lunes, 13 de septiembre de 2021

Trilce, según Pedro Granados

 


TRILCE NUEVAMENTE CON PEDRO GRANADOS/ VLADIMIR HERRERA DELGADO

Vallejo para Granados y Granados  para el contrapunto y la marinera.  Dos poetas bajo el mismo signo zodiacal jugando a las escondidas. Pero Granados nos ayuda a hundirnos en la solaridad  del vate de Santiago de Chuco, si cabe, y también a caer de pie en una fonda de ritmo y sabor insospechada para quienes habíamos hecho una lectura circunspecta de nuestro poeta universal. Granados descubre el juego y las canicas, con pelos y señales como académico que es, aunque adolezca de cierto gamberrismo. Es el muchacho que toca el timbre de la puerta y corre para encontrarse con algo menos que Dios: esa nada que ríe en el dintel  de la época epocal misérrima del tiempo de nuestros padres en Poesía y en Rumba.  V.H

(N)húmeros para (des)cifrar un pambiche/ Pedro Delgado Malagón

Húmero (del lat. Humerus): Hueso del brazo, que se articula por uno
de sus extremos con la escápula y por el otro con el cúbito y el radio.
Diccionario de la RAE

Conocí hace poco a Pedro Granados, ensayista, poeta y novelista peruano (Lima, 1955), a quien el Ministerio de Cultura invitó para conducir en Santo Domingo un Taller sobre la gesta poética del gran César Vallejo. Granados es un penetrante exégeta del culto vallejiano, de sus modulaciones sensibles y del registro de un discurso con misteriosos influjos, casi míticos, en el que algunos piensan que “Vallejo no elige sus vocablos”.

Siempre me aproximé al poeta de Los Heraldos Negros bajo las nociones sombrías de José Carlos Mariátegui: “Nostalgia de exilio; nostalgia de ausencia”. Confieso que fue en el libro de Granados (Trilce: húmeros para bailar) donde por primera vez leí una reflexión (cierta, sorprendentemente clara) acerca de la chispa y del humor que subyacen (“…quizá sin que él lo sepa ni lo quiera”, agazapados y en ademán de saltar) en esa oscura melopoeia permutante de la palabra/cadencia que aflora en Trilce.

Prólogo a Trice: húmeros para bailar/ Amálio Pinheiro

Ao nos propor um con-viver performático com César Vallejo (não se trata já de apenas ler), a partir de uma partitura de inscrições (não se trata mais de escrever) musicais (a marinera e suas fugas e síncopes etc.) e sexuais (amores com Otilia e suas ramificações) vinculada organicamente à cultura andino-mestiça dos arrabaldes festivos em formação e movimento da Lima dos 1900 e poucos, Pedro Granados impugna, de chofre, as consabidas interpretações político-essencializantes e nos abre, em leque risonho, o vaivém diagramático de Trilce aos textos de antes e depois. O mesmo Vallejo viria a dizer mais tarde, nos Poemas Humanos: “Quiero escribir, pero me sale espuma” /(…) “Quiero escribir, pero me siento puma”, como a mencionar essa coisa toda vinda de baixo, dos lados e de dentro que abalroa as palavras.

Desse modo são postos em ação e presença, através de glossolalias e mesclas rítmico-poéticas represadas no papel (em ziguezague com a rua e suas gingas e cadências), aquilo que uma crítica acabrunhada não consegue ver: os aspectos gozosamente múltiplos e variantes de uma cultura índio-mulata que não se explica pelos dualismos ocidentalizantes (interno e externo, cultura e natureza, signo e referente) de plantão e ainda em voga. Trilce (todas essas aves falando dentro da boca) seria o espaço mítico de máxima concentração e contração sintáticas desse excesso metonímico em que, “a modo de un indigenismo minimalista incluyente”, não se produz sentido, mas um território de possíveis que encadeia as alteridades (mapeado pela tendência dos povos ameríndios à incorporação barroquizante do exógeno assimétrico).

