences with which Trilce enters into dialogue: the journal Colónida (1916) and the Colónida movement that grew up around it, as well as the broader, less specific, but always contemporary audience that is ourselves, now. Keywords for the paper are Trilce, Colónida, and poetry as theatre.


sábado, 30 de mayo de 2015

En torno a César Calvo y César Vallejo



En torno a un symposium

Al pie de un mal retrato de Vallejo
dirimirán mañana
cuáles secretas sogas del ahorcado
conforman nuestra red. A nosotros
que no investigamos ni el color de las aguas
antes de arrojarnos con una piedra al cuello,
esas dragas inútiles
seguirán importándonos, realmente, un carajo.
Ellos descubrirán
que nuestros versos más inofensivos
producen, además de ceguera,
una enfermedad verdosa
cuyos síntomas se advierten después de la muerte,
achacándolo
a nuestro desconocimiento de los resortes filoso-
ciales de la poesía.
“Fornicaban entre párrafo y párrafo, dirán,
y leían manuales terroristas
en lugar de aplicarse al estudio de Heiddegger”.
Nosotros, entretanto,
aconsejaremos a nuestro bisnietos
el modo de seguir poniendo cuernos
a toda esa partida de cojudos.


De Pedestal para nadie (1970)


César Calvo (Iquitos, 1940-Lima, 2000)
Poeta al británico modo.  Amigo de todos (Alan García, Chabuca Granda, Rodolfo Hinostroza, Perú Negro, etc.).  Dedicó un poema al Gral. Juan Velazco Alvarado.  Viajó mucho y las ciudades que más le gustaron fueron Praga, Rio de Janeiro y Cuzco; Lima, en absoluto. Muy eficaz con las latinas.  Cultivó la poesía para hacerse querer.  También con similar intención su prosa; pero aquí, en sus novelas e incluso conferencias, gana en sobriedad –sin perder eficacia comunicativa– su notable intuición para la retórica y su extraordinario oído para lo coloquial.   Hijo de las bondades y derroches de su tiempo (la idea de la revolución a la vuelta de la esquina, los largos brindis celebrando la amistad, un concepto civil de la poesía) y de las miserias y prejuicios también de su tiempo (ingenuidad incommensurable de lo que es uno, de lo que es la sociedad, de lo que es la poesía).  De pura empatía con los habitantes de su barrio del cercado de Lima, acaso jamás dejó de sentirse un canillita o un roba-autos; en esto se toca con José Watanabe que en sus mejores poemas asoma siempre la sabiduría y la sal de su Laredo.  En fin, hay más que decir, pero no lo decimos; algo más probablemente sobre Las tres mitades de Ino Moxo (1981).  Hasta otra ocasión.

martes, 12 de mayo de 2015

Stephen Hart y Georgette de Vallejo





VIDEO


http://blog.pucp.edu.pe/blog/granadospj/2008/03/16/stumbling-between-several-enemies/

sábado, 9 de mayo de 2015

Amálio Pinheiro a propósito de nuestro André Coyné*

Prof. Amálio Pinheiro de la Pontifícia Universidade Católica de São Paulo.



Querido Pedro: este "vallejeando" tuyo está rebueno. Me parece que lo  que falta a muchos análisis sobre Vallejo, como lo vas demostrando, es  una suerte de acupuntura melismática en tauxia, que arrastra los  materiales de la risa, el baile y la sexualidad, hacia dentro/fuera  del texto. Claro, con entonación (aquello que el tan olvidado 
no-formalista Tinianov llamaba la "orientación" del poema)  trílcicoincaicolimeña.
 
*
http://blog.pucp.edu.pe/blog/granadospj/2015/02/22/andr-coyn-m-s-de-medio-siglo-con-vallejo/

viernes, 8 de mayo de 2015

VASINFIN en Bahía



Agradezco a  Carlos Bonfim, talentoso investigador y profesor brasileño (UFBA), la invitación a dicho evento.