martes, 29 de junio de 2010
Vallejo y cierta literatura argentina
Borges
Las “cosas” (anverso sin reverso) del poema “Reliquias” (Los conjurados), de Borges, son semejantes a Trilce LXIX: “anverso/ de cara al reverso”. Es decir, para ambos poetas todo es puro significante; la membrana móvil del mar en Vallejo, o la Penélope ya sin cara --sin mirada y, por lo tanto, sin “reverso”-- serían equivalentes.
Cortázar
Probablemente quien mejor ha aprovechado el legado vallejiano --no sólo de Trilce, sino desde Los heraldos negros-- es la cuentística de Julio Cortázar. En lo fundamental nos referimos a la manera de aprovechar el oxímoron; el de aclimatar, de modo efímero, y no menos contraponer dos significados en una palabra o frase. Por ejemplo, en “Continuidad de los parques”, aquel principio de yuxtaposición semántica hace posible que, en efecto, estemos al final del cuento ante dos posibles desenlaces: el amante mata a su rival, por pasión, o no lo mata porque, en última instancia, duda de la sinceridad de la mujer, cae en la cuenta de la manipulación de ésta. El mismo título de este relato estaría ilustrando, didácticamente, tal recurso del oxímoron. Aquella “continuidad” no aludiría sólo a la estructura de dos espacios --el del "lector" y el de la "novela" o "cabaña del bosque"-- los cuales, juntos, en realidad constituyen sólo uno y abierto al espacio de cada lector ante el cuento de Cortázar. Sino también, tal recurso al oxímoron, en la posible hermandad semántica intrínseca entre los opuestos.
sábado, 26 de junio de 2010
VALLEJO PARA INVIDENTES
DESCRIPCIÓN
Se trata de un curso sobre la poesía de César Vallejo (1892-1938) dirigido al público en general; jóvenes y adultos (invidentes o no). Se conjugan charlas sobre la vida y el estado actual de la crítica sobre la obra del peruano; tanto como la audición y comentario de sus poemas.
METODOLOGÍA
Cada reunión repasaremos, una a una, las etapas de esta poesía. De este modo, presentaremos algunos puntos fundamentales para entender mejor esta obra de valor universal. Ilustraremos escuchando y profundizando sobre algunos poemas específicos. Nos basaremos en un CD titulado "VallejoXGranados" que no es sino la lectura, por parte de Pedro Granados, de muchos de los versos de César Vallejo. El diálogo entre todos será permanente.
TEMARIO
1. Los Heraldos Negros (1918)
2. Trilce (1922)
3. Poemas de París I (después de 1923)
4. Poemas de París II (España, aparta de mí este cáliz) (después de 1923)
DURACIÓN y CAPACIDAD
Cuatro reuniones, de dos horas cada una, durante los viernes: 2, 9, 16 y 23 (6-8 pm.); o sábados: 3, 10, 17 y 24 (10 a.m.-12 m.) del mes de julio. Máximo de veinte alumnos por sección.
COSTOS
Ochenta soles por alumno (incluye el CD)
LOCAL EN SAN BORJA
Más información:
pgranad@gmail.com
martes, 15 de junio de 2010
Análisis del poema "Los heraldos negros"
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
El «charco» (v. 16) es la imagen por excelencia de este poema y de esta parte del poemario, con sus análogos pozo, de «empozara» (v. 4); «zanja(s)» (v. 5); «caída(s) honda(s)» (v. 9); «puerta del horno» (en cuanto al contorno, sobre todo si pensamos en un horno rústico o tradicional andino) (v. 12). De esta manera, pues, y tal como nos lo ilustra el diccionario, «charco» es una unidad léxica cuya ‘agua u otro líquido’ semánticamente implica los conceptos de detenimiento y cavidad ‘de la tierra o del piso’ (Diccionario de la Lengua Española). Es decir, aquellos conceptos están opuestos de modo correlativo al movimiento circular de las aguas en el mar, y a la verticalidad de las aguas de la lluvia; dinámicas ambas fundamentales, sobre todo la del mar, en el caso de Trilce. Y, también, conceptos opuestos al movimiento dialéctico que informan, en general, los poemas de París, fruto de la última etapa en la creación poética de César Vallejo(1).