Mais ou menos: nunca podemos saber o que é o outro, mas podemos tê-lo em nós. Ou como diria o próprioVallejo: “Índio después del hombre y antes de él!”. Por isso, vai desdobrando o vallejista peruano, não se pode pensar uma filosofia ameríndia, já que não podemos ser pensados a partir da “evolução” do pensamento do Ocidente, e a partir de um modo de conhecimmento apenas humano-racional, o que é poética e antropologicamente grave. Daí serem tão importantes, com Pedro Granados, as análises erótico-numéricas (“h(n)úmeros para bailar”), em que o cholo de Santiago de Chuco/Trujillo/Lima/Paris destrincha e dissipa, na confluência das comissuras do sexo, dos contornos da dança e da marchetaria oralizante, e junto a pertinentes acontecimentos biografemáticos (veja-se a saga Otilia/mãe/filho abortado etc.), as batidas sínteses e dialéticas pós-coloniais, pós-hegelianas e pós-modernas, sempre sucessivas e epocais, em curso. Sequer o conceito de modernidade pode conter um campo de relações em contínua reversão progressivo-regressiva, visto que as transformações desviantes e as metamorfoses impedem toda ordenação estrutural fixa.

Daí ser de tanto interesse, neste Trilce de Pedro Granados, a interação, na acupuntura dos versos e estrofes, entre um devir-índio, um devir-crioulo e o devir-qualquer-coisa, essa entrada dos objetos da paisagem nos corpúsculos e interstícios (Lezama Lima) do poema, mapeados rizomática e silabicamente pelos ensinamentos, cromatismos e gestos gráficos do sol e do mar.

Cuarentena

Trilce calendario solar vertical

Ceque mi llanto

Mi arritmia anímica inevitable

Mi abisal desamor

Contra los que leen a Vallejo

Como un socialista

Como un cristiano

Como un consumado ventrílocuo

Calendario que consulté

Que consultaba

Nomás estaba enamorado

Y veía ensartarse el amor

Tal cuentas de un collar

De perlas cultivables o no

Casi da lo mismo

Un collar un carrusel más bien

Que iba siempre hacia lo alto

Desde una simple emoción

Verla crecer hasta las nubes

Desde una sola desdicha

Desde una sola muerte

Que procuraba colgar sin demora

Sobre aquella noria

Sobre aquella nube de monólogos

En los momentos más frágiles

Unas lágrimas que eran también

Las de mi madre las de mi padre

Que no sé si alguna vez lloró

Las de mi hermanito Germán

Cuya flecha llega justo hasta aquí

Hasta esta agua que se cuela

Por la rendija

De esta puerta

Como se cuela

Este espejo que deslizo

Y abro para que le dé el sol

Les hablo desde todos mis años

Todos y cada uno y cada hora

Vallejo no era socialista

Vallejo no era cristiano

Vallejo no era poeta

Sino porque no había otro remedio

Y su mirada de roedor gigante

Acompañaba a la de la asexuada

Gaviota desde la que miraba

Cuando era un muchacho

Y la nube el sol la estrella fugaz

Los labios besándose de los astros

Aunque iba la mirada baja

Sabía me acompañaban

Sé que voy a morir

Sé que mi manera de leer

A Vallejo

Va a quedar en suspenso

No critico a los críticos

Menos los individualizo

La inmensa mayoría de ellos

Un arrecife de ganapanes

Tampoco aunque los deploro

Voy a hablar otra vez mal

De los poetas

Con una sola vez ya basta

Pero creo en Sasha Reiter

Como creo en Carlos Quenaya

Como creo en Ethel Barja

Sólo falta que ellos crean

También en ellos mismos

Y se aten al mástil de la existencia

Y no se cubran los oídos con cera

Hasta ya no creer más en  sirenas

Y sí creer en el Sol

Y sí creer en Vallejo

El más tierno entre todos sus hermanitos

©Pedro Granados, 2020



viernes, 3 de septiembre de 2021

El “silencio” Vallejo-Cabral de Melo Neto: un Neruda elocuente

 


