A los 120 años de César Vallejo
En Lima... En Lima está lloviendo
el agua sucia de un dolor
qué mortífero! Está lloviendo
de la gotera de tu amor.
No te hagas la que está durmiendo,
recuerda de tu trovador;
que yo ya comprendo... comprendo
la humana ecuación de tu amor.
Truena en la mística dulzaina
la gema tempestuosa y zaina,
la brujería de tu "sí".
Mas, cae, cae el aguacero
al ataúd, de mi sendero,
donde me ahueso para ti...
ANÁLISIS
1. Primera estrofa: Entendemos que aquel “tu amor” (v. 4) es también:
A) Sucio
B) Abundante
C) Sincero
D) A y B
E) Ninguna de las anteriores
2. Segunda estrofa: Aquella “humana ecuación” (v .8) se refiere a:
A) Sueño
B) Cálculo
C) Recuerdo
D) Cariño
E) Ninguna de las anteriores
3. Tercera estrofa:
Dada la definición de dulzaino, na. (v. 9)
De dulce
1. adj. coloq. Demasiado dulce, o que está dulce no debiendo estarlo.
2. f. despect. Cantidad abundante de dulce malo.
Y de zaino, na. (v. 10) (Del ár. hisp. zahím, indigesto, antipático, desagradable, y este del ár. clás. zahim, pringoso).
1. adj. Traidor, falso, poco seguro en el trato.
El “sí” de la amada pasa en el poema como:
A) Honesto
B) Falso
C) Traidor
D) B y C
E) Ninguna de las anteriores
4. Cuarta estrofa: “sendero” es una metáfora de:
A) La amada
B) El yo poético
C) El aguacero
D) El hueso
E) Ninguna de las anteriores
5. Si la “amada” del poema “Lluvia” fuera la ciudad de Lima, donde Vallejo vivió como un provinciano. Y considerando la extraordinaria y sutil alusión sexual-mortal del verso final: “donde me ahueso para ti…”. Estaríamos ante un poema de:
A) Odio radical a la capital
B) Amor ciego a la capital
C) Amor y odio a la capital
D) Indiferencia ante la capital
E) Ninguna de las anteriores
viernes, 16 de marzo de 2012
lunes, 30 de enero de 2012
El César Vallejo que no conoció Julio Ortega
“El César Vallejo que yo no conocí” [Vapor transatlántico: nuevos acercamientos a la poesía hispánica y norteamericana contemporánea (Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos/ Fondo de Cultura Económica y Hofstra University, 2008) 39-45] es una breve comunicación que glosa el conocido testimonio de Ciro Alegría, “El César Vallejo que yo conocí”. Contra esta última presunción de legibilidad, Julio Ortega se refiere más bien a aquella opaca que alcanzó a percibir: “tras las versiones de quienes compartieron con él algunos tramos del camino”; y estos testigos principales, entre tantos otros personajes colaterales de su relato, son los tres siguientes: Alejo Carpentier, Juan Larrea y Georgette de Vallejo.
El primero de ellos, Carpentier --“uno de los amigos más cercanos de Vallejo en París”-- sorprende a Ortega ya que en modo alguno satisface su curiosidad por una posible participación o repercusión --en el peruano-- del rompimiento del antillano, junto a Robert Desnos, con el líder del surrealismo, André Breton. Ninguna anécdota al respecto de parte de Alejo Carpentier. Sin embargo, Julio Ortega enfatiza que ambos escritores, el autor de El reino de este mundo y el autor de Trilce, tenían algo fundamental en común: “su compleja relación con el momento literario europeo”. Es decir, cada uno buscaba a su modo una respuesta cultural propia de América Latina; al surrealismo y al existencialismo --por vía de la antropología o etnología--, Carpentier; a la política, o la del intelectual al servicio de la clase trabajadora, Vallejo vía más bien un peculiar marxismo .
Juan Larrea, por su parte, quien elaborará su tesis de España salvada del fascismo en América Latina, precisamente gracias a Vallejo; convirtiendo al poeta andino: “en el heraldo espiritual de esta España extraviada, recuperada en el lenguaje poético vallejiano para los tiempos futuros”; sí soltará prenda a Ortega, confesándole a éste su predilección de la poesía del peruano respecto a la de Huidobro.
En fin, el último testigo con el que Julio Ortega va armando su mosaico vallejiano es Georgette. Espiritista, a decir del estudioso peruano: “convocaba a Vallejo que, según ella, concurría a su llamado”. Mas, acaso lo más pertinente, según este mismo crítico es que: “Era muy laborioso esclarecer los enigmas vallejianos con ella porque su lectura de la obra pasaba por sus propias convicciones. Ella había asumido que el poeta era ortodoxamente marxista, y todo lo interpretaba en esa clave”.
Por último, aunque así, lúcidamente comienza esta nota orteguiana, nos plegamos a estas palabras a modo de síntesis: “Muchos han leído su poesía como si fuese su biografía y, me temo, el Vallejo que creen conocer es una invención sentimental [él mismo ya había dicho: “Me han confundido con mi llanto”], forjada por la figura del poeta marginal, bohemio, pobre y sin oficio; figura, además, derivada del paradigma romántico del rebelde que se enfrenta a la sociedad y documenta su sacrificio”.