En «Los heraldos negros» asimismo está ya implícita su inversión semántica, «Los heraldos blancos», sobre todo si reparamos en la palabra «resaca» (v. 3)(2), que nos revela lo transitorio de todo el estado mental o afectivo que se refleja en aquel poema y primera parte del libro de 1918. En realidad, «Los heraldos negros» nos instala de una vez en la fenomenología de lo cíclico o de la repetición, ilustrado por antonomasia por el movimiento de las ondas marinas; es decir, el mar de «la resaca» [«de todo lo sufrido»] y el de la ola que llega a la orilla, aunque opuestos, son complementarios, uno y el mismo.
A partir de esta explicación es fundamental también reparar que este poema es liminar no sólo estructuralmente, sino también semánticamente al instalarnos en el ámbito de una «orilla», frente a un umbral o entrada al mar. El último poema de Los heraldos negros, «Espergesia» de «Canciones del hogar», semejante en su contenido metafísico o religioso al poema que nos ocupa —«Yo nací un día que Dios estuvo enfermo» (vv. 1-2, 6-7, 13-14, 19-20, 35-36), en aquel, «Golpes como del odio de Dios» (v. 2) en este—, también aparece vinculado a una escenografía marina: «luyidos vientos» (v. 25). Mas, veremos luego, esta estructuración circular del poemario en relación al elemento marino estará mucho mejor definida en Trilce donde, por ejemplo, su primer y último verso guardan una muy estrecha relación: «Quién hace tanta bulla y ni deja/ Testar las islas que van quedando [atrás]» («Trilce I»); «Canta lluvia, en la costa aún sin mar» («Trilce LXXVII»). Sin embargo, y esto resulta muy significativo, el mar liminar que percibimos en ambos poemarios es muy diferente. El del poema «Los heraldos negros» nos conduce, con «la resaca de todo lo sufrido» (v. 3), hacia la profundidad marina, espacio interior y líquido cuya opacidad u oscuridad es el color —prácticamente en todo el poemario de 1918— concomitante al adolorido sentir del yo poético y, en este sentido, la palabra «resaca» aquí también es análoga a «charco». En cambio, «Trilce I» nos hace permanecer en la superficie de las aguas y pareciera hacernos partícipes de un viaje, básicamente gozoso y lleno de luz: «seis de la tarde/ DE LOS MAS SOBERBIOS BEMOLES» (vv. 12-13).
NOTAS
(1) Dialéctico sobre todo en cuanto a una síntesis entre «inclusión» y «circularidad», las poéticas vallejianas anteriores a España, aparta de mí este cáliz. Aunque en esta última etapa de la poesía de Vallejo pueda observarse, como luego veremos, un relieve particular de las teorías darwinianas (teoría de la evolución), mas fusionadas asimismo con un principio dialéctico implícito en la importancia que por la época cobra el marxismo en la obra del poeta. Al respecto, observa Antonio Melis: «en su marxismo [el de la poesía de Vallejo] se percibe un énfasis en el materialismo biológico, concebido como algo anterior, por supuesto no cronológicamente sino ontológicamente, al materialismo histórico» (1994: 242).
(2) ‘Movimiento en retroceso de las olas después que han llegado a la orilla’ (Diccionario de la Lengua Española).
De Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo (Lima: Fondo editorial PUCP, 2004)
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viernes, 11 de junio de 2010
El enigma de Georgette Phillipart de Vallejo (VIDEO)
El volumen, Stumbling between 46 stars (colección de ensayos nuevos y algunos ya pubicados por Stephen Hart), es la primera entrega de una flamante serie de monografías auspiciadas por el Centre of César Vallejo Studies (CCVS) de la University College London, cuyo director y fundador es el profesor Hart, que iniciara sus funciones en setiembre de 2003. Adicionalmente, este volumen incluye un DVD de 11 minutos --con igual título del libro, paráfrasis del poema "Traspié entre dos estrellas"-- dirigido por el mismo Stephen Hart y protagonizado por Manuel Arenas, como Vallejo, y Danielle Degaute como su polémica esposa. En este video, en lo fundamental, se recrean desde algunos "poemas de París" el tópico de la muerte del poeta; en realidad, muerte, París, Georgette y el legado de Vallejo --representado por sus autógrafos (1)-- parecerían constituir el eje nominal y simbólico de este interesantísimo documento. Autógrafos, como sabemos, cuyas copias constituyeron un hallazgo fundamental y han sido publicadas recientemente por la PUCP (2); pero cuyo destino de los originales mantiene todavía una aureola de misterio. Vallejo, pues, sobre todo en la primera parte de la cinta; y Georgette, copando el foco de la misma en la segunda parte:
Es decir, desde el debate sobre el destino de aquellos originales --su probable destrucción, por parte de Georgette, o el actual y anónimo poseedor de los mismos (3)--, Stephen Hart nos plantea no sólo el enigma de Georgette Phillipart de Vallejo, sino también el de los muchos ávidos --los denominamos por mí enemigos-- de hacerse con los derechos de la obra del poeta. ¿Los destruyó Georgette? ¿Por qué lo hizo? Parte del video, con ella ante la tumba del poeta, pareciera sugerirnos que la “piedra” era en homenaje a su hombre --en símbolo de algo muy fuerte y perenne que compartieron (4)--, mientras que la “literatura” (representada en los autógrafos) parecería constituir aquello que siempre la separó de su amado y por ello merecería ser destruida. Me explico, lo que Georgette intenta simbólicamente romper con su gesto no es tanto la poesía de Vallejo, sino la relación radicalmente asimétrica entre la vocación de Vallejo con lo pésimo que --¿sólo en ese entonces?-- la sociedad pagó la fidelidad de aquél a su propio arte. Incomprensión e ingratitud que, luego de la muerte del poeta, pareciera también cernirse con su esposa; en el video, además de su desesperación y cólera evidentes, también es explícito, por ejemplo, el deterioro de su indumentaria: aquellos zapatos muy gastados y el ruedo del abrigo hecho jirones. Así como, ya en Lima, era también flagrante su falta de recursos para ganarse la vida y, casi al final de su existencia, su depresión por las deudas que tenía para editar las obras de su esposo que finalmente pudo hacer con Moncloa en 1968.
“Hampa letrada”, según figura en carta a Jorge Wilson (23/ 10/ 1978), denominaba Georgette a los letrados peruanos frente a las ediciones piratas de las obras de Vallejo que le robaban sus derechos de autor y el pan de la boca. “Hampa letrada”, añado, que bien puede ser asimismo internacional: Larrea leyendo de modo unilateral y creando su leyenda negra, Rama esperando la muerte de la viuda para publicar los autógrafos y, volviendo acaso al Perú, aquél que si posee los originales no lo dice y hace de esto una noria de mezquindad y ninguneo finalmente para con la memoria del mismo poeta de Santiago de Chuco, del que un día como hoy (16 de marzo) celebramos un cumpleaños más. Personalmente, no creemos que Georgette haya destruido los originales; para qué, ¿habría de colaborar ella con la leyenda negra que fomentaban sus enemigos? Los manuscritos, incluso en copia, quiérase o no ya eran públicos desde que salieron de manos de Georgette hacia Ángel Rama. Y, otra cosa quizá más importante, creemos que en poesía no hay versiones finales, sino a la larga una única versión; aquella que, idealmente por voluntad de autor, en última instancia sale al público. Es decir, si bien los autógrafos nos hacen ingresar al taller del poeta proporcionándonos una pauta del proceso de su escritura, no son aún el producto final donde con seguridad ha actuado también la gracia: los pequeñísimos y decisivos inmensos toques finales de la composición de un poema. Hay, pues, que poner límites y reparos a la quizá excesiva importancia que podamos otorgar a aquellos autógrafos en copia u originales; no vayamos a seguir alimentando una polémica que, según lo inferimos de la conferencia y de los documentos exhibidos por el profesor Stephen Hart, pareciera haber tenido como principales beneficiarios más bien a los enemigos que a los amigos de César Vallejo.
