Prof. José Amálio de Branco Pinheiro
PRÓLOGO a Trilce: húmeros para bailar
Ao nos propor um
con-viver performático com César Vallejo (não se trata já de apenas ler), a
partir de uma partitura de inscrições (não se trata mais de escrever) musicais
(a marinera e suas fugas e síncopes
etc.) e sexuais (amores com Otilia e suas ramificações) vinculada organicamente
à cultura andino-mestiça dos arrabaldes festivos em formação e movimento da
Lima dos 1900 e poucos, Pedro Granados impugna, de chofre, as consabidas
interpretações político-essencializantes e nos abre, em leque risonho, o vaivém
diagramático de Trilce aos textos de
antes e depois. O mesmo Vallejo viria a dizer mais tarde, nos Poemas Humanos: “Quiero escribir, pero
me sale espuma” /(...) “Quiero escribir, pero me siento puma”, como a mencionar
essa coisa toda vinda de baixo, dos lados e de dentro que abalroa as palavras.
Desse modo são
postos em ação e presença, através de glossolalias e mesclas rítmico-poéticas
represadas no papel (em ziguezague com a rua e suas gingas e cadências), aquilo
que uma crítica acabrunhada não consegue ver: os aspectos gozosamente múltiplos
e variantes de uma cultura índio-mulata que não se explica pelos dualismos
ocidentalizantes (interno e externo, cultura e natureza, signo e referente) de
plantão e ainda em voga. Trilce (todas
essas aves falando dentro da boca) seria o espaço mítico de máxima concentração
e contração sintáticas desse excesso metonímico em que, “a modo de un
indigenismo minimalista incluyente”, não se produz sentido, mas um território
de possíveis que encadeia as alteridades (mapeado pela tendência dos povos
ameríndios à incorporação barroquizante do exógeno assimétrico).
Mais ou menos:
nunca podemos saber o que é o outro, mas podemos tê-lo em nós. Ou como diria o
próprioVallejo: “Índio después del hombre y antes de él!”. Por isso, vai
desdobrando o vallejista peruano, não se pode pensar uma filosofia ameríndia,
já que não podemos ser pensados a partir da “evolução” do pensamento do
Ocidente, e a partir de um modo de conhecimmento apenas humano-racional, o que
é poética e antropologicamente grave. Daí serem tão importantes, com Pedro
Granados, as análises erótico-numéricas (“h(n)úmeros para bailar”), em que o cholo de Santiago de
Chuco/Trujillo/Lima/Paris destrincha e dissipa, na confluência das comissuras
do sexo, dos contornos da dança e da marchetaria oralizante, e junto a
pertinentes acontecimentos biografemáticos (veja-se a saga Otilia/mãe/filho
abortado etc.), as batidas sínteses e dialéticas pós-coloniais, pós-hegelianas
e pós-modernas, sempre sucessivas e epocais, em curso. Sequer o conceito de
modernidade pode conter um campo de relações em contínua reversão
progressivo-regressiva, visto que as transformações desviantes e as
metamorfoses impedem toda ordenação estrutural fixa.
Daí ser de tanto
interesse, neste Trilce de Pedro
Granados, a interação, na acupuntura dos versos e estrofes, entre um devir-índio,
um devir-crioulo e o devir-qualquer-coisa, essa entrada dos objetos da paisagem
nos corpúsculos e interstícios (Lezama Lima) do poema, mapeados rizomática e
silabicamente pelos ensinamentos, cromatismos e gestos gráficos do sol e do
mar.
Amálio Pinheiro
PUC – São Paulo
PRÓLOGO
Al proponernos un con-vivir
performático con César Vallejo (no se trata ya de apenas leerlo), a partir de
una partitura de inscripciones (no se trata más de escribir) musicales (la marinera y sus fugas y síncopes, etc.)
y sexuales (amores con Otilia y sus ramificaciones) vinculada orgánicamente a
la cultura andino-mestiza de los arrabales festivos en formación y movimiento
de la Lima de los 1900 y pico, Pedro Granados impugna, de golpe, las consabidas
interpretaciones político-esencializantes y nos abre, en un abanico risueño, el
vaivén diagramático de Trilce a los
textos de antes y después. El mismo Vallejo vendría a decir más tarde, en los Poemas Humanos: “Quiero escribir, pero
me sale espuma”/(…) “Quiero escribir, pero me siento puma”, como si mencionara
toda esa cosa que viene de abajo, de los costados y de dentro que embiste las
palabras.
De este modo se ponen en acción y
presencia, a través de glosolalias y mezclas rítmico-poéticas contenidas en el
papel (en zigzag por la calle y sus balanceos y cadencias), aquello que una
maniatada crítica no consigue ver: los aspectos gozosamente múltiples y
variantes de una cultura indio-mulata que no se explica por los dualismos
occidentalizantes (interno y externo, cultura y naturaleza, signo y referente)
canónicos y aún en boga. Trilce (todas esas aves hablando dentro
de la boca) sería el espacio mítico de máxima concentración y contracción
sintácticas de ese exceso metonímico en que, “a modo de un indigenismo
minimalista incluyente”, no se produce sentido, más sí un territorio de
posibilidades que enlaza las alteridades (mapeado por la tendencia de los
pueblos amerindios a la incorporación barroquizante de lo exógeno asimétrico).
Acaso de esta manera: nunca podemos
saber lo que es el otro, pero podemos tenerlo dentro. O como diría el mismo
Vallejo: “Indio después del hombre y antes de él!”. Por eso, va argumentando el
vallejista peruano, no se puede pensar una filosofía amerindia, ya que no
podemos ser pensados a partir de la “evolución” del pensamiento de Occidente, y
a partir de un modo de conocimiento apenas humano-racional, lo que es poética y
antropológicamente grave. De ahí que sean tan importantes, para Pedro Granados,
los análisis erótico-numéricos (“h(n)úmeros para bailar), en los que el cholo de Santiago de
Chuco/Trujillo/Lima/París desenreda y disipa, en la confluencia de las
comisuras del sexo, la elegancia de la danza y la carpintería oralizante, y
junto a pertinentes acontecimientos biografemáticos (véase la saga
Otilia/madre/hijo abortado etc.), las manidas síntesis y dialécticas
post-coloniales, post-hegelianas y post-modernas, siempre sucesivas y epocales,
en curso. Ni siquiera el concepto de modernidad puede contener un campo de
relaciones en constante reversión progresivo-regresiva, ya que las
transformaciones desviantes y las metamorfosis impiden cualquier ordenación
estructural fija.
De ahí de ser de tanto interés, en
este Trilce de Pedro Granados, la
interacción, en la acupuntura de los versos y estrofas, entre un devenir-indio,
un devenir-criollo y el devenir-cualquier-cosa, esa entrada de los objetos del
paisaje en los corpúsculos e intersticios (Lezama Lima) del poema, mapeados
rizomática y silábicamente por las enseñanzas, colores y gestos gráficos del
sol y del mar.
Amálio Pinheiro
(Trad. Giane Lessa)
PUC-São Paulo
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