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Julio Ortega y César Vallejo,
Poesía de César Vallejo
CÉSAR VALLEJO O LA ESCRITURA DE COMBATE. MADRID, 1931/ José Luis Corazón Ardura
Estimado señor,
me dirijo a usted con el único motivo de hacerle llegar un breve texto con el cual participé en el premio de Telefónica, dedicado a la estancia madrileña del poeta. Soy un investigador español que se encuentra a la mitad de un ensayo literario acerca de la escritura vallejiana, con vistas a obtener un doctorado en teoría literaria, si eso puede decirse, durante este año.
Le agradezco su disposición y todas las informaciones actuales que va desgranando en su blog, las cuales son de gran importancia para aquellos que seguimos estudiando su obra desde España que, dicho sea de paso, no ha dedicado demasiados estudios a la obra de Vallejo en los últimos tiempos.
Atentamente,
José Luis Corazón Ardura (Madrid, 1973). Doctor en Filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid (2005) Jefe de redacción de la revista Sublime arte + cultura contemporánea (sublimeart.net). Es Profesor de Filosofía de Educación Secundaria. Ha colaborado en diversas publicaciones como Microfisuras, Contrastes o La alegría de los naufragios. Ha formado parte del IV Foro Internacional de expertos en arte contemporáneo (ARCO’ 06) Escritor y comisario de exposiciones.
PDF:
http://blog.pucp.edu.pe/media/793/20120130-cesar_vallejo_o_la_escritura_de_combate_premio_vallejo_madrid_1931_jose_luis_corazon_ardura.pdf
miércoles, 21 de septiembre de 2011
"Che" Guevara leyó "Los herlados negros" para su esposa poco antes de ser fusilado
"Che" Guevara leyó a César Vallejo para su esposa poco antes de ser fusilado
Grabación del líder revolucionario aparece en documental biográfico estrenado el año pasado
Miércoles 21 de septiembre de 2011 - 04:23 pm
El documental de octubre de 2010 dirigido por el argentino Tristán Bauer, “Che, un hombre nuevo”, se extiende por sobre los hechos más saltantes del líder de la Revolución Cubana, quien vio el fin de sus días a los 39 años, en Bolivia, donde buscaba replicar el movimiento.
Es así que la obra, basada en materiales de archivos militares y familiares inéditos, también recoge un audio que las fuerzas armadas bolivianas, que ultimaron al argentino, guardaban en sus archivos.
En él, y a poco de ser fusilado tras su captura, se escucha a Guevara leyendo la obra del celebrado vate peruano, “Los Heraldos Negros”, luego de una breve dedicatoria a su esposa, de quien se despide con el texto: “Esto es lo único íntimamente mío, e íntimamente conocido de los dos, que puedo dejarte ahora”. Entonces, inicia una sentida lectura de “Los Heraldos Negros”.
El filme, estrenado el año pasado, ganó el premio a Mejor documental en el Festival de Cine de Montreal.
viernes, 29 de julio de 2011
martes, 14 de junio de 2011
Ao meu irmão Miguel/ Leila Yatim (Traducción)
Irmão, hoje estou no poial da casa.
Onde fazes uma falta sem fundos e
Me lembro que brincávamos esta hora, e que mamãe
Nos acariciava: “Mas, filhos...”
Agora eu me escondo,
Como antes, todas essas orações
Vespertinas, e espero que você não dê comigo.
Pela sala, no saguão, nos corredores.
Depois, você se oculta, e eu não dou com você.
Me lembro que nos fazíamos chorar,
Irmão, naquele jogo.
Miguel, você se escondeu
Uma noite de agosto, ao amanhecer;
Mas, ao invés de te ocultares rindo, estavas triste.
E teu gêmeo de coração dessas tardes
Extintas entediou-se de não te encontrar. E já cai sombra na alma.
Escute, irmão, não demores
Em sair. Está bem? Mamãe pode se inquietar.
domingo, 29 de mayo de 2011
Despedida relembrando um adeus/ Leila Yatim (trad.)
Ao cabo ao fim, por último,
Tomo, voltei e acabo-me e os gemo, dando-os
A chave, meu chapéu, essa nota para todos.
Ao cabo da chave está o metal em que aprendêramos
A desdourar o ouro, e está, ao fim
Do meu chapéu, este pobre cérebro mal penteado,
E, último vaso de fumaça, em seu papel dramático,
Jaz este sonho prático da alma.
Adeus irmãos são pedros,
Heráclitos, erasmos, espinosas!
Adeus, tristes bispos bolcheviques!
Adeus, governadores em desordem!
Adeus, vinho que está na água como vinho!
Adeus, álcool que está na chuva!
Adeus também, me digo a mim mesmo,
Adeus, vôo formal dos miligramas!
Também adeus, de modo idêntico,
Frio do frio e frio do calor!
Ao cabo, ao fim, por último, a lógica
Os lindeiros do fogo,
A despedida relembrando aquele adeus.
"Despedida recordando un adiós" – César Vallejo, 12 oct. 1937.
Leila Yatim, alumna de la UNILA (Universidade Federal da Integração Latino-americana)
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