NOTAS
(1)“son las primeras versiones (52) escritas a mano por Vallejo de muchos de los Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz antes de escribir la versión mecanografiada”, según leemos en un impreso distribuido en ocasión de la charla del profesor Hart que inagurara el VII Congreso Internacional de Literatura Hispánica (Cuzco, 3 al 6 de marzo de 2008).
(2)Autógrafos olvidados. Fló, Juan y Hart, Stephen (Editores) (Lima: Editorial Rectorado PUCP, 2003). Autógrafos, según el mismo estudioso inglés, que si bien recién se publicaron este año: “Georgette debió haber encontrado en el lecho de muerte de su esposo, en 1938, que los guardó y conservó por mucho tiempo, y que poco antes de morir los habría destruido” (Culturas, La República, 13/ 4/ 2003, p.28).
(3)Según hipótesis del mismo Hart, vertidas en aquella conferencia del Cuzco, los poseedores podrían ser Enrique Ballón Aguirre, que apoyaba a Georgette frente a Juan Larrea, y al que sindica expresamente como tal Alberto Acereda; o Fernando de Syzslo que fue el albacea de Georgette y, con Jorge Puccinelli como testigo del testamento de aquélla, pareciera haber heredado los autógrafos originales y no poseer sólo, como es de público conocimiento, una versión mecanografiada del poema “Los niños anhelantes” y un mechón de pelo del poeta con el que Syzslo pintara un cuadro aún no observado [en 2008] por Stephen Hart.
(4)"He nevado tanto para que durmieras" es la traducción del enigmático epitafio que Georgette escribió para la tumba de Vallejo en Montparnasse: ““J’ai tant neige pourque tu dourmes, Georgette” (Catalina León, "Buscando un símbolo de paz", Página 12, 24/ 9/ 2006)
Es decir, desde el debate sobre el destino de aquellos originales --su probable destrucción, por parte de Georgette, o el actual y anónimo poseedor de los mismos (3)--, Stephen Hart nos plantea no sólo el enigma de Georgette Phillipart de Vallejo, sino también el de los muchos ávidos --los denominamos por mí enemigos-- de hacerse con los derechos de la obra del poeta. ¿Los destruyó Georgette? ¿Por qué lo hizo? Parte del video, con ella ante la tumba del poeta, pareciera sugerirnos que la “piedra” era en homenaje a su hombre --en símbolo de algo muy fuerte y perenne que compartieron (4)--, mientras que la “literatura” (representada en los autógrafos) parecería constituir aquello que siempre la separó de su amado y por ello merecería ser destruida. Me explico, lo que Georgette intenta simbólicamente romper con su gesto no es tanto la poesía de Vallejo, sino la relación radicalmente asimétrica entre la vocación de Vallejo con lo pésimo que --¿sólo en ese entonces?-- la sociedad pagó la fidelidad de aquél a su propio arte. Incomprensión e ingratitud que, luego de la muerte del poeta, pareciera también cernirse con su esposa; en el video, además de su desesperación y cólera evidentes, también es explícito, por ejemplo, el deterioro de su indumentaria: aquellos zapatos muy gastados y el ruedo del abrigo hecho jirones. Así como, ya en Lima, era también flagrante su falta de recursos para ganarse la vida y, casi al final de su existencia, su depresión por las deudas que tenía para editar las obras de su esposo que finalmente pudo hacer con Moncloa en 1968.
