Todas las ponencias tuvieron lugar en el Centro Cultural de España, en
Montevideo, entre los días 14 al 16 de abril último. Artículos de las
Actas del Congreso Internacional
Vallejo Siempre [Gladys Flores Heredia y Andrés Echevarría (editores). Lima: Cátedra Vallejo, 408 pp.] que,
por entregas, iremos aquí reseñando entre los que de modo más urgente nos
interpelan.
Reseña I
Laurie Lomask (CUNY), “Teoría y espectáculo del cuerpo en el teatro de
César Vallejo”, 247-257.
Hablando en estricto del teatro de César Vallejo; y, en particular, de
su extraordinario énfasis en: “hacer al
individuo que entre en el cuerpo del prójimo, para que vea lo que es ser el
otro” (Bruno Podestá, César Vallejo: Su estética teatral. Lima:
UNMSM, 1985, 225). Laurie Lomask, y nosotros con ella, se anima a sintetizar lo
siguiente: “Este uso del cuerpo, por lo tanto, es uno de los rasgos más
particulares del teatro vallejiano, y uno de los rasgos que lo distingue de
otros experimentos formales y filosóficos en el género teatral de la época”
(248). Sin embargo, luego de esta medida
y meditada sentencia, la joven estudiosa norteamericana va incluso más lejos
respecto a la reflexión sobre la eficacia apelativa o receptiva del
performance de este teatro y plantea lo
siguiente:
“no está claro todavía cómo el cuerpo es capaz de reconciliar a personas
que de otra manera a lo mejor no se entenderían. Desde luego el parecido entre dos cuerpos no
significa que se disminuya la distancia entre diferentes países, culturas y
clases sociales. Queda por teorizar,
entonces qué es precisamente lo que Vallejo hace al manifestarse entre dos
personajes, dos actores, o entre actor y público a través del espectáculo del
cuerpo” (252).
Ahora, entre esto que
“queda por teorizar”, acaso resulte útil lo que en un trabajo anterior
exponíamos respecto a la lógica de la “inclusión” (UNO en el OTRO) ya presente
en la poesía de Vallejo desde Los
heraldos negros:
“Al recorrer cada uno de sus textos comprobamos que la unidad en Vallejo
no es un dígito sino una situación: la inclusión de uno en el otro; es decir,
la unidad nunca está sola, la unidad por lo menos son dos, algo así como un
núcleo y su protoplasma en el esquema de la célula. De este modo, este libro de
poemas también son dos poemarios. El primero es el explícito y que figura como
título del volumen de 1918, al que vamos a denominar texto A; el segundo,
inferido del anterior, «Los heraldos blancos», al que denominaremos texto B” (Pedro Granados, Poéticas y utopías en la poesía de CésarVallejo. Lima: PUCP Fondo editorial,
2004, 16)
Es decir, al teatro vallejiano le correspondería también llamar la
atención sobre nuestros pliegues o dobleces sin fin; propias, autónomas, o en
comunión o catálisis con la de los demás: madre-hijo, amada-amante, realidad
rusa-realidad española, etc. No sólo el
cuerpo del actor conlleva capas de identidades: “la del actor, la del
personaje, la de sus antecedentes artísticos y mitológicos, y ahora el reflejo
de otros cuerpos a su alrededor” (Lomask 251); sino que estas yuxtaposiciones o
transparencias son las de cualquier individuo o colectivo. Sí o sí estamos ya en comunidad o
comunidades; aunque no seamos conscientes que participamos de ello. Estado latente de intersección ecológica generalizada
(humana y posthumana) que, a nuestro juicio, supera los alcances de los
conceptos de “lenguaje corporal” o “cinestesia”: “Igual que el efecto
comunicativo del cine mudo, la cinestesia atraviesa las divisiones lingüísticas
entre diversas culturas” (Lomask 252); y de la misma “empatía” en tanto
elaboración freudiana o lacaniana: “talento intrínseco, don que se puede
aprovechar, pero que no se puede enseñar” (Lomask 254).
En constituir la anagnórisis de un ritual simple y cotidiano --y no la “lejanía” de un mito ni propiamente
la “promesa” de una utopía-- allí mismo
se comprueba la eficacia de Trilce/ Teatro (“Trilce/Teatro: guión, personajes y
público”, libro aún inédito). Por
ejemplo, cómo el sol --a cierta hora del día-- se vuelve anfibio; o cómo una
ola del mar puede ser una “edición en pie,/ en su única hoja el anverso/ de
cara al reverso”. Trilce/ Teatro nos
convida a participar activa e imaginativamente en este juego inagotable de
intersecciones --y a la larga gratificaciones-- que constituye nuestra
cotidianidad. Con el añadido de que
esta invitación trilceana, en tanto su cronotopo es solar-andino, tiene un
sesgo cultural específico y, no por ello, menos universal. Trilce/Teatro, en suma, nos convida a
constituir juntos un múltiple y complejo “archipiélago”.