Este ensayo se propone, por un lado, reconstruir un diálogo intelectual y artístico en apariencia inexistente entre César Vallejo (1892-1938) y Joao Cabral de Melo Neto (1920-1999). En la biografía del poeta brasileño, de modo recurrente y acaso no menos sistemático, no existe mención alguna del peruano; aunque España fuera en ambos tema y motivo fundamental de sus respectivas obras literarias; y, según ventilaremos aquí, ambos poetas tuvieran mucho en común, repetimos, tanto en el aspecto literario como en el político de sus poemas. Por otro lado, en cuanto desencadenante de este paralelo entre dichos autores, se analizará el poema cabralino “España en el corazón” (homónimo del poemario nerudiano editado por primera vez en1937). Es decir, aquel poema del brasileño será el puente, de ida y vuelta, para transitar e iluminar los “silencios” entre las poesías del brasileño y del peruano y, no menos, tornar inesperada y particularmente elocuente la poesía del chileno. El presente trabajo se enmarca, por un lado, en el contexto de la actual literatura comparada; es decir, aquélla que: “ha dejado de lado la perspectiva historicista tradicional y su correlato los viejos estudios de fuentes e influencias y ha pasado a ocuparse cada vez más del texto literario y de sus relaciones interliterarias e interdisciplinarias” (Eduardo F. Coutinho). Asimismo, tiene que ver con la cuestión del canon y su discusión o puesta al día o incluso puesta en valor; en particular aquí, el rol ideológico que, frente a la Guerra Civil Española, les cupo a Pablo Neruda y César Vallejo. Y, por último, este breve ensayo gira también alrededor de la traducción, entendida ésta, según Benjamin, como “una ampliación de la operación crítica de la lectura” (Delfina Muschietti)

Palabras clave: Poesía latinoamericana, César Vallejo y Joao Cabral de Melo Neto, César Vallejo y Pablo Neruda.

http://blog.pucp.edu.pe/blog/granadospj/wp-content/uploads/sites/97/2016/06/Revista-MC-No.-19.pdf


martes, 31 de agosto de 2021

IV Congreso Internacional Vallejo Siempre


“Homenaje a Clayton Eshleman”

Organizado por el Centro de Estudios Vallejianos, la City University of New York y la Asociación Internacional de Peruanistas (AIP) y auspiciado por el Consulado General del Perú en Nueva York
PROGRAMA

https://asociacioninternacionaldeperuanistas.blogspot.com/2021/08/congreso-vallejo-siempre-iv-nueva-york.html?fbclid=IwAR1o3w-fsPNFz9HObMoax6lKGkBbjx56P-1r6HaanKHBacDT3O0EPmfMXlI



 

sábado, 28 de agosto de 2021

César Vallejo en español selvagem y portunhol trasatlántico

 

Sumilla

Se investiga la actual poesía de la región y se perciben dos ejes particularmente presentes y activos; los cuales, además, subterráneamente se tocan.  Nos referimos a aquélla en “portunhol selvagem” (Douglas Diegues y otros), en el Cono Sur;  y una poesía que podríamos denominar “opaca” (Éduard Glissant), que tiene al español como su traductor o mediador cultural (Julio Ortega) –presente de José María Arguedas a César Calvo–  y, no menos, a la obra de César Vallejo –en particular Trilce (1922)– como su explícito o implícito paradigma.  Ahora, nuestro ensayo intenta incluir o ventilar la presencia de la poesía de César Vallejo –a través del grupo Kloaka (80′-90′ en el Perú) y, sobre todo, de Montserrat Álvarez que vive desde la década de los 90′ en Paraguay– incluso en la de Douglas Diegues y compañía.