“Hampa letrada”, según figura en carta a Jorge Wilson (23/ 10/ 1978), denominaba Georgette a los letrados peruanos frente a las ediciones piratas de las obras de Vallejo que le robaban sus derechos de autor y el pan de la boca. “Hampa letrada”, añado, que bien puede ser asimismo internacional: Larrea leyendo de modo unilateral y creando su leyenda negra, Rama esperando la muerte de la viuda para publicar los autógrafos y, volviendo acaso al Perú, aquél que si posee los originales no lo dice y hace de esto una noria de mezquindad y ninguneo finalmente para con la memoria del mismo poeta de Santiago de Chuco, del que un día como hoy (16 de marzo) celebramos un cumpleaños más. Personalmente, no creemos que Georgette haya destruido los originales; para qué, ¿habría de colaborar ella con la leyenda negra que fomentaban sus enemigos? Los manuscritos, incluso en copia, quiérase o no ya eran públicos desde que salieron de manos de Georgette hacia Ángel Rama. Y, otra cosa quizá más importante, creemos que en poesía no hay versiones finales, sino a la larga una única versión; aquella que, idealmente por voluntad de autor, en última instancia sale al público. Es decir, si bien los autógrafos nos hacen ingresar al taller del poeta proporcionándonos una pauta del proceso de su escritura, no son aún el producto final donde con seguridad ha actuado también la gracia: los pequeñísimos y decisivos inmensos toques finales de la composición de un poema. Hay, pues, que poner límites y reparos a la quizá excesiva importancia que podamos otorgar a aquellos autógrafos en copia u originales; no vayamos a seguir alimentando una polémica que, según lo inferimos de la conferencia y de los documentos exhibidos por el profesor Stephen Hart, pareciera haber tenido como principales beneficiarios más bien a los enemigos que a los amigos de César Vallejo.
NOTAS
(1)“son las primeras versiones (52) escritas a mano por Vallejo de muchos de los Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz antes de escribir la versión mecanografiada”, según leemos en un impreso distribuido en ocasión de la charla del profesor Hart que inagurara el VII Congreso Internacional de Literatura Hispánica (Cuzco, 3 al 6 de marzo de 2008).
(2)Autógrafos olvidados. Fló, Juan y Hart, Stephen (Editores) (Lima: Editorial Rectorado PUCP, 2003). Autógrafos, según el mismo estudioso inglés, que si bien recién se publicaron este año: “Georgette debió haber encontrado en el lecho de muerte de su esposo, en 1938, que los guardó y conservó por mucho tiempo, y que poco antes de morir los habría destruido” (Culturas, La República, 13/ 4/ 2003, p.28).
(3)Según hipótesis del mismo Hart, vertidas en aquella conferencia del Cuzco, los poseedores podrían ser Enrique Ballón Aguirre, que apoyaba a Georgette frente a Juan Larrea, y al que sindica expresamente como tal Alberto Acereda; o Fernando de Syzslo que fue el albacea de Georgette y, con Jorge Puccinelli como testigo del testamento de aquélla, pareciera haber heredado los autógrafos originales y no poseer sólo, como es de público conocimiento, una versión mecanografiada del poema “Los niños anhelantes” y un mechón de pelo del poeta con el que Syzslo pintara un cuadro aún no observado [en 2008] por Stephen Hart.
(4)"He nevado tanto para que durmieras" es la traducción del enigmático epitafio que Georgette escribió para la tumba de Vallejo en Montparnasse: ““J’ai tant neige pourque tu dourmes, Georgette” (Catalina León, "Buscando un símbolo de paz", Página 12, 24/ 9/ 2006)
jueves, 10 de junio de 2010
César Vallejo, The Complete Poetry (Clayton Eshleman)
Quiero saludar la publicación en inglés de la poesía completa de César Vallejo; asimismo, aunque breve, la interesante entrevista a su distinguido traductor, señor Clayton Eshleman. Entre las cosas que se recogen allí, todas pertinentes y ya conocidas por los estudiosos, una ha llamado y llama poderosamente mi atención, aquello de: “Si bien sufrió profundamente, tanto mental como físicamente, encontró sentido y significado en todos lados, incluso en la terminación de la vida humana”*. Considero que los últimos estudios sobre la obra del peruano se encaminan por aquí; sin soslayar el dolor, tan socorrido por ciertas teorías de agenda o lecturas de efemérides, no escatiman el gozo, particularmente en Trilce.
*Eshleman, Clayton, “Todo Vallejo en inglés” (Entrevista por Ulises Gonzáles). El Dominical (El Comercio, 3, 12, 2006) pp. 6-7.
domingo, 6 de junio de 2010
Hitos y metamorfosis del deseo(1) en la poesía de César Vallejo
Los Heraldos negros (1918)
Oral: Zona erótica: el seno materno: “Deseo del Otro original, la madre” (Lacan) [pulsión canibalística]
Trilce (1922)
Anal – fálico
Anal: inversión: el yo poético es la madre que está a la expectativa del guano de su niño: el universo, el mundo; en Trilce I no es el yo poético el que defeca. O, de modo usual, la identificación del yo con sus propios excrementos se ha proyectado al mundo y, particularmente, al mundo de arriba: al sol; el cual, por ejemplo en Trilce XIV, sería también el que defeca: “Esas posaderas sentadas para arriba” (v.6). Asimismo, en Trilce I, el yo poético sería una madre que recibe gozosa la donación (defecación) de su hijo, el Sol --“seis de la tarde/ DE LOS MÁS SOBERBIOS BEMOLES” (vv.12-13)--, para beneficio de su “insular corazón” (v.8).
Fálico: La cuestión fundamental en Trilce es la diferenciación sexual. En este sentido, este libro describe un círculo (Trilce I a LXXVII) porque es la constatación de un hallazgo; la exploración --demorada y sistemática-- del contorno de una vulva. Territorio liminar respecto a la profundidad del útero. Espacio paralelo y semejante a la playa (escenario típico de Trilce) respecto al fondo marino --o análogos: “charco”, tarde gris y lluviosa-- característico de Los Heraldos Negros. Asimismo, y de modo paralelo a aquella exploración radial , descubrimiento perplejo --y no menos gozoso-- de la ausencia de pene en la mujer. Esto último, a diferencia de la donna fálica --la Salomé, atractiva y castradora, tan cara al Modernismo y, en especial, a la obra de Rubén Darío-- que era imagen o presencia predominante en Los Heraldos negros. Aunque, también de modo simultáneo, el yo poético testimonie otra paradoja o inversión, la de un clítoris que --tal como aquel “bravo meñique” de “Hasta el día en que vuelva” de Poemas humanos-- algún día se hará grande; de manera puntual, en “España, aparta de mí este cáliz”.
“España, aparta de mí este cáliz” (Poesía póstuma)
Fálico: Fijación hacia una madre todopoderosa. En tanto hembra-varón, semejante a Salomé, aunque a su vez distinta a ésta: no seduce para aniquilar sino, por el contrario, acoge para perpetuar la vida hacia el futuro (la de los niños y las niñas, hijos de republicanos o nacionalistas, sobrevivientes de la Guerra Civil Española). Este poderoso símbolo de la madre le permite, o sigue posibilitando a esta poesía, negar una radical diferencia entre los sexos. Es más, en el contexto de un poema tan marcadamente épico como “España…”, el mismo yo poético se hace madre a través de encarnar una voz, entre las tantas de este largo poema polifónico: “[Niños] si tardo” (v.47). El padre ha estado siempre un tanto ausente o muy arriba, como el Sol. Y, acaso justo por este motivo, no menos paradójico, es que no experimentamos en la lectura de esta poesía odio al padre.