César Vallejo en español selvagem y portunhol trasatlántico

 

miércoles, 25 de agosto de 2021

Teoría y cuerpo en el teatro de Vallejo/ Pedro Granados

 


Hablando en estricto del teatro de César Vallejo; y, en particular, de su extraordinario énfasis en: “Hacer al individuo que entre en el cuerpo del prójimo, para que vea lo que es ser el otro” (Bruno Podestá, César Vallejo: Su estética teatral.  Lima: UNMSM, 1985). Laurie Lomask, y nosotros con ella, se anima a sintetizar lo siguiente: “Este uso del cuerpo, por lo tanto, es uno de los rasgos más particulares del teatro vallejiano, y uno de los rasgos que lo distingue de otros experimentos formales y filosóficos en el género teatral de la época”.  Sin embargo, luego de esta medida y meditada sentencia, la joven estudiosa norteamericana va incluso más lejos respecto a la reflexión sobre la eficacia apelativa o receptiva del performance de este teatro y plantea lo siguiente: 

“No está claro todavía cómo el cuerpo es capaz de reconciliar a personas que de otra manera a lo mejor no se entenderían. Desde luego el parecido entre dos cuerpos no significa que se disminuya la distancia entre diferentes países, culturas y clases sociales. Queda por teorizar, entonces qué es precisamente lo que Vallejo hace al manifestarse entre dos personajes, dos actores, o entre actor y público a través del espectáculo del cuerpo”.

Ahora, entre esto que “queda por teorizar”, acaso resulte útil lo que en un trabajo anterior exponíamos respecto a la lógica de la “inclusión” (uno en el otro) ya presente en la poesía de Vallejo desde “Los heraldos negros”:

“Al recorrer cada uno de sus textos comprobamos que la unidad en Vallejo no es un dígito sino una situación: la inclusión de uno en el otro; es decir, la unidad nunca está sola, la unidad por lo menos son dos, algo así como un núcleo y su protoplasma en el esquema de la célula. De este modo, este libro de poemas también son dos poemarios. El primero es el explícito y que figura como título del volumen de 1918, al que vamos a denominar texto A; el segundo, inferido del anterior, “Los heraldos blancos”, al que denominaremos texto B” (Pedro Granados, Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo. Lima: PUCP Fondo editorial, 2004).

Es decir, al teatro vallejiano le correspondería también llamar la atención sobre nuestros pliegues o dobleces sin fin; propias, autónomas, o en comunión o catálisis con la de los demás: madre-hijo, amada-amante, realidad rusa-realidad española, etc. No sólo el cuerpo del actor conlleva capas de identidades: “La del actor, la del personaje, la de sus antecedentes artísticos y mitológicos, y ahora el reflejo de otros cuerpos a su alrededor” (Lomask); sino que estas yuxtaposiciones o transparencias son las de cualquier individuo o colectivo.  Sí o sí estamos ya en comunidad o comunidades; aunque no seamos conscientes que participamos de ello. Estado latente de intersección ecológica generalizada (humana y posthumana) que, a nuestro juicio, supera los alcances de los conceptos de “lenguaje corporal” o “cinestesia”: “Igual que el efecto comunicativo del cine mudo, la cinestesia atraviesa las divisiones lingüísticas entre diversas culturas” (Lomask); y de la misma “empatía” en tanto elaboración freudiana o lacaniana: “Talento intrínseco, don que se puede aprovechar, pero que no se puede enseñar” (Lamask).  

En constituir la anagnórisis de un ritual simple y cotidiano  –y no la “lejanía” de un mito ni propiamente la “promesa” de una  utopía– allí mismo se comprueba la eficacia de Trilce/ Teatro (“Trilce/Teatro: guión, personajes y público”, libro aún inédito).  Por ejemplo, cómo el sol –a cierta hora del día–se vuelve anfibio; o cómo una ola del mar puede ser una “edición en pie,/ en su única hoja el anverso/ de cara al reverso”.  Trilce/ Teatro nos convida a participar activa e imaginativamente en este juego inagotable de intersecciones –y a la larga gratificaciones– que constituye nuestra cotidianidad. Con el añadido de que esta invitación trilceana, en tanto su cronotopo es solar-andino, tiene un sesgo cultural específico y, no por ello, menos universal. Trilce/Teatro, en suma, nos convida a constituir juntos un múltiple y complejo “archipiélago”.

https://www.lostiempos.com/actualidad/cultura/20160515/teoria-cuerpo-teatro-vallejo?page=3#comentarios