(1) “El Deseo, en el sentido de Freud, el deseo inconsciente, ese deseo que es siempre singular de un sujeto, y no propio de la especie, es un deseo que, a diferencia de la necesidad, no camina en el sentido de la supervivencia y la adaptación. Es un deseo que por el contrario daña, es al mismo tiempo un deseo indestructible, un deseo que no se puede olvidar porque es esencialmente insatisfecho. A diferencia de la necesidad, no es una función vital que pueda satisfacerse, pues en su surgimiento mismo está coordinado con la función de la pérdida. Es cierto que Freud nos habla de realización de deseos, pero ¿no nos dice algo acerca de la realización del deseo el hecho de que sea precisamente en el sueño donde Freud lo descubre? Realización del deseo, sí, pero en el tejido del sueño, de la alucinación. ¿Y qué puede tener que ver con la necesidad biológica un deseo que se cumple, que se realiza en el tejido del sueño, esto es, en el símbolo, en el lenguaje [en la poesía]? ” Dolores Castrilo Mirat, “Necesidad, demanda, deseo” [http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/N/necesidad_demanda.htm]
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Poesía y psicoanálisis
miércoles, 2 de junio de 2010
Trilce y la marinera limeña: Plan de investigación
“Me contó Georgette [Philippart de Vallejo] cómo el cholo [César Vallejo] en días de fiesta solía bailar marinera con paisanos llegados a París. Pero de pronto se alejaba de su pareja y se quedaba solo con su pañuelo en alto” [“Entrevista inédita de César Lévano a Georgette”, El Popular (Lima, 5/ 12/ 84)]
La “sumilla” de mi reciente artículo “Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana” (http://www.ucm.es/info/especulo/numero36/trilce.html), lo ilustraría del modo siguiente:
“Entendemos que esta es, en rigor, una pequeña muestra y esbozo de un trabajo mayor donde se lea todo Trilce en clave de jarana limeña; es decir, en tanto y en cuanto evento oral-musical y corporal contextualizado en la historia del Perú --en particular el de los años veinte del siglo pasado-- y donde, por lo tanto, sus actores (en este caso concreto Lima y César Vallejo) guardan específicas relaciones de afinidad y de mutuo rechazo. Creemos que Trilce, como muletilla del canto y adorno del baile de jarana, va más allá de incidir en la naturaleza multidimensional de este maravilloso libro de 1922: letra, ritmo y coreografía, a un tiempo. Nos invita a pensar que la suerte de los indígenas --la Sierra de su Perú-- no fue la única que desveló a César Vallejo, sino que el mestizaje y modernización de Lima también coparon su interés; muy en particular, lo seguiremos investigando, la presencia y rol de lo afro-peruano. Ingrediente, es obvio, sin lo cual no es posible la marinera y, creemos, no lo sería tampoco este poemario”
Esta aparentemente insólita perspectiva afro se liga, además, con mi interés general por las conexiones y relaciones culturales entre el caribe (por extención también el Brasil) y el mundo andino; en específico entre el Perú y la República Dominicana. Soy un militante de esos vasos comunicantes en tanto estudioso y también autor de novelas y poemarios. Y aquél sería también, en síntesis, el objeto de mi investigación para los próximos tres años: una lectura completa de Trilce en clave de marinera limeña. Estudio que implicaría no sólo el reto de hacernos de una teoría y metodología literaria renovadas para este fin: tratar este poemario cual un acontecimiento musical-corporal; por lo tanto, performance cultural no menos multidimensional. Trilce sería un conjunto de escenarios y escenificaciones encarnados en su época; aunque un tanto más utópicos que inverosímiles. Además, este estudio nos permitiría ampliar también, para el contexto de nuestra vanguardia latinoamericana, cánones, relaciones sociales y tecnologías literarias que entre nosotros quizá todavía no han sido abordadas de modo suficiente.
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